Cada año 17,5 millones de vidas se ven truncadas por una enfermedad cardiovascular. Y es que, en Europa Occidental, las enfermedades del corazón ya se han alzado con el título de 'responsables de la mayor parte de las defunciones?. En España, los hospitales son escenario de una realidad a la que hay que poner freno: una de cada tres personas que fallecen en nuestro país lo hacen por una enfermedad cardiovascular. La buena noticia es que gran parte de estas patologías se pueden prevenir. Basta con asumir y poner en marcha unas sencillas directrices para que los principales riesgos cardiovasculares se reduzcan. Conscientes de ello, este año el Día Mundial del Corazón bajo el lema ¿Conoces tu riesgo cardiovascular? anima a la población a conocer su riesgo global y a que descubra qué puede hacer para reducirlo.
Hay que conseguir que la población acuda a su centro de salud y acepte que su médico le someta a una revisión de su salud cardiovascular. Una revisión que han de hacer juntos y convencidos, médico y paciente, y que no ha de quedarse sólo en una cita de un día.
El problema es que aunque las enfermedades cardiovasculares y los infartos causan tantas muertes como el sida, la tuberculosis, la malaria y la diabetes, más todas las variantes del cáncer y las enfermedades crónicas juntas, la población no es consciente de ello. Si hay un colectivo que preocupa, ese es el de la mujer. Al no ser conscientes del mal que les acecha tampoco se cuidan, es decir, 'tampoco controlan los factores de riesgo como pueden hacerlo a lo mejor los que piensan que sí les puede pasar a ellos', recalca el doctor Eduardo De Teresa, presidente de la Fundación Española del Corazón.
En palabras de este doctor, 'hace falta que las mujeres tomen conciencia de que la enfermedad cardiovascular también va con ellas', pues, tal y como asegura el profesor Shahryar Sheikh, presidente de la Federación Mundial del Corazón, 'nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para empezar a cuidar el corazón'.
Informar y motivar
La Sanidad y toda la sociedad en general tiene ante sí un reto muy difícil ante el que no basta con informar. Y es que, tal y como relata el Dr. De Teresa, 'hace falta algo más, y ese algo más es la motivación'. Básicamente convencer a los que piensan que no les va a pasar a ellos, que si les pasa será dentro de mucho y que para entonces los médicos sabrán cómo sacarle de la encrucijada en la que se ha metido. De persona a persona es mucho más sencillo, las dificultades surgen cuando se trata, como en este caso, de grandes campañas de intervención sobre la población. 'Es un tema complejo, difícil, que no está solucionado y que seguramente si lo hubiéramos hecho no tendríamos los problemas de salud que tenemos en este país', relata.
Muchas veces la única motivación que queda es la coactiva y, en este sentido, el presidente de la Fundación Española del Corazón pone sobre la mesa una posibilidad, 'quizás no es la mejor', que ya se ha instaurado en otros países y que consiste básicamente en que las personas que no cumplen una serie de requisitos que pueden ser evitados, como el tabaquismo, paguen más a las arcas del Estado por el cuidado de su salud. Pero esta decisión no compete a la Sanidad, sino que en ella se entrelazan aspectos psicológicos e incluso políticos.
Sin embargo, España goza de una situación de privilegio en comparación con la mayoría de los países del entorno europeo. De hecho, los países del norte de Europa y los anglosajones registran una mayor mortalidad cardiovascular, y sobre todo coronaria. Sin embargo, tal y como explica el doctor José Carlos del Castillo, médico de familia y del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la semFYC, 'esta situación no es exactamente homogénea en nuestro país, y hay diferencias de hasta el 40 y el 50 por ciento en cuanto a la mortalidad cardiovascular entre unas comunidades y otras'. Canarias y las regiones del sur y del levante español son las más perjudicadas.
Fuera de las consultas
Las intervenciones sanitarias tienen un papel limitado cuando hablamos de un problema que afecta a toda la población. Cada médico ha de intentar formar e informar a las personas que pasan por su consulta y ampliar la atención al entorno familiar de los pacientes que ya están identificados y que tienen un riesgo que pueden compartir con ellos por causas genéticas o por comportamientos. pero los profesionales en el ámbito de sus consultas no puede frenar por si solos el problema.
Las administraciones sanitarias y las no sanitarias han de implementar medidas, que en parte ya se están haciendo, que puedan corregir y neutralizar unos hábitos de vida que se han instaurado en la sociedad del siglo XXI y que corroen la 'salud del corazón', como el sedentarismo y una alimentación nada saludable. Tal y como explica el Dr. Del Castillo 'hay muchas actividades que las Comunidades Autónomas, el Ministerio de Sanidad y otros ministerios están desarrollando, hay estrategias nacionales referidas al área cardiovascular que marcan tendencias en este sentido, pero aún así hay que mejorar todavía más'.
La Fundación Española del Corazón, consciente de que la mejor prevención es la que comienza en la infancia, y tal y como ha desvelado su presidente, va a poner en marcha de manera inminente una campaña a nivel nacional bajo el lema: El corazón va al cole. Destinada a niños de entre 10 y 12 años. Esta iniciativa se vale del ámbito escolar para formar sobre la enfermedad cardiovascular.
Ante todo, no hay que olvidar que la prevención es una cosa que compete a todos. La sociedad en general es quien tiene el problema. los médicos sólo pueden decir cómo se ha de hacer la prevención, pero no pueden lograr que ésta se cumpla. El doctor Eduardo De Teresa se apoya en un ejemplo para explicar esta teoría: 'la prevención de los accidentes laborales no la hace el traumatólogo que atiende al obrero que se ha caído y se ha partido una pierna, sino que tiene que hacerse antes de todo esto'.
Y en toda esta problemática tiene un papel estelar, como no podía ser de otra forma, el paciente. Al Dr. LListerri, vocal de la Sociedad Española de Hipertensión y coordinador nacional del Área de Factores de Riesgo Cardiovascular de Semergen, no le cabe ninguna duda de que 'si el paciente no se implica no hacemos nada'. 'Tiene que cumplir con todos los requisitos de cara a la prevención de la enfermedad y una vez que está diagnosticada tener en cuenta y respetar escrupulosamente el tratamiento farmacológico, que es un tema que nos preocupa muchísimo a los médicos de familia, y, por supuesto, adoptar medidas saludables'. Para que asuma su papel es importante que haya una buena relación médico-paciente, pues si encima ésta no existe y el paciente no entiende que su situación depende en gran parte de si mismo todo se complica aún más.
El médico de Atención Primaria
Dentro del sistema sanitario, el médico de Atención Primaria tiene un papel absolutamente capital y clave en la prevención de la enfermedad cardiovascular en general. Tal es así que 'la prevención cardiovascular necesita de una adecuada capacidad de funcionamiento de la Atención Primaria, es absolutamente primordial', remarca el doctor José Carlos del Castillo. Y todo porque en su consulta tiene la capacidad de hacer una valoración global del paciente y 'un seguimiento continuado de todas las actividades que puedan disminuir el riesgo cardiovascular de esa persona', explica.
Así por ejemplo, en el caso de un paciente con cifras moderadamente altas de tensión arterial, pero con un riesgo cardiovascular alto dependiente de un tabaquismo activo hay que, obviamente, intentar bajar las cifras de tensión, pero no hay que olvidar abordar el problema del tabaco, aunque éste no fuera el motivo de consulta, pues 'incluso pequeñas reducciones de cada factor de riesgo pueden llevar a una reducción muy importante del riesgo cardiovascular global del paciente', asegura.
Su papel en la lucha contra la obesidad, el sedentarismo y hábitos nocivos, como el tabaquismo, y en la consecución de demás hábitos de vida saludables es muy importante. Además, el médico de Atención Primaria también tiene a su cargo personas sanas sobre las que puede incidir antes de que ningún problema cardiovascular aparezca. Por su parte, el médico de Atención Especializada sólo ve a personas que ya han tenido un problema y lo que realiza es prevención secundaria. Un trabajo en el que el médico de Primaria también ha de hacerse notar, pues ambos han de trabajar de forma coordinada para lograr el objetivo común de disminuir el riesgo de una persona.
En este sentido, el Dr. Del Castillo relata como 'un paciente que ha tenido un infarto necesita que durante un tiempo le siga el cardiólogo o el neurólogo, pero también necesita que su médico de familia le haga un seguimiento a lo largo del tiempo, colaborando en cuanto al mantenimiento de las medidas terapéuticas y también pautando aquellas que considere necesarias para disminuir el riesgo de que vuelva a tener un nuevo evento cardiovascular'.
Aunque la comunicación entre niveles es absolutamente clave, a día hoy 'uno de los problemas estructurales de nuestro sistema sanitario es que esa comunicación no siempre es lo fluida que debería ser', explica el doctor Eduardo De Teresa, presidente de la Fundación Española del Corazón. Hasta el punto de que a veces el paciente tiene la sensación de que pasa de unas manos a otras sin que nadie sepa concretamente qué es lo que tiene en realidad. De ahí que, en su opinión, 'posiblemente lo mejor que podamos hacer en estos momentos para mejorar nuestra asistencia sanitaria es establecer esos mecanismos de coordinación', un objetivo común en el que se está trabajando duramente tanto desde el ámbito de la Primaria como de la Especializada.
El doctor José Luis LListerri tiene una visión más optimista de la situación actual y considera que no sólo existe una buena relación entre el médico de familia y las unidades de referencia que tratan específicamente la hipertensión, sino que además en estos momentos las sociedades científicas están poniendo de su parte para que esto sea así. Recientemente Sociedades de Primaria, de Cardiología, Nefrología y Medicina Interna han firmado un documento de consenso en el que establecen estrategias de futuro respecto a lo que sería la política de salud en España en los próximos diez años y con el que esperan hacer un abordaje correcto del paciente hipertenso.
La hipertensión
Se calcula que para el año 2025 más de 1.500 millones de personas, aproximadamente uno de cada tres adultos mayores de 25 años, padecerán de hipertensión. Un problema de primera magnitud, que se puede convertir en una auténtica pandemia si no se pone freno, y del que nuestro país no se queda al margen. Aproximadamente el 35 por ciento de la población general adulta española es hipertensa, con el agravante de que la prevalencia se incrementa de forma progresiva con el paso del tiempo, hasta el punto de que prácticamente el 65 por ciento de los pacientes añosos tienen hipertensión.
Tal y como relata el doctor José Luis LListerri, es el principal factor de riesgo y el primero en provocar enfermedad cardiovascular. Más aún, una de cada dos muertes de causa cardiovasculares tiene relación con ella, y es además uno de los principales motivos de consulta en Atención Primaria. Pero, tal y como esclarece el profesor Sheikh, presidente de la Federación Mundial del Corazón, 'si bien se prevé que el número de hipertensos aumente en un 50 por ciento en los próximos años, esto no tiene por qué ser inevitable. Si se adoptan los cambios oportunos en el modo de vida y se reducen los factores de riesgo, sin duda, las perspectivas podrían cambiar para mejor'.
Con estos datos no es de extrañar que este año el Día Mundial del Corazón haya querido hacer un guiño especial a este factor de riesgo, desvelando sus datos más preocupantes y avisando a la población de que se enfrenta a un 'asesino silencioso' y de que el único modo de saber si lo padece es poniéndose en manos de un profesional de la salud.
El doctor José Carlos Del Castillo, del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la semFYC, asegura que 'los médicos de familia y cualquier médico que atiende hipertensión, pues esto se ha demostrado tanto en Atención Primaria como en las Unidades Hospitalarias, tenemos una cierta tendencia a no ser excesivamente intervencionistas ante cifras altas de tensión, y esto es quizás una cosa que sí que tenemos que modificar.'
Otros factores
Por otro lado, el Dr. Del Castillo quiere resaltar una vez más lo importante que es seguir combatiendo de forma enérgica el tabaquismo. Y es que aunque la aplicación de la ley del tabaco ha traído consigo una reducción del número de fumadores, el tabaco sigue siendo un factor de riesgo importante. 'Junto con la obesidad son los principales que están llevando a la importante prevalencia de enfermedades cardiovasculares que tenemos en nuestra población', tal es así que los datos demuestran que, aproximadamente, una tercera parte de las muertes atribuibles al tabaco lo son por enfermedades cardiovasculares, señala José Carlos Del Castillo.
Las medidas de hábitos y estilos de vida, que inciden sobre todo en el tabaco y la obesidad, son precisamente las más difíciles de cumplir, por lo que 'tendríamos que hacer un muy especial hincapié en ellas, tanto desde el punto de vista de la atención de los médicos como desde el punto de vista de actuaciones de ámbito comunitario y de salud pública', asegura.