En un mundo que actúa de manera global, las amenazas para la salud, también son globales. Por este motivo, la seguridad sanitaria mundial es el tema central propuesto para la celebración del Día Mundial de la Salud 2007. Cinco días antes, el dos de abril, se habrá celebrado una cumbre internacional en Singapur auspiciada por la OMS con el objetivo de abordar aquellos factores que afectan a la seguridad sanitaria global. El resultado será la publicación, a finales de 2007, del World Health Report, un informe preliminar en el que se analizarán los riesgos y los peligros para la salud global derivados de la manera en que las diferentes naciones y sus poblaciones interactúan entre sí. Está previsto un segundo informe en 2008 centrado en el estado de los servicios de Atención Primaria y su rol en el fortalecimiento de los sistemas de salud pública.
La promoción de la salud pública siempre ha estado ligada al desarrollo de la civilización, desde los egipcios a, sobre todo, los romanos, aunque fue en los albores de la Revolución Industrial cuando se sentaron las bases para la moderna Salud Pública. La atención empezó a centrarse, no sólo en combatir la suciedad (drenajes, agua potable, alcantarillado, reglamentación de entierros), sino en identificar y destruir los microorganismos específicos responsables de las enfermedades.
En la actualidad, los sistemas sanitarios modernos de los países desarrollados se sustentan en dos pilares básicos: la promoción de la salud y la prevención. Pero a juicio del doctor Ildefonso Hernández, catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública por la Universidad Miguel Hernández de Alicante, las iniciativas loables que se han llevado a cabo en este sentido 'son pocas' y de escaso éxito, como el frustrado proyecto Actuando Unidos Para la Salud (AUPA) Barceloneta, desarrollado en Cataluña, cuyo objetivo era unificar a los CAP para acercar los servicios sanitarios a la población. El doctor Hernández achaca esta pobre repercusión al hecho de 'no contar con el apoyo financiero suficiente'.
A esta falta de integración y de coordinación entre prevención y promoción en las estrategias de Salud Pública hay que sumarle un 'exceso de medicalización y de procedimientos inútiles que fomentan la aparición de una demanda inducida e innecesaria de pacientes', y añade, 'no hace mucho, un estudio reveló que sólo en España se producen 36.000 cesáreas innecesarias'.
Pero éstos no son los únicos problemas que padecen nuestros sistemas sanitarios. Según el doctor Asensio López, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), en la actualidad 'no existe un registro de información sobre la práctica clínica en España o Europa', lo que nos lleva 'a carecer de sistemas de evaluación que midan las consecuencias adversas de la práctica médica', admite.
El doctor López propone un reto para la próxima década, 'la creación de estos dispositivos de seguimiento y evaluación permanentes, tanto internos como externos'. El resultado será la creación de sistemas de información intercambiables que recogerán la práctica clínica. Cuando cada vez se hace más evidente la necesidad de intercambiar información entre los sistemas sanitarios de todos los países, el localismo español se convierte en una paradoja. En este sentido, 'en España, cada comunidad autónoma tiene sus propios sistemas de recogida de información sobre práctica clínica', apunta, 'por lo que se hace más difícil centralizar esta información'.
A finales de este año, la OMS publicará un informe que analiza los riesgos y los peligros para la salud global
Hay también otro elemento concreto relacionado con la salud pública que es el de 'profundizar en la seguridad de los medicamentos e identificar bien sus efectos secundarios'. Al respecto, y como señala este médico de familia, el grupo de trabajo de Utilización de Fármacos de la semFYC vela por una utilización adecuada de los mismos, porque 'no olvidemos que una cuarta parte del presupuesto sanitario está dedicado a los medicamentos, pero se investiga muy poco sobre sus efectos secundarios'.
Amenazas emergentes
A pesar de contar con los medicamentos necesarios, los sistemas sanitarios de los países industrializados no están exentos de los peligros que acechan a la salud global. Sin ir más lejos, el cambio climático y la contaminación aumentarán de forma probable el efecto perjudicial del sol. Es decir, más casos de cáncer de piel y golpes de calor en 'una población cada vez más envejecida', advierte el vicepresidente de esta Sociedad Científica.
El aumento de la esperanza de vida, asociado a la disminución de las funciones fisiológicas y al deterioro físico y mental va a provocar un 'inevitable cambio en los paradigmas de atención a las personas mayores', según el doctor Hernández. Debido a estos cambios sociales, 'nuestros mayores no dispondrán del apoyo familiar actual y la demanda de una atención más especializada en el propio domicilio irá in crescendo'.
Por otro lado, existen las amenazas relacionadas con el cambio climático 'en forma de epidemias por causa de desastres naturales, que tendrán una mayor virulencia en los países subdesarrollados, menos preparados para afrontar emergencias sanitarias', remarca el doctor Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal. Aunque los efectos a largo plazo del calentamiento del planeta, como la llegada de enfermedades tropicales al Primer Mundo, 'son estimaciones poco definidas todavía', confiesa.
Desastres naturales: caldo
de cultivo para epidemias
Los expertos insisten en las consecuencias de los desastres naturales o provocados por los conflictos humanos, que pueden empeorar de un modo considerable el riesgo de epidemias, así como las condiciones de vida en los campamentos de refugiados superpoblados. Los frecuentes brotes epidémicos de malaria, tifus o cólera son el fulminante resultado de estos eventos, con altas tasas de letalidad. En Ruanda, una vez acabada la guerra de 1994, varios brotes de cólera infectaron a 48.000 personas y provocaron alrededor de 24.000 muertes en un solo mes en los campamentos de refugiados en Goma, en el Congo. Los brotes siguen ocasionaron trágicas consecuencias personales y económicas. La OMS y sus asociados de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos siguen participando en verificación de brotes de cólera en todo el mundo. Sólo en 2001, comprobaron 41 brotes de la enfermedad en 28 países.
Gripe aviar
Sin embargo, la que será, sin duda, próxima gran pandemia mundial ya tiene un culpable definido: la Influenza Aviaria Altamente Patógena, más conocida como gripe aviar, o mejor dicho, su probable mutación y combinación con el virus de la gripe humano. Esta enfermedad viral está provocada por algunos subtipos (H5 y H7) del tipo A del virus de la influenza. Es contagiosa hasta el extremo entre las aves, con una elevada mortalidad en 24 horas. Debido a la incidencia en explotaciones comerciales, la gripe aviar puede influir de un modo muy decisivo sobre la producción y comercialización de aves y de productos avícolas de un país. En los últimos años se ha descubierto su capacidad para contagiar al hombre.
Los primeros casos aislados de los que se sospecha la transmisión entre humanos aparecieron en Vietnam y Tailandia, en entornos rurales y por contacto con aves de corral. A pesar de la preocupación creciente entre la opinión pública por el riesgo que comporta la migración de las aves, una comunicación de junio de 2006, en New England Journal of Medicine, reveló que el primer caso mortal en humanos por gripe aviar reconocido ocurrió en 2003, y la cepa era la misma que en el sudeste asiático: la H5N1. A partir de una reunión en Yakarta de expertos de la OMS, en junio de 2006, trascendió el primer caso oficial de contagio entre humanos. Ocho miembros de una familia de Karo, en Sumatra, resultaron infectados en mayo del año pasado. En Europa no se han registrado casos en humanos, pero sí la infección, tanto en aves como en mamíferos.
La existencia de este virus es la prueba fehaciente de la vulnerabilidad del hombre hacia las infecciones. Aunque hasta el momento sólo se han infectado algunas personas, el doctor Moreno no oculta su amenaza para la población mundial: 'la cepa del H5N1 se ha convertido, debido a sus características mutantes, en una candidata seria a provocar una pandemia'. Esto haría que cada año hubiera que sufrir pequeñas epidemias, ante 'un virus renovado que inutilizaría las vacunas, año tras año'.
Sida, aún sin solución
De momento, la epidemia más destructora para el mundo en vidas humanas y recursos económicos es el sida. De los 36,1 millones de personas que padecen Vih/sida, un 95 por ciento vive en los países en desarrollo. En África vive apenas una décima parte de la población mundial, pero ahí se dan nueve de cada 10 casos de nueva infección del Vih. El 83 por ciento del total de muertes por sida ocurren en el continente africano, donde esta enfermedad ha matado diez veces a más personas que la guerra, según la ONU.
Y en los países ricos, con acceso a profilaxis y tratamientos 'la población; en especial los jóvenes, está bajando la guardia, por lo que están aumentando los casos entre heterosexuales', advierte el doctor Moreno. La investigación está encaminada a la creación de fármacos para 'mejorar la calidad de vida del enfermo' y erradicar la enfermedad. El primer objetivo está conseguido, al menos en occidente, pero el segundo aún queda lejos. David Ho, científico de la Universidad Rockefeller de Nueva York y uno de los más prestigiosos expertos en Vih ha confirmado en recientes declaraciones que el desarrollo de una eficaz vacuna contra el sida va a llevar años.
La nota positiva sobre el sida proviene, aunque no sea habitual, de África. Según un estudio publicado por The Lancet a finales de 2006, la extensión del uso del preservativo por parte de la mujer africana ha provocado un descenso en la incidencia de la enfermedad. Los datos han sido analizados por John Cleland, del Centro de Medicina Tropical de Londres y Mohamed Ali, del Departamento de Salud Reproductiva de la OMS. El estudio, realizado en 18 países del África subsahariana, revela que al menos un 60 por ciento de las mujeres utiliza preservativos, no para evitar el contagio del sida sino para no quedarse embarazadas. Entre 1993 y 2001 su uso ha pasado del 5,3 por ciento al 18,8 por ciento. Una cifra aún insuficiente para frenar una mortalidad creciente.
Malaria, la gran olvidada
Otra epidemia que destruye vidas y bienes año tras año en los países más pobres es la malaria. Este mal, causado por la picadura del mosquito Anopheles, castiga a gran parte del continente africano, sobre todo en el sur. Según el último informe de la OMS, provoca un millón de muertos anuales y amenaza a 2.000 millones de personas en todo el mundo. Pero estas cifras pueden quedarse cortas. Otro reciente estudio publicado por especialistas pertenecientes a la Universidad de Oxford (Reino Unido) y a la Universidad Mahidol de Bangkok (Tailandia), estima que la incidencia de esta infección podría superar la cifra de la OMS hasta en un 50 por ciento.
El aumento de los desastres naturales o provocados por los conflictos humanos pueden empeorar el riesgo de epidemias
El número de casos anuales ronda los 500 millones y el acceso de los afectados a los tratamientos es muy limitado. La OMS recomienda las combinaciones basadas en artemisina, o ACT para tratar la malaria en la mayor parte del mundo. En este sentido, hay que destacar la iniciativa de Médicos Sin Fronteras (MSF) y los laboratorios Sanofi-Aventis, que han anunciado la reciente combinación de dos fármacos, 'artesunato' y 'amodiaquina' (ASAQ), en una misma tableta. De esta manera se hace más efectivo el tratamiento y 'resulta más barato y de fácil administración', según las citadas fuentes.
Expertos constatan la falta de integración y de coordinación, a nivel general, entre prevención y promoción en estrategias de salud pública
En definitiva, la consecución de los ambiciosos objetivos para este Día Mundial de la Salud 2007 no parece tarea fácil, pues todos estos esfuerzos pueden caer en saco roto si no se logra una implicación real y efectiva de todos los países del planeta, según los expertos. Para el doctor Hernández, 'el respeto por los derechos humanos, la democracia y la transparencia internacional son claves'. Lo ocurrido con la opacidad y censura del gobierno chino hacia la comunidad internacional en el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), parece demostrar que sin la garantía de transparencia informativa se puede poner en peligro la salud global.
La situación se agrava en los países del Tercer Mundo, y en especial en el continente africano, azotado por el sida, el cólera o la malaria y por grandes conflictos armados que provocan que en el continente negro haya más de 12 millones de desplazados, una tercera parte de los cuales son niños, revela el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La existencia del virus de la influenza aviaria es, según expertos, una prueba fehaciente de la vulnerabilidad del ser humano hacia las infecciones
La falta de acceso al agua potable, alimentos y medicamentos causan situaciones de auténtica emergencia sanitaria que desborda la capacidad de estos países y hace necesaria la intervención internacional, muchas veces insuficiente y tardía.
'La salud es un estado de completo bienestar físico y mental. No es únicamente ausencia de enfermedad, sino un adecuado equilibrio entre las condiciones físicas, mentales, culturales y sociales de los seres humanos', recuerda el doctor Hernández.