Uno de los principales retos en la profesión médica es lo que se conoce como burnout, un síndrome ocasionado por la sobrecarga en el trabajo. Aunque es un problema general, ciertos profesionales acusan más esta problemática, como es el caso de los oncólogos, donde se unen dos cargas: la elevada carga asistencial en un contexto de recortes sanitarios y la emocional que supone el trabajar con pacientes con cáncer. Los datos obtenidos de diferentes encuestas no dejan de poner sobre la mesa la importancia de esta situación, destacándose cómo hasta el 38 % de los profesionales europeos contempla dejar su profesión.
Por todo ello, y de forma previa a la celebración en Barcelona del congreso anual de la Sociedad Europa de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés), en colaboración con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) se organizó una rueda de prensa que ha querido destacar las causas de este fenómeno y dar a conocer un decálogo de recomendaciones para abordarlo.
“Es para todo ello fundamental establecer marcos de diálogo, que nos permitan primero reconocer el problema y su magnitud y después decidir qué medidas se deben adoptar para ayudar a los profesionales”, explicó Andrés Cervantes, presidente de ESMO, quien también destacó cómo las medidas que se tomen para combatir esta problemática deben hacerlo desde tres vertientes diferentes.
“Así, en primer lugar hay que dirigirse a los propios individuos, dotándolos de instrumentos que ayuden a reforzar su resiliencia. En segundo lugar, a las instituciones, para que generen ámbitos donde la comunicación sea abierta. Y en tercer lugar, a las propias sociedades científicas, para que forme parte de sus estrategias la formación que ayude a manejar el burnout”, comentó el presidente de ESMO.
Andrés Cervantes quiso dejar también claro que es necesario hacer consciente a la sociedad de la importancia de este fenómeno, que puede provocar problemas crónicos de salud, como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, obesidad y trastornos mentales. “Todo ello al final puede dar lugar a una disminución de la calidad de satisfacción profesional y una menor sensación de logro, y a su vez incidir todo ello en los propios pacientes de cáncer”.
Un problema que afecta más a los oncólogos jóvenes
Un estudio realizado en 2014 por ESMO reveló que más del 70 % de los oncólogos jóvenes –aquellos menores de 40 años– ya presentaba signos de agotamiento profesional. En los últimos años, y especialmente tras la pandemia de COVID-19, esta situación se ha agravado, con encuestas recientes que indican que hasta el 57 % de los oncólogos europeos se sienten afectados por el burnout, y más del 40 % están en riesgo de sufrir problemas de bienestar psicológico. “La situación en España es muy similar a lo que se ha visto en Europa. Tras la pandemia realizamos una encuesta en SEOM y uno de cada cuatro médicos jóvenes había considerado cambiar de especialidad, algo que es alarmante y que subraya la necesidad de formación y seguimiento continuo desde el grado, la residencia y durante toda la carrera profesional”, explicó Elena Élez, miembro de los Grupos de Trabajo de Resiliencia de ESMO y SEOM, incidiendo en cómo el desgaste profesional acabo teniendo un impacto directo en la calidad de la atención al paciente. Élez insistió en la importancia de identificar el burnout en los más jóvenes, señalando como aunque se trata de un fenómeno generalizado, es cierto que se puede presentar en diferentes grados, por lo que es importante saber identificar en qué punto se encuentra el profesional para tomar acciones concretas. “Un dato positivo es que a pesar de todo lo que supuso la pandemia de la covid-19, hasta un 90 % de los encuestados volvería a escoger la oncología, lo que muestra el alto grado de vocación de esta disciplina”Romper el tabú y hablar del 'burnout'
También los profesionales han querido destacar cómo se ha trivializado en muchas ocasiones este síndrome del burnout, a pesar de que puede afectar a varias esferas del profesional. “Es necesario además empezar a romper tabúes y reconocer que cuando no se está bien es necesario verbalizarlo. La resiliencia es aprender a adaptarnos a la presión externa, pero también saber identificarla para poder atajarla”, comentó César Serrano, secretario de la SEOM. Serrano señaló cómo en ocasiones las presiones del entorno laboral han llevado tanto a la deshumanización de los propios profesionales sanitarios, pero también de los pacientes. “La resiliencia está bien, pero es necesario incidir sobre las causas de este burnout para poder tomar medidas que ayuden a la sostenibilidad del sistema sanitario. Es fundamental implementar todas las medidas posibles para mejorar el bienestar de los oncólogos en el día a día, para prevenir que ocurra el burnout, y si desgraciadamente ocurre, tener disponibles todos los recursos suficientes para una recuperación completa del profesional”.La situación de los tutores
Durante el próximo congreso de Barcelona se presentarán además las conclusiones de un trabajo realizado por el Grupo de Tutores de Residentes de SEOM, coordinado por Lara Iglesias. “Es un proyecto que busca fortalecer la resiliencia de los residentes de oncología a través de la mentoría. A los proporcionales mentores experimentados, se pretende mejorar su bienestar y reducir el burnout y fomentar una mayor satisfacción laboral a largo plazo”. Para ello, de manera previa se llevó a cabo una encuesta entre los tutores. De esta forma, algunos de los datos que se han destacado han sido que más de un 80 % de los encuestados trabaja fuera de su horario laboral y que también más de un 80 % reconoce dormir menos de siete horas diarias o llevar una dieta inadecuada. Se destaca así mismo que más del 50 % se siente poco valorado en su trabajo y que hasta el 73 % de los encuestados afirmó sentirse exhausto al llegar a sus vacaciones. “Además, un 33 % ha reconocido que tiene alguno de los síntomas del burnout, aunque como dato positivo también un 77 % ha afirmado que cree tener las herramientas para salir adelante”, añadió Lara Iglesias, quien reiteró la importancia de darse cuenta de lo que se está pasando para poder poner medidas y mejorarlo.Recomendaciones del Grupo de Resiliencia de ESMO para gestionar los riesgos psicosociales, optimizar el bienestar y reducir el 'burnout' en Oncología
Con el compromiso de ofrecer recursos y apoyo, así como abogar por cambios políticos a nivel europeo para mitigar esta crisis, ESMO ha elaborado un decálogo de recomendaciones desarrolladas por su Grupo de Resiliencia que se basan en un análisis exhaustivo de los riesgos psicosociales que afectan a los oncólogos en toda Europa. Entre las principales estrategias propuestas para reducir el burnout y optimizar el bienestar de los profesionales de la oncología se encuentran:- Mejorar la comunicación organizativa.
- Proporcionar supervisión profesional individualizada y tutoría.
- Reforzar el apoyo en términos de formación, desarrollo y seguridad en el empleo.
- Promover el uso continuado de estrategias virtuales y otras soluciones innovadoras para mejorar el acceso a modalidades de trabajo flexibles y a oportunidades de desarrollo profesional.
- Garantizar cargas de trabajo manejables, incluyendo horas de trabajo y permisos.
- Proporcionar un entorno de trabajo agradable con recursos de bienestar.
- Impartir formación sobre resiliencia e invertir en de bienestar. Invertir en la retención y atracción de talentos.
- Establecer medidas de apoyo adaptadas para atender las necesidades de los distintos grupos.
- Proporcionar apoyo para la gestión del bienestar personal y la resiliencia.
- Influir en los responsables políticos y las partes interesadas.