Redacción, Valencia.- "El paciente anciano necesita ingerir dos o tres fármacos antihipertensivos al día, para controlar correctamente sus niveles de presión arterial. La eficacia del tratamiento en monoterapia es limitada, debido a que un único antihipertensivo no puede reducir la presión más allá de 15…
Redacción, Valencia.- 'El paciente anciano necesita ingerir dos o tres fármacos antihipertensivos al día, para controlar correctamente sus niveles de presión arterial. La eficacia del tratamiento en monoterapia es limitada, debido a que un único antihipertensivo no puede reducir la presión más allá de 15 mmHg, por lo que ante pacientes con niveles de presión arterial sistólica hasta 170-160 mmHg, y que deben reducirse hasta 140 ó 130 mmHg, como es el caso de los pacientes diabéticos, no se consigue la normotensión', ha afirmado presidente electo de la Sociedad Española de Hipertensión, el doctor Antonio Coca, en el marco de la VIII Reunión de Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), que se está desarrollando en Valencia.
Como recuerdan los expertos, el elemento que diferencia la presión arterial del paciente anciano respecto a otras edades de la vida es el aumento de la presión sistólica y la presión de pulso. 'Con anterioridad, los estudios sobre la prevalencia de la hipertensión estuvieron centrados en las edades medias de la vida, cuando el control de la presión diastólica es determinante en la reducción de los episodios de ictus o lesiones coronarias, sin tener en cuenta cuáles eran los niveles de presión arterial más influyentes en el paciente anciano', ha indicado el doctor Coca.
A través de los últimos estudios realizados se ha comprobado que el 42 por ciento de los hipertensos mayores de 60 años sufre del denominado síndrome de 'hipertensión sistólica aislada', de los cuales sólo el 32 por ciento de ellos tiene controlada su presión sistólica, frente al 83 por ciento que controla la diastólica. 'En el paciente anciano hipertenso es más difícil de controlar por el hecho del aumento biológico del componente sistólico de su presión arterial, y más cuando es habitual que estos enfermos tengan hipertensión asociada a otras enfermedades como diabetes tipo 2 u obesidad, lo que incrementa el riesgo de padecer ictus, cardiopatía isquémica e insuficiencia renal', ha explicado Coca.
'Los tratamientos antihipertensivos', ha continuado este especialista, 'reducen ambas presiones 'sistólica y diastólica -, el problema es que a partir de los 50-60 años, la presión diastólica tiende a estabilizarse e incluso a descender, mientras que la sistólica sigue en ascenso, así como su presión de pulso. Aunque todos los medicamentos han demostrado que disminuyen la morbimortalidad de la presión sistólica, aquellos que tienen efecto antiaterogénico, como los fármacos calcioantagonistas y los bloqueantes de la acción de angiotensina son los que han demostrado más eficacia en la reducción de pulso y en la distensión arterial'.
Descenso del riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares
Mientras que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte y hospitalización en España, el riesgo de muerte por estas enfermedades está descendiendo en los últimos años gracias al desarrollo de la tecnología de diagnóstico y a los nuevos tratamientos. 'A pesar de ello, cuatro de cada diez muertes son defunciones cardiovasculares, siendo el 60 por ciento por cardiopatía isquémica y enfermedad cerebrovascular', ha afirmado el doctor José Ramón Banegas, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.
En esta línea, debemos tener en cuenta', añade el doctor Banegas, 'que la evolución desfavorable que están teniendo algunos factores de riesgo cardiovascular en España podría revertir las tendencias descendentes de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares en los próximos años. La prevalencia de los principales factores de riesgo es considerable y su control muy escaso. Así, el principal consejo y el menos seguido por los pacientes hipertensos, continúa siendo el control de la diabetes y el sobrepeso u obesidad, ya que sólo el 40 por ciento mantienen su peso en los índices adecuados, mientras que, por otro lado, el 50 por ciento tienen niveles de colesterol alto o son hipertensos'.
Pero según este especialista, 'el control del paciente anciano es posible siguiendo las directrices marcadas por los especialistas, aunque el error fundamental se basa en que la mayoría desconoce su enfermedad o está mal tratado o controlado. Mientras, que el tabaquismo, aunque no es un factor decisivo en el aumento de la presión arterial, destaca por ser un factor aditivo y porque multiplica los factores de riesgo global de ateroesclerosis y de las enfermedades coronarias del paciente y la mitad no abandonan este hábito'.
'Los estudios clínicos realizados han comprobado que en las personas mayores, la hipertensión arterial y otros factores de riesgo metabólico como la obesidad o la diabetes tipo 2 está asociados a una peor calidad de vida, más discapacidad y un mayor uso de los servicios sanitarios en España. Por ello, intervenir sobre alguno de estos factores de riesgo cardiovascular puede tener beneficios a corto plazo en lo que se refiere a la calidad de vida y al menor uso de los servicios sanitarios, y a largo plazo en la disminución de la mortalidad' ha concluido el doctor Banegas.