Redacción, Madrid.-Actualmente, se estima que en España cerca del 12 por ciento de la población está expuesta en torno a ocho horas diarias al humo del tabaco.
En base a esta circunstancia, los investigadores clínicos han demostrado que las personas afectadas por este tipo de exposición tienen entre un 25 y un 40 por ciento más riesgo de enfermedades crónicas como cáncer de pulmón, enfisema y cardiopatía isquémica y que este riesgo es mayor cuanto más tiempo pasan en ambientes de humo de tabaco.
Además, hay un incremento del riesgo con respecto a la aparición de patologías tales como asma bronquial e infecciones respiratorias de vías altas (faringitis, otitis, sinusitis) y bajas (bronquitis y neumonía). A ello se suma la estimación de que sólo por cáncer de pulmón, en España se producen casi 400 muertes anuales en personas que nunca han fumado activamente pero que han estado expuestas en su lugar de trabajo al humo de tabaco. Por otra parte, él número total de fallecidos por tabaquismo pasivo puede situarse en torno a los 5.000 cuando se computan todas las causas.
Los especialistas alertan de que los menores de edad son especialmente sensibles a los efectos del humo de tabaco y presentan frecuentemente patología de las vías respiratorias en comparación con los no expuestos.
'La contundencia de los estudios resulta tan aplastantes que la posibilidad de error en las apreciaciones de los científicos sobre el riesgo de cáncer en fumadores involuntarios es menor de una entre diez mil', tal como se expone desde el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), una organización integrada por 39 Sociedades Científicas y asociaciones del ámbito sanitario español.
Cerca de 70 elementos cancerígenos
El humo de tabaco tiene 69 elementos cancerígenos, muchos de ellos demostrados en la especie humana, por lo que ha sido reconocido como un agente cancerígeno en sí mismo por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer y la Organización Internacional del Trabajo. En los últimos años diversos estados europeos como Finlandia, Irlanda, Noruega, Suecia, Reino Unido e Italia han reconocido oficialmente este hecho indiscutible para la comunidad científica internacional.
Así las cosas, la pregunta que estos profesionales se hacen es ¿por qué no se han tomado medida eficaces para proteger a la población de este peligro?
Mientras, las industrias del tabaco siempre han negado públicamente que el tabaco sea adictivo, que produzca problemas graves de salud y muy especialmente que el humo ambiental del tabaco sea cancerígeno a pesar de que en sus propias investigaciones se evidenciaba todo lo contrario.