Cuando aún está en el vientre materno, el bebé ya posee lo que se conoce como reflejo de succión, que permanece cuando nace y con el que convive hasta los dos o tres años de edad. Gracias a él, se alimenta el primer año de vida y después le aporta seguridad y tranquilidad.
El bebé no puede estar constantemente alimentándose para satisfacer la necesidad de succión que siempre le acompaña, por lo que el chupete es el mejor aliado con el que cuenta para poder hacerlo. Además, como le permite descargar tensiones se sentirá bien y tranquilo en su compañía.
A la hora de comprar un chupete se ha de comprobar que éste cumpla las normas establecidas por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación). Un chupete seguro es aquel que está hecho de material plástico resistente, tiene los bordes redondeados y una anilla o tirador que permite sacarlo de la boca. La tetina no debe medir más de 3,3 centímetros y la base del chupete debe ser lo suficientemente grande como para que el niño no pueda meterlo completamente en la boca, evitando así el riesgo de asfixia.
¿Látex o silicona?
Una de las dudas que surgen a menudo es qué tetina escoger. Tanto en chupetes como en biberones las opciones son dos: látex o silicona. Ninguna de las dos es mejor que la otra, todo depende básicamente de con cuál de ellas el bebé se encuentra más cómodo. Con una excepción: una vez que han aflorado los primeros dientes, sólo se recomienda el látex pues la silicona es menos resistente a los mordiscos.
El látex es un material natural muy versátil que ha sido utilizado durante décadas en la elaboración de tetinas y es el que mejor emula al pecho materno. Le avala el hecho de que es muy elástico y suave, blando, flexible y extremadamente resistente; es más, incluso si tuviera algún corte, nunca se rasgaría. Además, no atrae partículas de polvo.
Para su correcto mantenimiento, es necesario mantener los chupetes de látex alejados de la luz y del calor y reemplazarlos cuando se observen signos de que comienzan a estar deteriorados (se oscurecen o se ponen pegajosos y retienen olores).
Por su parte, la silicona es un plástico suave y elástico, si ningún olor o sabor característicos. Es más rígido que el látex pero resiste mejor la esterilización y el calor. La exposición directa a la luz solar no es capaz de envejecerlo, ni tampoco las grasas de los alimentos. Pero como se rasga con más facilidad que el látex, al menor signo de mordedura u otro daño, como surcos o pequeños huecos, se ha de reemplazar de inmediato.
Cuidados y mantenimiento
Antes de usarlo por primera vez hay que sumergir el chupete en agua hervida durante cinco minutos para librarlo de posibles gérmenes. Una vez esterilizado de esta forma, y enfriado completamente, ya está listo para usarlo. Pero no basta con realizar este proceso una sola vez. Ha de lavarse frecuentemente con agua y jabón suave, aunque es inevitable, desde luego, que el chupete esté frecuentemente en el suelo, y cada cierto tiempo sea necesario volver a esterilizarlo, sobre todo en los primeros meses de vida del pequeño. Nunca se han de utilizar sustancias agresivas que pudieran dañarlo, como detergentes, disolventes o productos similares ni dejarlo cerca de una fuente de calor o exponerlo a luz solar directa, pues esto puede dañar la tetina.
Cada cierto tiempo es conveniente renovar el chupete, aún cuando no tenga desperfectos. Por motivos de seguridad e higiene, el chupete debe renovarse cada mes.
Además se ha evitar que lo chupe otro niño o que ande suelto en el bolso o en un bolsillo. Para proteger los chupetes son muy prácticos los estuches especialmente diseñados para ello.
A cada edad el suyo
El bebé crece y los chupetes han de adaptarse a estos cambios. Con el paso de los meses, la cavidad oral aumenta pero no sólo a lo largo sino también a lo ancho y a lo alto. Unos pocos milímetros en cada caso, pero suficientes para que el bebé que cumple siete meses ya no esté cómodo con su primer chupete. De ahí que las marcas que comercializan estos productos hayan puesto tallas a sus tetinas. Por ejemplo, talla 1 para bebés de 0 a 6 meses, talla 2, de 6 a 18 meses y talla 3, de 18 meses en adelante. Por tanto, debemos asegurarnos de que el tamaño del chupete es adecuado para la edad del bebé.
En cualquier caso, no debería permitir que su bebé cumpla dos años y siga con el chupete en la boca. Y es que si se alarga su uso más de la cuenta, el chupete puede entorpecer el desarrollo de las maxilares y de los dientes. Quitárselo no es tan difícil como pudiera parecer a simple vista. Al principio estará triste pero luego se olvidará de él sin problemas. Empiece reduciendo el tiempo de uso y al cabo de unos días restrínjalo sólo a las horas de sueño y a momentos puntuales en los que realmente lo necesite. Pero cuando decida que ha llegado el momento de quitárselo del todo no dé marcha atrás.
FUENTES: NUK y Colegio de Farmacéuticos de Barcelona.