Roncar no es sinónimo de dormir bien ni un signo de sueño profundo y reparador. Aunque no se trata de una enfermedad, hoy en día se considera un verdadero problema ya que el descanso y la calidad de vida, no sólo del roncador sino también de las personas que viven con él, pueden verse seriamente afectados.
Roncar a diario o casi diario está al orden del día, de hecho en España se calcula que el 50 por ciento de los hombres y el 25 por ciento de las mujeres roncan más de cinco días a la semana, siguiendo la estela de personajes emblemáticos de nuestra literatura, como Sancho Panza, y de grandes personajes históricos, como el antiguo Primer Ministro británico, Winston Churchill, el dictador italiano Benito Mussolini, o el vigésimosexto presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt.
Basta con echar un vistazo rápido a la historia para darse cuenta de que el ronquido atañe sobre todo al sexo masculino. El porqué es un misterio que ha inspirado incluso la letra de una vieja leyenda que dice que el hombre primitivo producía 'terroríficos ruidos', incluso durante la noche, para defender a sus mujeres de las bestias.
Cuestión de anatomía
El ronquido consiste en una vibración del paladar blando que se produce durante el sueño como consecuencia de la relajación, un ruido fuerte, áspero y chillón que puede ser el primer síntoma de un problema médico grave e importante, una enfermedad que se conoce como Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño; aunque en esta ocasión dejaremos de lado esta posibilidad y nos centraremos en el más habitual: el ronquido sin más.
Hay muchas causas que pueden hacer que una persona ronque y algunas de ellas están en su propia anatomía. En este sentido, un aumento del tamaño de las adenoides y de las amígdalas, las conocidas popularmente como vegetaciones y anginas, que obstruyen las vías respiratorias, está detrás de la gran mayoría de casos de niños roncadores, un problema a tener muy en cuenta puesto que el 10-13 por ciento de los niños son roncadores habituales. También puede ser que exista una inflamación del velo del paladar, dando lugar a un paladar blando alargado y engrosado, a un aumento de la úvula, lo que vulgarmente se conoce como 'campanilla', o que sea la base de la lengua la que crezca de tamaño.
El sobrepeso, uno de los rasgos que con más frecuencia se repite en el perfil de los roncadores, produce un exceso de tejido en el cuello que presiona las vías respiratorias. Pero esto no significa que las personas delgadas e incluso atléticas se libren de los ronquidos, aunque en menor proporción.
Los sedantes y el alcohol deprimen el sistema nervioso central, provocando una excesiva relajación en los músculos, incluidos los de la garganta y la boca, que permite que la lengua caiga hacia atrás en la vía aérea o que los músculos de la garganta se hundan hacia adentro, dificultando el paso del aire. El tabaco y dormir boca arriba también pueden facilitar el ronquido.
Finalmente, la congestión nasal, especialmente si se prolonga en el tiempo, puede ser el comienzo del problema. Las alergias, los resfriados, la sinusitis o una desviación del tabique nasal pueden dificultar la respiración nasal, forzando a respirar por la boca y aumentando, por tanto, la probabilidad de roncar.
Tratamiento médico
Si los ronquidos persisten lo conveniente es acudir al médico de cabecera. No hay que olvidar que puede ser un signo de diversos problemas de salud. Trás un examen físico y con los datos de la historia clínica, lo habitual es realizar a la pareja del roncador una serie de preguntas sobre cuándo y cómo ronca, cuestiones que ayudarán a determinar la severidad del problema. Si lo considera oportuno derivará al paciente al otorrinolaringólogo o a un especialista del sueño para que realicen más estudios. En algunos casos puede que sea necesario pasar la noche en una Unidad de Sueño en la que un equipo de especialistas analiza en profundidad los hábitos de sueño.
Y desde luego, todo niño que ronca debe ser valorado por un pediatra y/o especialista en otorrinolaringología, que decidirán cuál es el tratamiento más oportuno; las opciones que se barajan a continuación son para adultos.
El mejor tratamiento frente al ronquido es sin duda evitar los principales factores de riesgo que favorecen su aparición, como la obesidad, el tabaco, el alcohol y dormir boca arriba, por lo que antes de pensar en ningún otro remedio, siga los consejos que se recogen en el cuadro superior.
Si aún así los ronquidos persisten se pueden tomar medidas más específicas, como los dispositivos de avance mandibular o a la cirugía nasal y/o del paladar, con los que intentar poner fin a los problemas que la anatomía haya podido deparar.
Aunque ambas técnicas, aparentemente, cuentan con una tasa de éxitos elevada (reducen la percepción subjetiva del ronquido en alrededor del 70 por ciento de los casos), algunos estudios señalan que más que hacer desaparecer el ronquido lo que consiguen es cambiar el tipo de sonido y hacerlo más tolerable, tanto que, al menos durante cierto tiempo, ni siquiera molesta al compañero de cama. En ocasiones, el ruido fuerte, áspero y chillón vuelve a aparecer y hay que empezar de nuevo con el tratamiento.
A pesar de todos los esfuerzos por encontrar la solución que ponga punto y final a los ronquidos, el resto de medidas, como algunas gotas para dejar de roncar, tiras nasales y demás artilugios, no han demostrado ser eficaces en todos los casos.
FUENTES: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Clínica Mayo, Medline Plus, www.roncopatia.roncar.es, Academia Americana de Otolaringología y Canal Salud Mapfre.