El gobierno socialdemócrata alemán y la oposición conservadora se han puesto de acuerdo en las restricciones a imponer al Estado de bienestar que gozan los habitantes de ese país. Según una información publicada en "Der Spiegel", los ciudadanos germanos pagarán entre 200 a 350 euros por cada estancia en el hospital y una cuota trimestral de diez euros en las visitas al médico. Asimismo, los usuarios de la sanidad tendrán que costear parte de los tratamientos hospitalarios y pagar más caras sus medicinas, informa el diario LA RAZÓN en su edición del domingo, 20 de julio.

El Gobierno de Gerhard Schröder y la oposición conservadora han alcanzado un acuerdo para aumentar los costes de los servicios de salud prestados en Alemania. De aplicarse, los pacientes podrían tener que pagar entre 200 y 350 euros por cada estancia en un hospital, según informa el semanario "Der Spiegel" en su edición del próximo lunes.

La ministra de Sanidad y Asuntos Sociales, la socialdemócrata Ulla Schmidt, y el representante de la Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU) en la ronda negociadora de la reforma de la Sanidad, Horst Seehofer, se pusieron de acuerdo en aumentar los costes, según recoge Efe.

Según informaciones coincidentes de varios participantes en las negociaciones citadas por "Der Spiegel", el Gobierno introduciría además el pago de una cuota de diez euros en las visitas al médico, una vez cada trimestre.

Pago proporcional

En los tratamientos hospitalarios, los pacientes tendrán que abonar un importe que oscila entre las citadas cantidades, dependiendo de sus ingresos.

Las farmacias también se volverán más caras, pues los seguros médicos obligatorios dejarán de pagar los medicamentos sin receta como aspirinas o jarabes para la tos, y en el caso de los que requieren receta habrá que pagar cinco euros adicionales.

Los planes de la comisión negociadora de la reforma de la sanidad prevén cargar al contribuyente con esos pagos adicionales hasta un máximo del dos por ciento de sus ingresos brutos. Esta cifra figuraba en las exigencias presentadas por la CDU, que en un principio habían sido rechazadas por la coalición rojiverde en el gobierno con el argumento de que supondrían el desmantelamiento del estado de bienestar alemán.

Asimismo, se prevé una iniciativa legislativa para reducir las aportaciones patronales al financiamiento de la sanidad. En contrapartida, los pensionistas tendrán que pagar más por el seguro médico obligatorio.

Con estas medidas, Schmidt y Seehofer esperan ahorrar a las cajas aseguradoras obligatorias más de nueve millones de euros al año. Aún no hay una decisión definitiva respecto a la idea de introducir un seguro privado para las consultas al dentista.

Por otra parte, la misma publicación informa de que el Gobierno quiere intensificar la lucha contra los medicamentos ilegales, cuyo comercio aumenta en el mercado alemán.

"Tenemos que hacer todo lo posible para evitar que medicamentos falsificados lleguen a los mostradores de las farmacias", señala a "Der Spiegel" el secretario de Estado del Ministerio de Sanidad, Klaus Theo Schroder.

Fármacos ilegales

Entre las medidas que estudia el Gobierno para combatir ese comercio ilegal figuran el reforzamiento de las informaciones obligatorias de los prospectos, controles más estrictos de los mayoristas y penas mayores para los comerciantes ilegales.

El Ejecutivo liderado por Schröder se encuentra sometido a grandes presiones para reducir sus gastos sociales, en momentos en que su economía, la mayor de Europa, se hunde por segunda vez en una recesión en dos años.

La sanidad, en la UVI

Las prestaciones sanitarias de Alemania se distinguen por su eficacia, generosidad y nivel moderno, al punto que se han convertido en un punto de referencia para muchos países. Sin embargo, ahora la clase política germana quiere acabar con sus crónicos déficits, agravados por el envejecimiento de la población. Las eufemísticamente llamadas "reformas" de la sanidad constituyen, en esencia, recortes de prestaciones dirigidos a ahorrarle al fisco unos 8.000 millones de euros al año, a partir de 2004, aparte de los 5.000 millones que ingresará con los impuestos al tabaco. Las impopulares medidas tienen que pasar por la Cámara Alta, donde la oposición conservadora tiene mayoría. El acuerdo fraguado esta semana entre Ulla Schmidt y el representante de la CDU hace prever la aprobación de los recortes.