Cinco de las principales compañías farmacéuticas del mundo han llegado a un acuerdo para rebajar el precio de dos pruebas del sida, el test de las CD4 y el de la carga viral, en las naciones en vías de desarrollo, informa el diario EL MUNDO.
El pacto, alcanzado por medio de la Fundación del ex presidente de EEUU, Bill Clinton, ayudará a mejorar la calidad de vida de los afectados por el VIH en los lugares más desfavorecidos. Las empresas Beckman Coulter, Inc. y Becton, Dickinson & Co., fabricantes de los test CD4, y Roche Diagnostics, Bayer Health Care y bioMérieux, que comercializan los test de carga viral, han firmado este acuerdo por el que se comprometen a ofrecer, además de las pruebas del sida, las máquinas para aplicarlas y los agentes químicos necesarios para concluir el proceso.
Los países que, en principio, se beneficiarán del pacto son Sudáfrica, Tanzania, Mozambique, Ruanda, Haití, la República Dominicana y algunas otras naciones caribeñas.
Estos lugares sólo tendrán que pagar una cantidad fija a la compañía farmacéutica por cada test que reciban. Para las pruebas CD4, el coste variará entre los tres y los cinco dólares, frente a los ocho o 10 dólares que pagan en la actualidad, y el precio de los test de carga viral, que son más caros, podría reducirse un 20%, según señala un artículo publicado en 'The Wall Street Journal'.
El test de las CD4 se utiliza para medir las defensas del paciente y ver cómo la enfermedad ha debilitado el sistema inmune y el test de la carga viral sirve para mostrar la cantidad de VIH que hay en el cuerpo y la actividad del mismo. Tanto una prueba como otra se usan, no para diagnosticar que una persona tiene sida, sino para guiar el tratamiento de los pacientes que ya saben que están infectados.
La Fundación Clinton fijará los precios de los test en unos niveles que garanticen a los fabricantes unos beneficios, aunque muy modestos. Las negociaciones con las compañías farmaceúticas han tardado varios meses en concretarse y, como explica un miembro de la fundación al periódico estadounidense, 'hemos trabajado para encontrar la forma más apropiada para reducir costes'.
La mayoría de las personas implicadas en la lucha contra el sida aplauden este recorte de precios promovido por la Fundación Clinton. Sin embargo, algunos activistas consideran que los test del sida son demasiado complicados para administrar en condiciones empobrecidas y que se necesitaría unas pruebas más sencillas y fáciles de utilizar.