EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.-El tabaquismo agrava los síntomas en los pacientes alérgicos y dificulta su tratamiento, según ha recordado la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), lo que les provoca una peor calidad de vida en comparación con los alérgicos no fumadores. "Dejar…
EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.-El tabaquismo agrava los síntomas en los pacientes alérgicos y dificulta su tratamiento, según ha recordado la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), lo que les provoca una peor calidad de vida en comparación con los alérgicos no fumadores. 'Dejar de fumar evitaría el desarrollo y frecuencia de muchas enfermedades alérgicas, como el asma y la rinitis', según ha afirmado el doctor Ricardo Abengózar, alergólogo del Hospital Virgen del Valle de Toledo y especialista en tabaquismo.
Además, la exposición al tabaco influye en la frecuencia y, sobre todo, en la evolución del asma, por lo que los pacientes asmáticos deben evitar el tabaco, así como que otras personas fumen en su presencia. 'Se ha comprobado que el humo del tabaco produce una disminución del calibre bronquial. Dado que en un asmático ya tiene una disminución del mismo por su enfermedad, esto puede dificultar el control de la enfermedad y agravar el pronóstico, subraya el doctor Abengózar.
Por otra parte, cabe destacar que, según un estudio, recientemente publicado por la Academia Americana de Asma y Alergia, evitar el aire contaminado con humo de tabaco tanto en el embarazo como en los primeros años de vida del niño previene de manera primaria el asma bronquial y, en general, las enfermedades alérgicas respiratorias.
Incidencia del tabaco
en el tratamiento farmacológico
Los alergólogos indican que la inmunoterapia es la única vía para modificar el curso natural de las enfermedades alérgicas. Sin embargo, en el caso de los fumadores el tratamiento aplicado surte menor efecto. 'Tanto los asmáticos como los pacientes con rinitis precisan una terapia más intensa si son fumadores', explica el doctor Abengózar. 'La exposición mantenida al humo del tabaco es un factor que empeora la sintomatología de dichas enfermedades y, por tanto, dificulta su buen control'.
Se estima que, una vez desarrollada la alergia o el asma bronquial, el contacto del paciente con el tabaco puede desencadenar agudizaciones, aumentar la gravedad, el número de atenciones urgentes u hospitalizaciones, así como dar lugar a una peor respuesta al tratamiento.
A este respecto, el doctor Abergózar explica que 'aunque hasta el momento no se han realizado estudios que cuantifiquen si los pacientes alérgicos fumadores acuden más a los alergólogos, nuestra práctica clínica nos demuestra que estas personas van con más frecuencia al médico por empeoramiento de sus síntomas respiratorios. Además, cabe destacar que, en los últimos años, también se ha incrementado notablemente el número de ingresos hospitalarios de pacientes asmáticos fumadores tanto activos como pasivos'.
Papel del alergólogo
Los expertos indican que rinitis y asma son los dos principales motivos de consulta en Alergología. Según datos recientes, en nuestro entorno, el 7 por ciento de la población general padece asma y el 22 por ciento presenta síntomas de rinitis alérgica.
Para estas personas, el aire contaminado con humo de tabaco es un factor de riesgo prevenible que debe ser evitado en lugares públicos y en el trabajo.
'En esta línea, es fundamental el papel del alergólogo para advertir a los pacientes alérgicos y a las personas que conviven con ellos del doble riesgo que tienen si continúan fumando. Por ello, estos especialistas deberían, si procede, derivar a sus pacientes a unidades especializadas en tratamiento del tabaquismo para ayudarles a dejar de fumar', concluye el doctor Abengózar.