N. L., Vitoria.- Los atentados perpetrados el pasado 11 de marzo en Madrid provocaron que cerca de 500 psiquiatras y psicólogos trabajaran con las víctimas, damnificados, familiares y población en general durante las primeras 24 horas. María Inés López Ibor, psiquiatra de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha explicado la actuación de los servicios psiquiátricos durante el 11-M en el transcurso de una mesa redonda sobre "Violencia y Psiquiatría", celebrada en el marco del VIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría que se lleva a cabo en el Palacio Euskalduna de Bilbao, con la asistencia de 4.000 especialistas españoles y del resto del mundo.
López Ibor destacó que, en total, se atendieron 3.560 casos y se prestaron 11.980 consultas, lo que representa el seis por ciento de toda la actividad asistencial de salud mental en Madrid durante un año.
Según sus cálculos, cerca de 6.000 personas pudieron resultar afectadas psicológicamente por los atentados, ya que cada herido, como poco, provoca que tres personas puedan estar afectadas además de él mismo, lo que se une a que el personal que trabajó ese día, incluidos médicos o periodistas, también precisaron atención desde el primer momento.
Detalló que, en estos casos, la atención se presta "por presencia en vez de por demanda, lo que significa que el psiquiatra debe trasladarse al lugar de la catástrofe", y añadió que la asistencia debe ser "inmediata y cercana", y en el caso de los niños y adolescentes, "específica".
Tras los atentados y para continuar prestando la asistencia que fuera necesaria, la Consejería contrató 35 psiquiatras y 15 psicólogos, que aún siguen trabajando y que han permitido que no existan listas de espera para este colectivo.
Maltrato de género
En la mesa redonda también participó Enrique Echeburua, catedrático de la Universidad del País Vasco (UPV) y autor de un estudio sobre 150 hombres que han maltratado a su pareja. Como primer resultado del citado trabajo subrayó que es "una teoría sencillamente absurda" la identificación de un maltratador con una persona que ha sufrido violencia en su infancia, ya que en dos de cada tres casos esa situación no se había producido.
La mayoría, añadió, no padece trastornos patológicos, aunque el 45 por ciento tiene historial psiquiátrico y presenta abuso del alcohol (50 por ciento), celos patológicos o delirantes (38) o trastornos emocionales (30).
Echeburua resaltó que "todos" exhibían "distorsiones cognitivas" para "no reconocerse como maltratadores y buscar una justificación que les exima de la responsabilidad", así como "una idea machista sobre la inferioridad de la mujer y sobre la validez de la violencia para solucionar los conflictos". En tres de cada cuatro casos, apuntó, la violencia sólo se emplea contra la pareja y en un ámbito privado, sin que trascienda ni al trabajo, ni a la calle, ni a su entorno social.