El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, un tipo de demencia cuya prevalencia no para de crecer en todo el planeta. Las cifras son demoledoras, pero más allá de ellas, hay que destacar que esta patología es una de las más difíciles, no sólo por las escasas posibilidades de tratarla, pese a las numerosas investigaciones en marcha, sino también por su peor futuro, en el sentido de que va a seguir aumentando inexorablemente al estar estrechamente ligada al proceso de envejecimiento.
En España actualmente hay entre 600.000 y 700.000 enfermos de Alzheimer (unos 25 millones de afectados en todo el mundo) y se prevé que para el año 2025 la cifra crezca hasta llegar a afectar a una población de entre 1,5 y 1,7 millones de personas. Por regla general, esta patología, cuyas causas siguen siendo desconocidas, se manifiesta partir de los 65 años, aunque puede aparecer a veces antes incluso de los 50, afectando a hombres y mujeres en una proporción similar.
Sobre la esfera de la Atención Primaria recae la no fácil responsabilidad del diagnóstico. Desde este punto de vista, y partiendo de la base de que todavía no existe ninguna herramienta que permita hacer un diagnóstico precoz, 'los profesionales de Primaria nos estamos centrando en intentar diagnosticar lo más pronto posible, una vez que han aparecido las manifestaciones clínicas iniciales. Lo cierto es que llevamos trabajando mucho tiempo en este tema y aunque se ha ampliado la formación a los profesionales y a los familiares, todavía existe un infradiagnóstico muy importante', señala José Luis Rodríguez Cubas, médico del primer nivel asistencial que desarrolla su labor en la Comunidad Canaria. De hecho, algunos estudios recientes, como el efectuado por profesionales de Atención Primaria de la localidad madrileña de Leganés, concluyen que sólo tres de cada diez enfermos de Alzheimer están diagnosticados.
Esta lucha también afecta al entorno del enfermo, 'en el sentido de que hay familiares que atribuyen los déficits iniciales de la patología al propio envejecimiento normal, con lo que no acuden al sistema sanitario demandando ayuda porque piensan que es un proceso lógico del propio envejecimiento', señala el Dr. Rodríguez Cubas. Las campañas de información han ido paliando esta circunstancia, aunque no lo suficiente. 'en parte debido a que el Alzheimer sigue estando rodeado de una etiqueta, por así decirlo, de marginalidad', afirma este experto.
Por el lado de los profesionales, 'también existe la creencia de que este proceso va ligado al envejecimiento y que nada se puede hacer'. Además, se choca con la presión asistencial que hace que algunos profesionales prefieran dedicar su tiempo a problemas que tienen un tratamiento más efectivo o que da resultados más a corto plazo. Para este médico canario, existe otro factor más que juega en contra de esta enfermedad y es el desinterés para muchos compañeros de profesión. 'Ha habido indudablemente una escasa formación durante muchos años en Primaria sobre este tipo de temas, sobre cuáles son los síntomas de sospecha o cuál es el manejo de los test psicométricos'.
Además de la alta tasa de infradiagnóstico del Alzheimer, en aquellos casos en que se detecta la media de retraso es considerable, éste se establece en unos cinco años respecto al inicio de los síntomas, lo que 'es una cifra alarmante'.
En opinión de este experto, en las consultas no se observa una gran demanda de información sobre las terapias génicas y las investigaciones con células madre embrionarias o adultas encaminadas a curar esta demencia concreta, pese a que el centro de investigación de Granada, dependiente de la Junta de Andalucía, ya trabaja en esta dirección. Los pacientes y, sobre todo sus familiares, demandan información sobre tratamientos específicos, afirma Rodríguez Cubas, incluso es necesario informar muy detenidamente al 'ofrecer la posibilidad de participar en proyectos de investigación de nuevos fármacos o de nuevas terapias', subraya este médico canario.
A juicio de Víctor González, médico de Atención Primaria en Salamanca y experto en temas en demencias, la enfermedad de Alzheimer es 'tan compleja y tan destructiva para el enfermo y para el núcleo familiar que en ocasiones el apoyo que puede prestar el Equipo de Atención Primaria es poco, puesto que no existe una preparación previa y un trabajo de adaptación, de información y formación en las primeras fases de la enfermedad'.
Según este experto, la A.P. debería mejorar la atención a la enfermedad de Alzheimer y al resto de enfermedades que provocan deterioro cognitivo en general. En este sentido, destaca la necesidad de 'un cambio de actitud de 180 grados desde la posición relativamente estática existente en la actualidad, hacia una de sospecha activa, que iría dirigida, no a la realización del cribado sistemático de la población, puesto que hasta el momento ninguna prueba tiene la capacidad suficiente para servirnos como método de diagnóstico precoz, pero sí para la detección de los primeros síntomas, de manera que podamos hacer una detección lo más temprana posible'. González coincide con su colega en que las tasas de infradiagnóstico de esta enfermedad son altas.
En su opinión, existe la creencia de que 'no hay nada que hacer. y el hecho de que sea incurable, no significa que no existan otras medidas que puedan y deban tomarse, empezando por cumplir con nuestra responsabilidad como profesionales, que supone la delimitación del problema, descartando que el síndrome de deterioro cognitivo no esté siendo ocasionado por alguna patología reversible', apunta este experto.
Actualmente existen tratamientos paliativos 'eficaces, aunque modestamente' para controlar los trastornos cognitivos y psicológicos, y retrasar el deterioro funcional en la enfermedad. 'La posibilidad 'señala el doctor Víctor González- de emplear tratamientos no farmacológicos, mediante diferentes técnicas de psicoestimulación, y el compromiso de acompañamiento al cuidador principal y a la familia serán algunas de las claves que hemos de tener en cuenta desde que los primeros síntomas se asientan sobre un individuo previamente sano. Sólo así podremos aportar algo de luz a este panorama aún sombrío que se cierne sobre los domicilios donde la enfermedad de Alzheimer se instala'.
A su entender, además de los esfuerzos por acercarse lo más posible al diagnóstico temprano del Alzheimer, el entramado social de ayuda a los familiares es 'la asignatura pendiente' de esta patología. 'Estamos a la cola de los países europeos en cuanto a dispositivos sociales, que en las fases sobre todo moderada y final del proceso adquieren una importancia suprema, no sólo por la ayuda que necesita el paciente sino por la capacidad de respiro que puede tener el familiar cuando accede a este tipo de recursos, señala Víctor González. Además existen grandes desigualdades dentro de las comunidades, con algunas más desarrolladas, como es el caso de Madrid o de Cataluña, y otras, como Canarias o Extremadura, donde existe un déficit tremendo, y no sólo de disponibilidad a corto plazo, 'sino que, directamente, no existen'.