El exceso de azúcar dificulta el funcionamiento de las células que renuevan el revestimiento del colon en un modelo de ratón de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), según un nuevo estudio realizado por científicos de la
Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
Los resultados, publicados en la revista científica
'Cellular and Molecular Gastroenterology and Hepatology', podrían ayudar a entender por qué limitar los alimentos azucarados puede aliviar los síntomas de los pacientes con EII.
'La prevalencia de la EII está aumentando en todo el mundo, y aumenta más rápidamente en las culturas con estilos de vida industrializados y urbanos, que suelen tener dietas ricas en azúcar.
Demasiado azúcar no es bueno por una variedad de razones, y nuestro estudio se suma a esa evidencia al mostrar cómo el azúcar puede ser perjudicial para el intestino'. Para los pacientes con EII, el azúcar de alta densidad - que se encuentra en cosas como refrescos y dulces - podría ser algo de lo que mantenerse alejado', ha explicado el autor principal del trabajo, Timothy Hand.
Estudio experimental
Los investigadores empezaron por alimentar a ratones con una dieta normal o con una rica en azúcar. A continuación, imitaron los síntomas de la EII tratando a los animales con una sustancia química llamada DSS que provoca daños en el colon.
Para su sorpresa, todos los ratones con la dieta alta en azúcar murieron en nueve días. En cambio, todos los que siguieron la dieta estándar sobrevivieron hasta el final del experimento de 14 días.
Para averiguar por qué el azúcar era tan letal para los ratones con síntomas de EII, el equipo examinó el colon de los animales. El colon, también conocido como intestino grueso, está recubierto por una capa de células epiteliales dispuestas en proyecciones en forma de dedos denominadas criptas. En un colon sano,
estas células se reponen continuamente mediante la división de células madre en la parte inferior de cada cripta.
'El epitelio del colon es como una cinta transportadora. Las células tardan cinco días en recorrer el circuito desde el fondo hasta la parte superior de la cripta, donde se desprenden en el colon y se defecan. Esencialmente se hace un colon nuevo cada cinco días', ha detallado Hand.
Cuando a los ratones que seguían una dieta rica en azúcar se les administró DSS, ese circuito se colapsó. En algunos de los animales, la capa protectora de células epiteliales se perdió por completo,
provocando que el colon se llenara de sangre y células inmunitarias.
Inesperadamente, una dieta rica en azúcar resultó igualmente letal en los ratones libres de gérmenes tratados con DSS, lo que demuestra que el azúcar afecta directamente al colon y no depende del microbioma intestinal, como habían predicho los investigadores.
A continuación, el equipo comprobó cómo afectaba el azúcar a los colonoides humanos y de ratón, intestinos en miniatura del tamaño de una semilla de amapola que pueden cultivarse en una placa de laboratorio. A medida que aumentaban las concentraciones de glucosa, sacarosa o fructosa,
se desarrollaban menos colonoides y crecían más despacio, prueba de que el azúcar afectaba a la división celular.
'Descubrimos que las células madre se dividían mucho más despacio en presencia de azúcar, probablemente demasiado despacio para reparar los daños del colon. La otra cosa extraña que observamos fue que el metabolismo de las células era diferente. Estas células normalmente prefieren utilizar ácidos grasos, pero después de ser cultivadas en condiciones de alto contenido en azúcar, parecían quedar bloqueadas en el uso de azúcar', ha explicado Hand.
Niveles más bajos de ATP
En condiciones azucaradas, las células presentaban vías metabólicas muy alteradas y producían niveles más bajos de ATP, la molécula proveedora de energía que impulsa los procesos celulares. Los investigadores sospechan que esta alteración de las vías celulares
inhibe la capacidad de división de las células madre, lo que ralentiza la renovación del revestimiento del colon y acelera el daño intestinal en la EII.
Según Hand, estos hallazgos podrían ayudar a explicar otras investigaciones que han relacionado las bebidas azucaradas, incluidos refrescos y zumos, con resultados negativos en pacientes con EII.
'Si se come una manzana o una naranja, se ingiere una gran cantidad de azúcar, pero ese azúcar está retenido en las células de la fruta, por lo que se tarda mucho tiempo en digerir y abrir esas células para obtener el azúcar. En cambio, si bebemos un refresco, el azúcar está disponible casi al segundo de llegar al intestino, y es fácil ingerir una enorme cantidad de azúcar en muy poco tiempo. Nuestra investigación sugiere que
consumir altos niveles de azúcar podría tener resultados negativos para la reparación del colon en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal', ha remachado el investigador.