La nieve y las bajas temperaturas
de este invierno
han traído como consecuencia
un aumento de la incidencia
del rotavirus en España,
sobre todo entre los menores
y los ancianos, y un agravamiento
de sus síntomas, entre
los que se cuentan la diarrea
aguda, los vómitos y la deshidratación,
según ha señalado
el doctor Carlos Raposo Simón,
subdirector general del
Colegio Oficial de Farmacéuticos
de Madrid.
El rotavirus es un virus de
transmisión fecal-oral responsable
de entre el 40 y el 50
por ciento de las enfermedades
diarreicas graves que se
producen en el mundo. En esta
infección, la diarrea suele ir
acompañada de otros síntomas,
como fiebre, vómitos y
deshidratación que, sin tratamiento,
llegarían a causar la
muerte del paciente.
A pesar de que puede
afectar a toda la población todo
el año, la incidencia del rotavirus
aumenta en invierno,
con el frío, y se da con mayor
frecuencia en personas mayores,
pacientes inmunodeprimidos,
embarazadas y menores
de cinco años, entre quienes
en España causa al año cerca
de 170.000 casos y unas 3.000
hospitalizaciones.
Según el doctor Raposo,
las bajas temperaturas de este
invierno están facilitando la
proliferación de infecciones víricas
como la causada por el
rotavirus, que además este
año está resultando "de especial
intensidad".
Repunte
de las diarreas
"Aunque se trata de brotes cíclicos,
dadas las inclemencias
climatológicas, se está experimentando
un repunte de las
diarreas del que no conocemos
el alcance, cuantos meses
durará", ha indicado Raposo,
quien ha manifestado que el
rotavirus este año está generando
"síntomas más insidiosos"
que podrían necesitar de
hospitalización.
Lo importante es combatir
de forma correcta la deshidratación,
el síntoma que podría
llevar al paciente a sufrir un
shock mortal. "Hay que evitar
la deshidratación con preparados
dosificados para este fin,
no vale con tomar bebidas isotónicas
o refrescos", indica Raposo,
quien aconseja también
no administrar al paciente antidiarreicos
o limonadas, ya
que "no es la solución".
Para prevenir esta enfermedad,
para la que sólo existen
tratamientos sintomáticos y
que suele desaparecer sin dejar
secuelas, el mejor método es la
vacunación, concluyó.