En octubre pasado, tras años de trabajo para conseguirlo, se logró celebrar por primera vez el Día Mundial de la Psoriasis, una patología que padecen alrededor de 80 millones de personas en todo el mundo, sobre todo en edades comprendidas entre los 20 y 50 años, y que en España afecta a un millón cien mil habitantes, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
El Dr. Miguel Aizpún, portavoz de esta asociación, afirma que 'la psoriasis causa un impacto psicológico importante. Muchas veces, la mayoría, causa más problemas psicológicos graves que físicos'.
En Estados Unidos, donde alrededor de cuatro millones y medio de personas padecen esta enfermedad, se han realizado los estudios, hasta este momento, más completos sobre los efectos sociales y emocionales de la psoriasis. Con ellos se ha querido determinar el impacto de esta enfermedad. En este sentido, el Dr. Aizpún, señala que 'en estos estudios se ha puesto de manifiesto que las personas con psoriasis presentan con frecuencia baja autoestima, lo que les afecta en su vida profesional y personal. en su relación con los amigos, en su vida de pareja...'.
Incluso, como señala el Dr. José Luis Díaz Pérez, presidente de la AEDV, 'hay estudios que demuestran que la calidad de vida de los pacientes con psoriasis es en general muy inferior a la de pacientes con diabetes, con cáncer de pulmón, o con otras enfermedades muy graves'.
Aún se desconocen sus causas, sin embargo, y según explica el Dr. Aizpún, se sabe que existen factores desencadenantes como los traumatismos, los cambios hormonales, el embarazo o la menopausia, las infecciones de las vías respiratorias, el estrés, y las quemaduras solares. e incluso algunos medicamentos también pueden agravar la psoriasis, 'de ahí la importancia de no automedicarse'.
Por su parte, el Dr. Garavís, médico de Atención Primaria en Tejares, Salamanca, afirma que para diagnosticar esta patología, que en el caso de lesiones típicas es más sencilla de determinar, hay que basarse en las manifestaciones clínicas, 'exploración de las lesiones mediante el raspado metódico de Brocq y, si fuera preciso, el estudio histopatológico'.
'En pacientes con lesiones típicas 'añade' en las localizaciones características el diagnóstico es fácil. El raspado de la lesión con una cucharilla dermatológica da lugar a tres sucesivos signos de gran valor diagnóstico, y en pocas ocasiones será necesario recurrir al estudio histológico de la lesión', señala.
Casos de derivación
Cuando el profesional de Primaria trata a una persona que padece psoriasis, debe confirmar su diagnóstico con un especialista. Así al menos lo recomienda el Dr. José Luis Garavís, cuando afirma que 'al inicio del diagnóstico es conveniente derivar al especialista para confirmación del mismo y reforzar la confianza del paciente de cara al tratamiento'.
El Dr. Garavís señala además otros casos en los que se debe derivar al dermatólogo. Son los siguientes: los casos leves que no respondan al tratamiento adecuado, los moderados o graves que afecten a más del 10 por ciento de la superficie corporal, la psoriasis pustulosa, la psoriasis eritrodérmica, la psoriasis invertida, la psoriasis artropática (dermatólogo y reumatólogo), y cuando se produzcan reacciones adversas a tratamientos tópicos.
Futuro esperanzador
A pesar de que no se puede decir que haya disminuido su intensidad en los últimos años, los nuevos tratamientos pueden suponer un punto de inflexión importante hacia el control de la psoriasis. Así lo sugiere el presidente de la AEDV, al destacar que 'hay que decir que en los últimos años se está viendo en el fondo del túnel la posibilidad de que los pacientes con psoriasis puedan tener tratamientos que les mantengan con la enfermedad casi totalmente controlada durante muchos años, y esto es una expectativa que realmente antes era difícilmente alcanzable'.
'Ahora 'prosigue el Dr. Díaz Pérez' existen unos nuevos agentes biológicos, medicaciones que modifican la respuesta inflamatoria y que, teóricamente, su utilización continua hace posible que un porcentaje muy alto de pacientes esté casi limpio de enfermedad durante muchos años como consecuencia directa de la medicación'.
A este respecto, el Dr. Garavís concluye que 'aunque no existe un tratamiento curativo para la psoriasis, con un manejo adecuado del arsenal terapéutico del que disponemos actualmente se puede conseguir reducir la extensión de las lesiones, su gravedad e, incluso, hacerlas desaparecer'.
El papel del médico de Primaria
Para el tratamiento de una enfermedad como la psoriasis, resulta vital que la relación entre el profesional de Primaria y el enfermo sea lo más cercana y cordial posible, debido sobre todo a su condición de patología crónica y al hecho de que afecta psicológicamente al paciente.
En este sentido, el Dr. Garavís destaca que el papel del médico de Atención Primaria 'es fundamental en el manejo de esta enfermedad', ya que 'una buena relación médico-paciente, que proporcione un ambiente de confianza, ayudará enormemente al enfermo a conocer los procedimientos terapéuticos y realizar un seguimiento adecuado de los mismos'.
Según afirma, hay que explicar al paciente la naturaleza crónica de su enfermedad, la evolución en brotes y las fluctuaciones que el proceso tendrá en función de las estaciones del año o de otros factores. 'La repercusión psicológica de la psoriasis puede llegar a ser muy importante para el paciente'. Así, según señala, desde el primer momento 'debemos ocuparnos también de este aspecto psicológico procurando infundir confianza y esperanza'.
Además, habrá que explicar al paciente las diferentes posibilidades de tratamiento e informarle sobre algunas medidas preventivas como: evitar los traumatismos cutáneos, la toma de fármacos que agravan la enfermedad o el estrés. Deben tratarse precozmente las infecciones estreptocócicas, especialmente las amigdalitis en los niños, que pueden desencadenar una psoriasis en gotas. Por último, 'debemos alertar al paciente sobre la inutilidad e incluso peligrosidad de determinados tratamientos milagrosos y, lo que sí puede resultarle de gran ayuda es pertenecer a grupos o asociaciones de enfermos, donde comparten experiencias y aprenden a cuidarse la piel y a manejar los diferentes tratamientos, además de sentirse apoyados y reforzar su autoestima'.
En opinión del Dr. Garavís, en todos los casos hay que realizar un tratamiento individualizado en función de la edad, presentación clínica, forma y amplitud de las lesiones, tratamientos anteriores y de las circunstancias particulares de cada paciente.
'Siempre habrá que realizar un seguimiento del tratamiento y, para evitar abandonos, conviene utilizar los más sencillos, cómodos y con menos efectos secundarios posibles', destaca.