La adherencia terapéutica es clave para la calidad de vida de los adolescentes asmáticos. Sin embargo, estos pacientes se enfrentan a numerosos desafíos derivados de los cambios biológicos, emocionales y sociales propios de esta etapa de desarrollo, lo que influye en su enfermedad. Conseguir que estos pacientes sigan el tratamiento es esencial para el control de la patología y evitar posteriores complicaciones.
“El adolescente asmático vive un proceso de transición en el que debe asumir el control de su enfermedad, algo que hasta entonces recaía principalmente en los cuidadores, especialmente la madre”, explica el doctor Abel Santiago Álvarez, médico de Atención Primaria del Osakidetza, en San Sebastián.
La adherencia suele estar mal estimada tanto por pacientes como por profesionales. “Los pacientes tienden a sobreestimarla y los sanitarios solo la identifican correctamente en la mitad de los casos”, señala el especialista. No se evalúan de forma rutinaria los niveles sanguíneos o las dosis administradas de los fármacos antiasmáticos.
Se trata de una etapa en la que el cumplimiento del tratamiento se ve afectado por la búsqueda de identidad y la rebeldía característica de esta fase. “A menudo, los adolescentes se convierten en malos cumplidores del tratamiento, olvidan la medicación o incluso se avergüenzan de tomarla delante de sus compañeros”, añade el especialista. Esta actitud también puede llevarlos a adoptar hábitos peligrosos, como el tabaquismo, que influye negativamente en el manejo del asma.
Educación del paciente y su familia
La motivación para adherirse al tratamiento es esencial para mejorar el control del asma. No obstante, el rechazo hacia la medicación puede empeorar la situación, afectando no solo la salud del paciente, sino también la dinámica familiar, incrementando el estrés y el malestar emocional en los cuidadores. En este contexto, es fundamental llevar a cabo una educación sanitaria con el objetivo de proporcionar al paciente y a sus cuidadores los conocimientos y las habilidades necesarias para mejorar el autocuidado y el cumplimiento terapéutico, resalta el doctor. Además, en las visitas de seguimiento y en función del grado de control y el riesgo futuro, habrá que adecuar el tratamiento farmacológico sin caer en la inercia terapéutica que haga que los pacientes lleven tratamientos innecesarios por largos periodos de tiempo. Por eso, este experto propone citarles con mayor asiduidad que a otros pacientes para repasar con ellos el plan de tratamiento y resolver las dudas que plantee su manejo. “A ser posible se les ofrecerá un programa simple, con medicación pautada una o dos veces al día y se les dará unos plazos para ver los resultados del tratamiento”, dice. También es importante analizar los factores desencadenantes del asma, como el consumo de tabaco y la exposición a alérgenos. Y se debe promover un estilo de vida saludable, incluyendo deporte, alimentación adecuada, higiene y cuidado del entorno. “El ejercicio también es clave en esta etapa, pero también puede ser el único síntoma de la enfermedad por lo que siempre se debe valorar en esta etapa”, concluye Álvarez.Síntomas del asma en adolescentes
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que involucra diversas células y mediadores de la inflamación. Tiene una base genética y marcada por hiperrespuesta bronquial y obstrucción variable del flujo aéreo, tal como se define en la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA). “En los adolescentes, esta enfermedad representa una de las patologías crónicas más comunes, junto con la obesidad”, destaca la doctora Celia Navarro, del Centro de Salud Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla). Por otro lado, la adolescencia es una etapa en la que el asma puede ser especialmente problemática. El estudio ISAAC indica que el 10 % de personas entre lo 13 y lo 14 años padecen asma, y el broncoespasmo inducido por ejercicio afecta a un 20 % de este grupo. En adolescentes y adultos jóvenes, el asma presenta características diferentes respecto a la infancia. El doctor Pablo Andrés Vaz, del CAP Malgrat de Mar (Barcelona), apunta que “las infecciones respiratorias dejan de ser un desencadenante relevante en esta etapa, mientras que la sensibilización a neumoalérgenos como pólenes, ácaros, hongos o epitelio animal cobran mayor importancia”. El broncoespasmo inducido por ejercicio es más prevalente y puede afectar negativamente la relación del joven con su entorno social. “Este grupo etario también muestra mayor susceptibilidad a factores emocionales como desencadenantes del asma”, explica el médico. Además, los adolescentes y adultos jóvenes pueden desarrollar tipos de asma más propios de los adultos, como el relacionado con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y el asma intrínseca, concluye.Infradiagnóstico o diagnóstico tardío
Pese a que los síntomas se conocen, el diagnóstico erróneo de asma, tanto por exceso como por defecto, sigue siendo un desafío clínico importante. La doctora Ana Isabel Fernández, del Centro de Salud de Pasajes de San Pedro, Osakidetza (Guipúzcoa), sostiene que es crucial reflexionar sobre el infra y el sobrediagnóstico del asma, especialmente en los jóvenes, ya que existen elementos comunes que justifican un análisis más profundo. La falta de consenso sobre cómo diagnosticar el asma se refleja en las diferencias entre las guías más utilizadas. Algunos estudios señalan que basar el diagnóstico solo en síntomas puede llevar a un exceso de diagnósticos, especialmente cuando no se utilizan pruebas funcionales o de provocación. Esto conlleva consecuencias como el exceso de tratamiento innecesario, morbilidad asociada y aumento de costes. La facultativa añade que “el exceso de tratamiento por un diagnóstico mal fundamentado puede tener serias implicaciones en la calidad de vida de los pacientes”. El infradiagnóstico, por otro lado, sigue siendo un problema significativo. Aunque las estimaciones varían entre estudios, la falta de percepción de la obstrucción respiratoria en algunos pacientes es una de las posibles causas. “El infradiagnóstico tiene claras consecuencias: mayor riesgo de exacerbaciones, pérdida de función pulmonar y un impacto negativo en la calidad de vida”, subraya la doctora Fernández.Falta de conciencia de enfermedad
Dado que no existe una única prueba para diagnosticar el asma, combinar diversas herramientas, como pruebas de función pulmonar y medición de la inflamación, podría mejorar la precisión del diagnóstico y optimizar el manejo del paciente. El infradiagnóstico y el diagnóstico tardío del asma en jóvenes son problemas frecuentes en la práctica clínica, según explica el doctor Francisco Alberto Domínguez, médico de Atención Primaria en Isla Mayor (Sevilla). “Los síntomas del asma, al ser variables e intermitentes, a menudo se confunden con simples episodios de tos o dificultad respiratoria”. Además, los adolescentes tienden a minimizar sus síntomas o evitan buscar atención médica, lo que retrasa el diagnóstico y provoca subtratamiento. La falta de conciencia sobre la gravedad del asma entre los jóvenes y la subestimación de su impacto en la calidad de vida agravan este infradiagnóstico. Por ello, el doctor Domínguez apunta a al papel que juegan los profesionales de salud en este sentido. “Deben estar atentos a los síntomas en este grupo de edad” y realizar evaluaciones exhaustivas para asegurar un diagnóstico y tratamiento adecuado a tiempo. En este sentido, el doctor Vaz subraya que “es preciso saber escuchar, dar pruebas de confianza y apoyo asegurando en todo momento la confidencialidad, observar las actitudes de los pacientes y su lenguaje corporal, y es muy importante cumplir los compromisos adquiridos con ellos para no defraudar su confianza”. Intentar que sea el paciente quien proponga los cambios y pactar los objetivos para intentar ajustarse lo más posible, y reforzar los éxitos cuando se produzcan, aunque sean mínimos, es importante para fomentar el cumplimiento y la adherencia terapéutica en la adolescencia. Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Abel Santiago Álvarez Cepero, Ana Isabel Fernández González, Celia Navarro Cardero. Edgar José Fernández Rioja, Francisco Alberto Domínguez González, José Ramón García Fabero, Pablo Andres Vaz Ahibe, Francia Marina Clase Martínez y Romualdo Sánchez Moreno. Una publicación independiente desarrollada gracias al patrocinio financiero de BIAL. Los puntos de vista y las opiniones que se expresan en esta obra son de sus autores y no reflejan necesariamente la política oficial ni la posición de BIAL. BIAL no debe ser considerada responsable de la veracidad de la información ni de los posibles errores u omisiones. Referencias:- Escribano Montaner A, García Hernández G. Asma y situaciones especiales, En Cobos N, Pérez -Yarza E.G.(Eds). 'Tratado de Neumología Infantil'. Madrid, Ergon. 2003, pp. 621-634.
- Asher MI, Keil U, Anderson HR, Beasley R, Crane J, Martínez F et al. International Study of Asthma and Allergies in Childhood (ISAAC): rationale and methods.
- Leplègue a, Hunt S. The problem of quality of life in medicine. JAMA 1997;278:47-50.
- Grupo de la OMS sobre calidad de vida. ¿Qué calidad de vida? Foro mundial de la Salud 1996,17:385-387.
- C Sanjuás Benito. Medición de la calidad de vida: ¿cuestionarios genéricos o específicos? Arch Bronconeumol. 2005;41:107-9.
- Ware JE Jr, Kemp JP, Buchner DA, Singer AE, Nolop KB, Goss TF. Qual LifeRes. 1998 Apr;7(3):235-44.
- Alonso Lebrero E. Asma en situaciones especiales.
- García-Marcos Álvarez L, Garde Garde J, Escribano Montaner A, Malmierca Sánchez F. Asma en pediatría. Barcelona. 2002.
- Guia Gema 5.3 2023.
- El asma en el adolescente. J. Pellegrini Belinchón, S. de Arriba Méndez 2013.
- Factores de desarrollo del asma en el adolescente y adulto joven. Andrea Trisan Alonso. 2018.
- El asma en el adolescente. J. Pellegrini Belinchón, S. de Arriba Méndez 2013.