La EPOC es el grupo de enfermedades pulmonares caracterizadas por un flujo de aire limitado, con grados variables de ensanchamiento de los alveolos, inflamación de las vías respiratorias y destrucción del tejido pulmonar. Es una enfermedad crónica y de evolución lenta y progresiva cuya causa principal es consumir o haber consumido tabaco. Sus dos formas más comunes son la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.
Sus síntomas empiezan a manifestarse alrededor de los 45 o 50 años y su prevalencia es mayor en los hombres, aunque se espera que aumente el número de mujeres afectadas debido al incremento de fumadoras. La EPOC se caracteriza inicialmente por la presencia de tos y expectoraciones, especialmente matutinas, al menos durante dos años consecutivos. Posteriormente, en el desarrollo de la enfermedad, se producen silibancias y disneas; y la calidad de vida del paciente se ve mermada considerablemente. En la evolución de la EPOC y en estados avanzados de la enfermedad puede aparecer insuficiencia respiratoria crónica y cor pulmonale.
Según datos del estudio IBERPOC, realizado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la prevalencia de la EPOC en España es de un 9,1 por ciento. En cifras, esto supone que 1.232.000 españoles entre 40 y 69 años padecen la enfermedad, y el 75 por ciento no están diagnosticados. La prevalencia más alta se encontró en varones, mayores de 60 años y fumadores de más de 30 paquetes de cigarrillos al año. Esta enfermedad genera alrededor del 10 por ciento de las consultas en A.P. y supone la quinta causa de muerte a nivel mundial.
La gran mayoría de los casos de EPOC están causados por el humo del tabaco, aunque existen también otros probables motivos. Estos se refieren a factores ambientales o sociales, y son la exposición laboral, la contaminación atmosférica, la predisposición genética o sufrir infecciones respiratorias, aunque todavía son necesarios estudios controlados para confirmar estas hipótesis como factores de riesgo para el desarrollo de esta patología.
El papel del médico de familia
El consejo del médico de Atención Primaria de abandonar el tabaquismo ha de ir acompañado del diagnóstico precoz y de otras medidas de prevención. La Atención Primaria debe ser el lugar propicio para intentar diagnosticar lo antes posible a los pacientes y frenar el inexorable deterioro que produce la enfermedad en su evolución natural.
La forma más básica de detección precoz es la espirometría. Es la mejor manera de diagnosticar la EPOC, cuantificar su gravedad y ver su evolución. Se toma como referencia el FEV1 (volumen espiratorio forzado en el primer segundo) y la FVC (capacidad vital forzada). Se considera que existe obstrucción al flujo aéreo cuando el FEV1 es inferior al 80 por ciento del valor de referencia y la relación FEV1/FVC es inferior a 70 por ciento. Con la espirometría también se puede averiguar el pronóstico de la enfermedad, ya que cuanto mayor es el descenso anual del FEV1, peor es éste.
El doctor Jesús Molina París, coordinador del Grupo de Respiratorio de la semFYC y médico de familia en el Centro de Salud Francia de Fuenlabrada (Madrid), destaca la importancia de realizar espirometrías. A su juicio, al no ser los síntomas iniciales (tos, expectoración) exclusivos se esta enfermedad, 'se plantea la necesidad de realizar una espirometría a todos los pacientes fumadores al llegar a los 40 años, en un intento de detección precoz', antes de manifestar síntomas más importantes que indiquen un deterioro irreversible. Aunque la historia clínica de tos matutina, infecciones respiratorias frecuentes o la disnea en esfuerzos moderados deben poner en alerta al médico, la espirometría forzada es una prueba imprescindible en el diagnóstico y la valoración de la severidad. 'Así se contempla en los puntos clave del programa GOLD', señala el doctor Molina París, 'donde se hace especial mención a la necesidad de una mayor utilización de esta prueba en Atención Primaria'.
Esta necesidad se contrapone a que en ocasiones existen dificultades para acceder a ella, 'aunque este hecho es una realidad que está en proceso de cambio', opina el coordinador de respiratorio de la semFYC.
Además, en la evaluación inicial se debe realizar también el test de broncodilatación con el fin de valorar la posible respuesta inicial del paciente a los broncodilatadores, y la radiografía de tórax (para confirmar o descartar neumotórax).
Otras pruebas que pueden realizarse en el caso de diagnóstico de EPOC son la determinación de volúmenes pulmonares (DLCO), la gasometría, analítica, ecocardiograma y Tomografía Axial Computerizada (TAC), que se utiliza para evidenciar alteraciones morfológicas asociadas con la obstrucción crónica del flujo aéreo.
Medidas y tratamientos farmacológicos
Como indica el doctor Molina París, de todas las medidas que se pueden utilizar únicamente el abandono del tabaquismo y la oxigenoterapia, en los casos indicados, han demostrado aumentar la expectativa de vida de los pacientes. Por ello, es especialmente importante dedicar todo el esfuerzo posible a que el paciente deje de fumar. En todo enfermo de EPOC debe recomendarse realizar ejercicio físico regularmente, llevar una dieta equilibrada y controlar el peso corporal, la vacunación antigripal en otoño y la vacunación antineumocócica. Respecto a esta última, 'aunque no hay evidencia suficiente para generalizar su administración a todos los pacientes con EPOC, presenta una buena relación coste-beneficio'.
El tratamiento farmacológico de la EPOC se basa fundamentalmente en el uso de broncodilatadores, principalmente en dos tipos de fármacos: B2 adrenergéticos y anticolinérgicos. El tratamiento inhalado con corticoides estaría recomendado en pacientes con FEV1 por debajo del 50 por ciento del valor de referencia y frecuentes exacerbaciones que hayan requerido tratamiento con antibióticos o corticoides orales.
Los objetivos fundamentales del tratamiento son frenar la progresión de la enfermedad, aliviar los síntomas del paciente (mejorando la disnea), prevención y corrección de las complicaciones, mejorar la tolerancia al ejercicio y, en general, el estado de salud y la calidad de vida del paciente.
La importancia de la información
Por todo ello, la información es fundamental. Tanto los médicos del primer nivel como las autoridades sanitarias han de insistir en la necesidad de abandonar el hábito tabáquico y en concienciar a la población, que es el objetivo fundamental del Día Mundial de la EPOC.
A pesar del esfuerzo que en los últimos años se está realizando por parte de las Sociedades Científicas para difundir la importancia que tiene esta enfermedad, el doctor Molina es de la opinión de que la sociedad no está suficientemente informada. 'Los pacientes confunden los síntomas habituales de este problema de salud con los que pueden derivarse del tabaquismo. Esto es así precisamente porque desde las instituciones sanitarias no se ha realizado el esfuerzo de difusión que precisa una enfermedad que puede limitar de forma muy importante la calidad de vida de los pacientes'. Quizá lo más importante, añade, es que la EPOC se puede prevenir en la mayoría de los casos, y hay que transmitir la importancia que tiene el tabaco en su aparición. 'Hasta tal punto esto es importante que algunos expertos mantienen que hay que poner en duda el diagnóstico de EPOC si el paciente no ha fumado o no ha estado nunca expuesto al humo del tabaco', señala el doctor Molina.
En cuanto al futuro y su prevalencia en los próximos años, ésta dependerá directamente del hábito de fumar, de manera que variará según el consumo. 'Por todo ello es preciso realizar políticas saludables para evitar el comienzo de esta dependencia y, si ya se es fumador, promover su abandono. Este debe ser el mensaje que la administración sanitaria debe transmitir a la sociedad', concluye.