La disfunción sexual en pacientes con enfermedad cardiovascular (ECV) es elevada y se caracteriza por una disminución de la libido o dificultad de erección, mientras que en las mujeres se produce cierta disminución de deseo sexual, según comenta el Dr. Alfonso Segovia Martínez. Los trastornos sexuales están relacionados con los factores de riesgo cardiovascular (HTA, diabetes, hipercolesterolemia o tabaquismo).

El Dr. Segovia enumera diversas recomendaciones:

1.- Información: el paciente puede estar preocupado o tener miedo a posibles complicaciones, o a la reaparición de un nuevo episodio. Si se somete a una correcta valoración cardiológica postinfarto el riesgo disminuye notablemente. La ergometría aporta información de oxígeno sobre la capacidad física y el estado del corazón. Hay que seguir la indicación individualizada del cardiólogo.

2.- Hábitos sanos y cumplimentación terapéutica.

  1. a) Alimentación.
  2. b) Abandono de hábitos nocivos.
  3. c) Medicación.
  4. d) Actividad física.
  5. e) Reanudar la vida sexual.

3.- Ejercicio físico: iniciar la práctica de actividad, ya que mejora el estado físico y psicológico del paciente.

4.- Evolución psicológica: se puede aconsejar al paciente entrar en programas de psicólogos y psiquiatras.

5.- Tratamiento farmacológico: en caso de no mejorar, el médico puede prescribir fármacos inhibidores de la fosfodiesterasa.

Retomar la actividad de forma paulatina

El Dr. Andrés Gonzálvez Albert puntualiza que el hecho de padecer patología cardiaca no es sinónimo de retirar de forma permanente la posibilidad de mantener relaciones sexuales. “Una vez transcurridas unas semanas después de un infarto agudo de miocardio o en pacientes con insuficiencia cardiaca sin síntomas de disnea pueden ir reintroduciendo el sexo en su vida habitual de forma paulatina. Hay que incidir en que el paciente se encuentre tranquilo y cómodo, sin miedos. El riesgo de nuevas crisis o de enfermedades durante el coito es bajo si el paciente ha seguido los controles y toma su tratamiento correctamente”.

Atención al dolor torácico

También el Dr. Vicente Rodríguez Rodríguez destaca que el paciente con problemas cardiovasculares puede realizar “una práctica normal con limitaciones en el tiempo, si bien debe detener la actividad sexual en caso de sentir dolor torácico”.

Precaución con los fármacos vasodilatadores

En la misma línea, la Dra. Natalia Gutiérrez Fernández señala que, en general, se puede realizar cualquier tipo de actividad sexual, aunque hay que prestar atención a “la fracción de eyección de dicho paciente, que es lo que determinará su tolerancia al ejercicio”. “El paciente debe tener mucha precaución con la utilización de fármacos vasodilatadores tipo Viagra, y antes de tomarlos tiene que consultar al médico”. La Dra. Gutiérrez aconseja realizar ejercicio físico antes de reiniciar la actividad sexual tras cualquier evento cardiaco para valorar y adaptar al paciente a su nueva capacidad física.

Estratificar el riesgo del paciente

Por su lado, el Dr. David Bellido Pastrana, especialista en Medicina Interna del Hospital de Ciudad Real, indica que “ante la posibilidad de un nuevo evento cardiovascular el paciente se plantea cuándo puede reiniciar las actividades de la vida diaria, entre las que se encuentra la sexual. Ello genera ansiedad, vergüenza por preguntarle al médico y miedo a sufrir un nuevo evento”.

La actividad sexual es variable, según señala el Dr. Bellido: “Expresadas de menos a más en función del gasto energético pueden ir desde besos, tocamientos, sexo oral, masturbación, hasta el coito. La energía que el corazón necesita durante el coito equivale aproximadamente a subir dos pisos de escaleras (3,5-5 MET de energía)”.

A pesar de la limitación de los estudios, sociedades científicas como la American Heart Association han establecido niveles de recomendación (con evidencia B y C) de la actividad sexual en pacientes con afectación cardiológica. Los pacientes se pueden dividir en:

  • Bajo riesgo: clase funcional I de la NYHA. Son pacientes con angina estable e hipertensión controlada. En estos casos se puede realizar actividad sexual sin problemas.
  • Moderado riesgo: clase funcional II-III de la NYHA. Se trata de personas con angina moderada estable. Es aconsejable realizar el test de esfuerzo (si el coito puede inducir síntomas) para valorar la capacidad e isquemia residual. En estos casos se debe considerar la evaluación cardiológica, y, si es necesario, remitir al paciente a rehabilitación cardiaca. Posteriormente el riesgo se puede clasificar en bajo o alto, pero mientras tanto lo razonable es realizar todo tipo de actividad sexual salvo el coito.
  • Alto riesgo: se trata de un paciente con enfermedad coronaria inestable. Lo primero es estabilizarle y después reevaluarle. Solo se puede realizar actividad sexual como besos y tocamientos.

El riesgo de sufrir un evento coronario en pacientes con patología previa es bajo (muerte súbita en contexto de relaciones sexuales <2 por ciento) Es importante consensuar el reinicio de la actividad sexual de forma conjunta con la pareja.

Como medidas preventivas y consejos, el Dr. Bellido reseña:

  • Hay que estratificar el riesgo del paciente para las recomendaciones de la actividad sexual. Después de un evento coronario mayor, realizar actividad sexual de menos a más gasto energético gradualmente. El paciente podría volver a mantener relaciones sexuales a las dos semanas de haber sufrido el IAM.
  • Se debe seguir un plan de ejercicio físico para la mejora de su estado general. En casos seleccionados la rehabilitación cardiaca por unidades especializadas mejorará la respuesta al ejercicio.
  • Hay que perder peso y seguir tratamiento según la pauta médica.
  • Evitar la ansiedad, el sentimiento de fracaso o la sobreexcitación porque pueden llevar a más gasto energético.
  • El mejor momento para tener actividad sexual es por la mañana tras el descanso nocturno o la siesta en una habitación cómoda y evitando temperaturas extremas.
  • La mejor posición para el coito será aquella en la que el paciente no presenta tensión muscular y se encuentra cómodo.
  • Algunos fármacos como los betabloqueantes y diuréticos tiazídicos pueden disminuir la libido y ocasionar impotencia. En caso de disfunción sexual se debe recibir ayuda psicológica. El uso de inhibidores de la fosfodiesterasa-5 en caso de disfunción eréctil se debe valorar de forma individualizada ante el riesgo de sufrir un nuevo evento coronario.