El propósito se recoge en el acuerdo, catalogado ya como Declaración de Bolonia (1999), y ha sido ratificado posteriormente en otros tantos pactos institucionales, con declaraciones sucesivas, cada dos años, como las de Praga (2001), Berlín (2003), y Bergen (2005), y que han incidido sobre otros aspectos en la idea global de unificar conceptualmente los títulos. Como consecuencia de este principio, los países europeos han iniciado a distinto ritmo un proceso de adaptación para lograr que la Universidad europea pueda ser competitiva con las de Estados Unidos.
En realidad, la integración y homologación europea es un hecho desde el ingreso de España en la UE hace 20 años. La directiva europea que regulaba el reconocimiento de cualificaciones profesionales se refundió en 1993 y fue completado y actualizado en diciembre de 2004. Afecta a médicos, odontólogos, farmacéuticos, veterinarios, enfermeros, matronas y arquitectos. Por tanto, el proceso de Bolonia se inició en las carreras sanitarias hace tiempo.
La variedad de planes de estudios de las titulaciones sanitarias no sólo en Europa sino en España son ahora mismo tan dispares que dificulta una adecuada movilidad de los estudiantes. Todo esto se superará en el horizonte del año 2010, aunque no se descarta que en Medicina se logre en dos años. 'Los planes de estudio que se elaboren deben ser lo más coherentes y superponibles con los demás de la Unión Europea, de tal manera, que permita que un estudiante curse tercero en Barcelona, cuarto en la Sorbona, y quinto en la Universidad Libre de Berlín', explica el decano de la Facultad de Medicina de Zaragoza, Arturo Vera, y miembro de la Conferencia de Decanos de Medicina de España.
Sin duda, los programas Erasmus y Sócrates, que han favorecido la movilidad de los estudiantes universitarios por el territorio europeo durante la última década, representan un mero intento de esta integración hacia la que se camina. El acuerdo de la Unión Europea marca un antes y un después en esta voluntad, y ahora dicho principio lleva implícito un sentido casi mundial porque, incluso, su contenido ya comienza considerarse en América Latina e incluso en la antigua Unión Soviética.
Los inicios
Fue en junio de 1999, cuando siguiendo el objetivo iniciado en la Reunión de la Sorbona, los ministros de Educación de 31 países europeos firmaron la Declaración de Bolonia, con el fin de establecer un Espacio Europeo de Educación Superior. Los objetivos estratégicos se centran en lograr un sistema fácilmente comprensible y comparable de titulaciones. un sistema basado fundamentalmente en dos ciclos principales. un sistema de créditos compatibles que promocione la movilidad (Créditos ECTS). la promoción de la cooperación europea para garantizar la calidad de la Educación Superior (estableciendo criterios y metodologías comparables) y la promoción de la movilidad de estudiantes, profesores y personal administrativo de las universidades y otras instituciones de Educación Superior europeas.
Los ministros de Educación de los países firmantes de la Declaración de Bolonia se reúnen desde entonces cada dos años con la intención de valorar los avances realizados y marcar las pautas para su continuidad. La última conferencia internacional se celebró en mayo de 2005 en Bergen (Noruega), con la participación de ministros de Educación de 45 países. El propósito no era otro que estudiar el progreso del proceso de Bolonia y establecer directrices para el futuro, con el fin de que los objetivos sobre la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior se alcancen en 2010.
El ritmo de trabajo
En España, tras unos años de paulatino y continuo avance, el ritmo de trabajo se ha ralentizado y se prevé que continuará a escasa velocidad en el próximo trimestre, dado el cambio de prioridades del Ministerio de Educación, para el que ahora es fundamental el impulso a la LOU, que se aprobó en el último Consejo de Ministros.
A pesar de que todavía siguen intactos el entusiasmo y la certeza sobre las ventajas que supondrá poner en marcha un sistema universitario homologado para la Unión Europea, lo cierto es que también se palpa un cierto malestar por el hecho de que el plan de trabajo no haya seguido un orden más lógico. Es evidente que se ha avanzado enormemente en el marco legislativo, con la aprobación y publicación de diferentes decretos, que ya incluyen y regulan las características generales sobre un sistema basado en dos ciclos, grado y máster o postgrado. Sin embargo, todavía quedan por definir los nuevos planes de estudio de todas las titulaciones universitarias, cuando se presuponía que debía ser uno de los primeros peldaños a superar de una larga escalinata.
El propio secretario de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina de España, el catedrático José Peinado y, a su vez, decano de la Facultad de la Medicina de la Universidad de Granada, es, sin duda, uno de los más destacados impulsores de la Declaración de Bolonia, en la que viene trabajando sin descanso y sin tregua. Su ánimo se ve ligeramente empañado por lo que considera un cierto desajuste en esta carrera de fondo por la armonización europea de las titulaciones universitarias. 'Trabajamos por la compatibilidad y comprensibilidad de las titulaciones pero, sinceramente, creo que hemos empezado la casa por el tejado. Disponemos ya de varios decretos, que regulan el sistema de créditos, ECTS, a semejanza de los que se utilizan en Europa, que de hecho se han empezado a aplicar de forma piloto en algunas Facultades. Contamos también con dos nuevos decretos, promulgados por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que definen las características que deben reunir el grado y el máster', apunta el catedrático. De hecho, las diplomaturas y licenciaturas desaparecen para dar paso al grado. Mientras, el master se concibe como un escalón superior a las licenciaturas. similar a los que antes era la primera parte de los estudios de doctorado y conlleva un mayor grado de especialización.
En la actualidad, la variedad de planes de estudios son muy dispares en el conjunto europeo, lo que dificulta la movilidad a los estudiantes
'Creo que, administrativamente, nos hemos anticipado demasiado en unos aspectos, sin haber resuelto otros. Legislativamente, hemos empezado la casa por el tejado, cuando lo primero que había que haber hecho en su día, y fue algo muy debatido, era el mapa de titulaciones y la definición de sus contenidos', lamenta el profesor Peinado.
Unificar créditos
Uno de los puntos clave en los que trabajan simultáneamente los distintos Ministerios de Educación de los países que anhelan la declaración de Bolonia es el de la unificación de las calificaciones y la medición de los tiempos de trabajo del estudiante, con la aplicación de un mismo sistema de créditos ECTS. 'Hay que utilizar el mismo sistema a la hora de las calificaciones, porque en los sistemas anglosajones, por ejemplo, no existe el aprobado, suspenso, sobresaliente de España. Además, es preciso establecer cómo medimos el tiempo que el alumno dedica a las distintas materias. Y aunque en España se aplicaba ya el crédito, sin embargo, lo medimos en función de las horas de contacto entre profesor y alumno, de tal forma, que un crédito español, equivale a diez horas. Es un crédito para el profesor y un crédito para el alumno. Pero en Europa no necesariamente es así', describe el profesor Peinado.
La declaración de Bolonia establece un sistema: el European Credit Transfer System (ECTS). El nuevo concepto de crédito se centra en las horas de trabajo del alumno, y ahí se incluyen el tiempo en que el alumno está en clase. el de prácticas, el que invierte en estudiar o en preparar un trabajo, el que dedica a preparar exámenes. Así un crédito europeo equivale a 25 ó 30 horas de trabajo personal del estudiante. Las experiencias pilotos ya han comenzado a funcionar en algunas Facultades de Medicina de Cataluña y de Andalucía, como las de Córdoba y Granada.
Ciclos formativos y un modelo de seis años
El nuevo sistema de ciclos formativos, que establece la declaración de Bolonia obliga a replantear las diplomaturas españolas y las licenciaturas. Así, para la Unión Europea prevalece el grado, como formación universitaria de tres o cuatro años, y un segundo ciclo, el master, de uno o dos años. El título de Enfermería pierde su título de diplomado y pasa a ser de grado.
Para Medicina se apuesta por un modelo de seis años de estudios que es el que existe en casi toda Europa. Esto introduce una clara diferencia con la mayoría de carreras, que se tardarán en cursar entre tres y cuatro años. Precisamente, la Conferencia de Decanos logró que se aceptara su propuesta de unificar grado y máster en Medicina para no profundizar en el agravio comparativo que supondría que estos alumnos terminaran sus estudios cuando en otras licenciaturas ya tendrían incluso el máster. 'Se reconoce que el medico tendrá acceso directo al doctorado y eso de alguna manera es dar por hecho la larga duración de los estudios de medicina. Además, el último curso se podría dedicar a un practicum o rotatorio, en el que el estudiante no tendría clases sino que trabajaría en un hospital o centro de salud, siempre tutelado', señala, por su parte, el decano de la Facultad de Medicina de Zaragoza, Arturo Vera.
El sistema de calificaciones
El sistema de calificaciones también introduce variaciones de consideración. Si hasta ahora servía las calificaciones de aprobado, notable, sobresaliente o suspenso, con la nueva orden ministerial es preciso una doble clasificación. Por un lado se precisa aplicar un dígito, de cero a diez, con la posibilidad de tener un solo decimal, para que estadísticamente sea posible comparar las notas con una gran precisión, que después quedan incluidas en una clasificación de cinco letras, A, B, C, D y F, en la que F es suspendido y la mejor nota.
La declaración de Bolonia apunta, además, la necesidad del denominado suplemento europeo al título, que también se ha recogido ya en otro Real Decreto en España. La tradicional petición de un certificado de estudios no se limita a un simple listado de calificaciones por asignaturas sino que obliga a especificar las asignaturas, con el número de créditos, los contenidos de las materias, y hacerlo en varios idiomas: En España, por ejemplo, se redactaría en español, en la lengua de la comunidad autónoma correspondiente y en otra de la UE.
Una oportunidad única
A pesar de los altibajos de la andadura hacia la integración europea, para el secretario de la Conferencia de Decanos de Medicina de España, la Declaración de Bolonia es un momento clave. 'Es la hora de modernizar los planes de estudio de las titulaciones sanitarias españolas. Queremos hacerlo mejor y Bolonia supone, además, una posibilidad muy buena de armonizar las enseñanzas de Medicina dentro del propio sistema universitario español, respetando las peculiaridades de cada comunidad', insiste el catedrático desde Granada.
La Conferencia de Decanos de Medicina de España, tras elaborar el libro blanco de Medicina, en el que se analiza la situación en España y en Europa, o el tipo de médicos requiere la sociedad y las salidas profesionales, trabaja en estos momentos en las líneas estratégicas para los nuevos planes de estudio. De hecho, hace apenas dos meses, la Conferencia de Decanos de Medicina de España creó una Subcomisión para el Estudio de la ficha técnica del título de enseñanza de Medicina, con las directrices que les fueron proporcionadas por el Ministerio de Educación y la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), y que es el instrumento ministerial para acreditar a la Universidad en la integración en el Espacio Europeo de Enseñanza Superior. No obstante, la ficha técnica que ha recibido la subcomisión recoge buena parte de las propuestas contenidas en el libro blanco de la titulación en Medicina. En concreto, los integrantes de la subcomisión son los decanos de las Facultades de Medicina de Zaragoza, Alcalá, Alicante, Murcia, Valencia, Santiago, Pamplona, Lérida y Córdoba.
Finalmente, la ficha técnica resultante se publicará como Real Decreto o como orden ministerial. Y a partir de entonces cada Universidad elaborará su plan de estudios que, a continuación, deberá someterse a la aprobación definitiva del Consejo de Universidades. Una vez aprobado se publicará en el Boletín Oficial del Estado y podrá aplicarse en cada Facultad.
Medicina más humanista
Por su parte, la Organización Médica Colegial considera que la integración europea hacia la que caminan las titulaciones universitarias, en concreto, los estudios de Medicina, no ha de preocuparse únicamente por el armazón legislativo y administrativo que los regulará sino que deben considerarse otra serie de cuestiones, como son los valores que deben transmitirse en la formación de un médico y los que debe acompañarle en el ejercicio ético de su profesión. Y así en el documento Los 'valores de la Medicina del siglo XXI de la OMC' propuesto en la subcomisión de ética del Comité Permanente de Médicos Europeos en Bruselas, señala textualmente que no se trataría tanto de incorporar nuevas áreas de conocimiento como de introducir una filosofía de la Medicina más integradora y humanista que impregne con eficacia todo el currículo.
En el documento se alude directamente a lograr un mayor grado de madurez al concluir los estudios de Medicina sobre el significado que la salud y la enfermedad tienen para el individuo, así como del auge de la dimensión preventiva de la Medicina o de un sincero y efectivo respecto hacia los derechos y valores del paciente. No es extraño, entonces que se afirme: 'Se hace necesario un mayor esfuerzo docente para introducir las ciencias sociales y las humanidades de forma transversal, impregnando los contenidos biomédicos de un modo que resulte atractivo para los estudiantes'.
Uno de los puntos clave del proceso es el de la unificación de las calificaciones y la medición de los tiempos de trabajo del estudiante
En opinión de la comisión de ética, estos contenidos relacionados con la dimensión humana y social de la Medicina deberían estar presentes ya desde el primer año de la licenciatura. 'La innovación curricular que se propone debe ser compatible con la solidez científica propia de una Facultad de Medicina'.
Sin duda, todos estos argumentos que se debaten en el seno del Ministerio de Educación junto a los representantes de las Facultades de Medicina serán tenidos en cuenta para lograr que el camino que todavía queda por recorrer hasta la anhelada armonización universitaria europea se desarrolle por los cauces más adecuados. En cualquier caso, Bolonia 'tal y como hace hincapié el secretario de la Conferencia de Decanos de Medicina' debería suponer una nueva modernización de las estructuras universitarias, que mejorasen la calidad docente, acercándola a los requerimientos de una sociedad en continuo cambio y sin fronteras. En relación a Medicina debería representar la posibilidad de acercar la formación a las nuevas demandas del sistema sanitario y de la sociedad en general, introduciendo aspectos como la comunicación médico-paciente, insistiendo en aspectos éticos del ejercicio de la Medicina, junto a la clásica formación.