Hasta hace poco tiempo no
se ha reconocido la relación
entre el estrés y el Síndrome
de la Articulación Témporo
Mandibular (ATM), que consiste
en acumular toda la tensión
en los músculos que se
encargan del movimiento de
la mandíbula.
La alerta más común de este
trastorno es un dolor adormecedor,
muy intenso dentro y
alrededor de la oreja, que suele
extenderse hacia un lado de la
cabeza, la nuca o el cuello, y
puede empeorar al masticar,
bostezar o al hablar demasiado.
Algunos pacientes también
experimentan sonidos articulares
o chasquido o sufren bloqueos
(limitación de la apertura
bucal, de manera aguda o
crónica) o luxaciones (imposibilidad
de cerrar la boca).
La sintomatología, en ciertos
casos, también se acompaña
de mordidas descentradas y de
un desgaste dental mayor. Según
el doctor Alberto Canábez,
odontólogo especializado en el
diagnóstico y tratamiento del
ATM, muchos de estos síntomas
"se deben a la desmesurada presión
que sufren las estructuras
alrededor de la articulación. Estas
estructuras abarcan los músculos
de la mandíbula, la cara y
el cuello, los dientes, el disco
cartilaginoso en la articulación y
los ligamentos, vasos sanguíneos
y nervios cercanos. Es en
toda zona concreta donde el
paciente tiende a acumular toda
su tensión".
El perfil del paciente
Un alto porcentaje de individuos
que padece las consecuencias
de algún tipo de patología
a nivel de la ATM se
caracterizan por sobrellevar situaciones
de estrés. El doctor
Pablo Rial, también experto en
esta patología, lo argumenta
con las siguientes palabras
"cuando no canalizamos correctamente
las emociones,
tendemos a desarrollar tensiones
internas, principalmente en
los músculos masticadores. Para
aliviar dicha tensión, apretamos
y rechinamos los dientes,
hábito que resulta gravemente
perjudicial para el movimiento
y la salud de nuestra mandíbula".
Además del estrés diario,
una mala postura, la incapacidad
para relajarse, una dieta
deficiente y la falta de sueño
son otros factores que pueden
empeorar los síntomas.
Tratamiento
satisfactorio
El único modo de conseguir
una posición funcional estable
y una oclusión ideal es colocando
una férula de reposicionamiento
mandibular que, según
explica Canábez, se usa en los
desplazamientos de disco para
reducir el chasquido articular
que ocurre durante la apertura
y cierre mandibular. Su función
es centrar la mandíbula inferior
permitiendo que los ligamentos
y la musculatura recuperen
su tensión normal. También
proporciona una superficie de
oclusión plana sobre los dientes
para permitir la protección pasiva
de la mandíbula y la reducción
de malos hábitos orales".
La férula requiere de un
uso continuado y de ejercicio
terapéutico de apoyo. Si estos
dos parámetros se realizan correctamente,
al cabo de 4 meses,
aproximadamente, se puede
retirar el dispositivo.