Redacción, Huesca.- El asma reduce las expectativas profesionales y personales de los pacientes. Estos son los datos preliminares de un estudio realizado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) en más de 1.000 pacientes que reconocieron que su enfermedad les afectaba en actividades cotidianas como el trabajo, tiempo de ocio, ejercicio físico y conducción. Estas conclusiones fueron presentadas en la Reunión Anual de ALERGOARAGON que recientemente se ha celebrado en Huesca.

En palabras del doctor Carlos Colás, presidente del Comité Organizador de la Reunión, "en España el asma afecta a más de dos millones de personas adultas. Como en la mayoría de las enfermedades crónicas, el efecto de los síntomas tiene un alcance mucho mayor que su mero padecimiento. Cuando el asma no está bien controlada, puede interferir en las actividades diarias y dificultar el estilo de vida del paciente, provocando absentismo laboral o a la hora de practicar deporte".

Según informó la SEIAC, con el fin de realizar una evaluación global del paciente asmático, en los últimos años se ha puesto en práctica en las consultas de alergología la cumplimentación de cuestionarios de calidad de vida relacionados con la salud que contribuyen a complementar los parámetros de diagnóstico del paciente. "Con estos datos se analiza el impacto global de asma junto con aspectos tan sensibles como despertares nocturnos y consumo de fármacos. En consecuencia, se puede pensar que estos cuestionarios complementan a los métodos tradicionales de evaluación", añade este experto.

Factores psicosociales y asma

Basado en una recopilación exhaustiva de información encargada por la SEAIC, en esta reunión también se abordó como los factores psicosociales tales como trastornos depresivos, ansiedad o estrés precipitan los ataques de asma o empeoran el curso de la enfermedad.

El doctor Ignacio Jáuregui, de la Unidad de Alergología del Hospital de Basurto de Bilbao relata que el papel de los estresantes emocionales en el inicio del asma aumenta con la edad. La contribución relativa de dichos factores puede ser de apenas el 10 por ciento en los niños, mientras que en los casos de inicio tardío (a partir de los 45 años) podrían desempeñar un papel predominante hasta la mitad de los casos.

Al mismo tiempo, el asma crea problemas psicológicos, en una cadena de broncoespasmo y trastornos psíquicos. Así, mientras los índices de depresión en población general se mantienen en el 12,7 por ciento en hombres y el 21,3 en mujeres, entre pacientes asmáticos es del 20 al 50 por ciento, con una mayor tasa de afectación entre personas que viven en el medio urbano.

Los expertos en alergología indican que la asociación entre la depresión y el asma puede deberse a las experiencias que se derivan de padecer esta enfermedad crónica. Entre ellos se encuentran el absentismo escolar o laboral, el no poder realizar ciertas actividades físicas, despertarse a media noche con síntomas de asma o el hecho, todavía más traumático, de tener que acudir a un servicio de urgencias con un ataque de asma son factores que pueden abocar al paciente a una sensación de desamparo y temor.

Tratamiento integral

En el tratamiento de estos pacientes, el doctor Ignacio Jáuregui recomienda un abordaje multidisciplinar, que incluya intervenciones psicológicas y conductuales. educación continuada, como los programas de automanejo del asma auspiciados por la SEAIC. estrategias para implementar la adherencia y programas de intervención comunitaria. La adherencia al tratamiento va a depender, señala su estudio, de "una correcta relación clínica, en un ambiente de confianza y empatía, con un régimen terapéutico convenido, según el nivel cultural del paciente y lo más sencillo posible, revisiones periódicas relativamente frecuentes y si es posible con el mismo facultativo, y una relación positiva, sin amenazas".