Redacción, Madrid.-Para la Unión Europea, el casi millón y medio de muertes cada año justifica con creces la lucha que ha decidido emprender contra el ictus, enfocada, sobre todo, "a que un porcentaje muy elevado de esos fallecimientos podrían evitarse con el desarrollo de unas políticas de prevención muy sencillas de llevar a la práctica". Que el ictus suponga, además, la segunda causa de discapacidad en el adulto y que represente entre el 3-4 por ciento del total de costes sanitarios de todos los países de la Europa Occidental, no hace más que reforzar la decisión adoptada por el Parlamento Europeo de poner en marcha con la ayuda de todos los Gobiernos un plan global de prevención que pueda minimizar el actual impacto del ictus en su territorio.

El primer paso dado por Bruselas en este sentido, y del que ha informado la Fundación Española del Corazón, ha sido el de avalar, recientemente, la constitución de SAFE (iniciales en inglés de Alianza Europea contra el Ictus), una organización que reúne a 21 asociaciones de pacientes de países de toda Europa, mediante la cual se pretende concienciar a las autoridades sanitarias de la necesidad de desarrollar estrategias de prevención realmente eficaces, que hagan del ictus una catástrofe evitable.

Clase política concienciada

Bajo esta propuesta europea, la Fundación Española del Corazón -miembro de SAFE-, con el patrocinio de MSD, inició ayer, 20 de octubre, en el Congreso de los Diputados la "Jornada de Prevención Cardiovascular: Tómate en serio la tensión, evita el ictus", con la que se ha pretendido concienciar a la clase política sobre la importancia de poner en práctica, con todos los recursos que sean necesarios para ello, una serie de medidas preventivas que permitan disminuir el tremendo impacto del ictus en España.

En este sentido, hay que destacar que todos los Grupos Parlamentarios se han mostrado de acuerdo con esta iniciativa y dispuestos a colaborar en lo que sea necesario.

Por su parte, la Alianza Europea contra el ictus ha desarrollado una serie de recomendaciones mediante las cuales se pretende ayudar a los gobiernos de los Estados miembros de la UE a combatir la amenaza del ictus. Dichas recomendaciones pasan, fundamentalmente, por la prevención y el control de la hipertensión arterial, ya que ésta es el factor de riesgo número uno para que se produzca un ictus.

Esta organización europea ha pedido a los Gobiernos que insistan en la necesidad de utilizar los tratamientos preventivos de eficacia demostrada y alertar a las autoridades sanitarias sobre el coste real de la inacción. concienciar a la comunidad médica y al público en general de la relación que hay entre ictus e hipertensión arterial. apoyar a los grupos de pacientes. facilitar el intercambio de información y las buenas prácticas entre los Estados miembros para desarrollar programas de prevención. establecer objetivos sanitarios realistas y dotados de un marco temporal para combatir el ictus. asegurar que la existencia eficazmente demostrada de tratamientos preventivos se ponen a disposición de la población de riesgo y que los presupuestos para asistencia sanitaria se distribuyen en consecuencia. asegurar que el ictus y la hipertensión reciban prioridad en el nuevo Portal Europeo de la Salud. y hacer de la hipertensión arterial y la prevención del ictus una prioridad política en Europa.

Como reflejo de lo que podría conseguirse en este nuevo marco que se plantea desde Bruselas, un estudio científico ha demostrado, recientemente, que si los hipertensos europeos recibieran durante los próximos cinco años y medio un tratamiento antihipertensivo específico para prevenir el ictus, podrían evitarse más de 125.000 nuevos ictus durante ese período de tiempo en Europa, 13.000 en España.