Por vez primera, un grupo de investigadores de EE UU ha manipulado
genéticamente células madre humanas, usando una técnica habitual
que produce ratones con defectos genéticas. Los resultados, que recoge
«Nature Biotechnology», abren el camino hacia la «ingeniería biológica»,
la especialización de estas células embrionarias en diversos tejidos
para trasplantes. El trabajo está firmado por Thomas Zwaka y James
Thompson, el pionero que logró la conservación y la división de las
células madres embrionarias en laboratorio, informa el diario LA
RAZÓN en su edición del lunes, 10 de febrero.
La manipulación genética consistió en suprimir un gen de estas
células que, si es defectuoso, produce en los niños el síndrome de
Lesch-Nyan, un retraso mental.
Recombinación homóloga
Zwaka y Thompson lograron aplicar con éxito una técnica, la
recombinación homóloga, para «borrar» ese gen de las células madre
humanas. La recombinación homóloga permite sustituir una secuencia
genética en un cromosoma por otra similar gracias a ese parecido; los
investigadores suprimen un gen en concreto al sustituirlo por un
fragmento similar. «Nos permite manipular cada parte del genoma que
queramos», ha indicado Zawka.
Uno de los problemas de las células embrionarias es que se
desarrollan en masas indeterminadas de diversos tejidos, llamadas
teratomas, en vez de especializarse. Con la supresión de determinadas
expresiones génicas, los investigadores creen que están ahora en la vía
correcta, gracias a la aplicación de esta técnica, para lograr la tan
ansiada especialización biológica que podría cambiar la medicina.
Zawka cree que la técnica le permitirá «purificar los tejidos», y su equipo
ahora intenta aplicar el trabajo a las neuronas que producen dopamina y
cuya ausencia causa el mal de Parkinson.
El trabajo ahora publicado cobra una gran importancia. Tanto Thompson
como Zawka creen que se acerca el momento de poder«domesticar» las
células madre humanas, suprimiendo determinados genes para que se
especialicen en tejidos productores de insulina, células del cerebro o de
la médula espinal. Esta sería la base de una medicina regenerativa a
base de transplantes de tejidos y células frescas, sustituyendo a las
defectuosas; un sueño perseguido desde hace cinco años.