Redacción, Madrid.- Las campañas de educación sanitaria dirigidas a la población llegan casi siempre al mismo tipo de ciudadano, por lo general bien informado a priori, y apenas lo consiguen respecto a los ancianos con menos recursos y más riesgo de dependencia, según se desprende de las conclusiones de las I Jornadas sobre 'Envejecimiento Saludable en el siglo XXI. Propuestas Prácticas'.
Médicos, empresarios, representantes de la Administración y de ONGs han debatido diferentes propuestas enfocadas a añadir calidad a los años con un papel activo dentro de la sociedad en estas jornadas, organizadas por la Fundación Pfizer.
En la mesa redonda sobre 'Envejecimiento saludable, una responsabilidad de todos', la directora del Observatorio de Personas Mayores del IMSERSO, María Teresa Sancho, aseguró que la clase social condiciona la calidad de vida de los mayores. 'En general, hay muy pocos ciudadanos bien informados y otros muchos que lo están poco o nada. A estos últimos pertenecen los ancianos con menor poder adquisitivo y mayor riesgo de ser dependientes. Por ello, es necesario establecer un consenso entre todas las partes implicadas, Administraciones Públicas, Sociedades Médicas e, incluso, los propios ciudadanos. Los conocimientos y los mensajes están claros. El problema es consensuar las competencias de unos y otros en este esfuerzo común', indicó.
Asumir el envejecimiento
Para la directora del Observatorio de Personas Mayores del IMSERSO, es preciso un cambio de actitudes en relación con el envejecimiento. 'En España, ya es mayor el número de personas con más de 65 años que el de jóvenes y eso requiere un esfuerzo, especialmente desde el ámbito de la educación. Es fundamental que desde la misma adolescencia se empiece a entender que el envejecimiento es un hecho natural y que es posible envejecer de manera satisfactoria si se siguen determinados consejos. Se trata en definitiva de conseguir que la vejez no se vea como una carga social', señaló Sancho.
De la misma opinión es el presidente de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), Luis Martín, quien destacó la estrecha relación entre envejecer con salud y llevar una vida activa, entendida ésta como 'la participación en los asuntos familiares, sociales, económicos, culturales y cívicos, es decir, con una continua implicación en todas estas esferas. Para ello, es preciso que los sistemas públicos sanitarios reconozcan la necesidad de movilizar recursos e invertir en programas y servicios que mantengan y protejan la salud, promoviendo estilos de vida sanos desde la infancia'.
Para el presidente de UDP, las decisiones políticas en esta materia deben adoptarse teniendo en cuenta a las distintas Asociaciones de mayores por su capacidad de actuación. 'La calidad de vida de cualquier segmento de edad está determinada por las políticas sociales y educativas. En el caso de los más mayores, son esenciales políticas capaces de reducir las desigualdades sociales, de fomentar la motivación y la autoestima como complemento a los esfuerzos individuales en pro de un envejecimiento activo', concluyó.
El representante de la Unión Democrática de Pensionistas hizo también especial hincapié en la necesidad de desterrar los prejuicios existentes sobre el envejecimiento que acaban influyendo en la visión que tienen los propios mayores de sí mismos. 'Son prejuicios sin ninguna base, como pensar que los ancianos son personas pasivas, crónicamente enfermas o con necesidades de atención y cuidados constantes. Debemos tratar de crear una cultura donde cumplir años sea considerado un símbolo de experiencias, sabiduría y respeto, con el fin de eliminar la discriminación y la segregación por motivos de edad', dijo.
Por su parte, para el presidente de la Fundación Pfizer, Emilio Moraleda, estas jornadas han pretendido, por un lado, enseñar a la población a lograr un envejecimiento saludable y, por otro, analizar propuestas prácticas que demuestran que esto es posible.