En primer lugar quitarle ropa y ofrecerle agua.
Los niños pequeños toleran bien quedarse desnudos,
pero los mayores lo toleran mal y reclaman
ropa de abrigo que puede ser sustituida por
ropa de verano que no mantiene la temperatura.
Si el niño es pequeño y la fiebre es elevada
se debe, o bien bañarle con agua tibia fresca
durante 15-20 minutos, o bien aplicarle paños
fríos mojados en la frente, axilas, ingles, brazos y
piernas, paños que periódicamente deben cambiarse
por otros mojados porque rápidamente
se calientan. Los niños mayores suelen rechazar
el baño fresco y toleran mejor los paños fríos.
Con estas sencillas medidas se puede controlar
la fiebre cuando no es elevada. En estos
casos, además, hay que administrar fármacos
antitérmicos. El médico o el farmacéutico indicarán
qué fármacos se pueden utilizar para normalizar
la temperatura, la dosis y la frecuencia
con la que se deben tomar estos medicamentos.
La dosis depende del peso, no de la edad.
Los dos fármacos más utilizados son el ibuprofeno
y el paracetamol. En el mercado existen
diversas marcas y formas de presentación. El
ibuprofeno debe administrarse después de ingerir
algún alimento (leche, galletas, yogur)
porque puede irritar el estómago. Es recomendable
que los padres se familiaricen con alguno
de estos fármacos, de forma que puedan utilizarlos
siempre que el médico autorice a ello.
¿CUÁNDO PREOCUPARSE?
Siempre que un niño tenga fiebre debe ser valorado
por un médico. Sin embargo, en algunas
situaciones la consulta debe hacerse de urgencia
para descartar una enfermedad grave.
Estas situaciones de alarma ante la fiebre son:
» Recién nacido con fiebre o, por el contrario,
con baja temperatura (inferior a 35,5ºC)
porque en ambos casos es necesario descartar
infección.
» Bebé menor de tres meses con fiebre elevada,
sin causa aparente o con otros síntomas
acompañantes entre los que están el decaimiento,
la irritabilidad y el rechazo de la alimentación.
» Niños menores de dos años con fiebre,
tendencia al sueño (en ausencia de fiebre) o
dificultad al respirar.
» Niños de cualquier edad con fiebre y
manchas rojas en la piel, manchas que al apretar
la piel o al estirarla con los dedos, o al apretarlas
con un vaso transparente, no desaparecen.
Estas manchas pueden ser petequias, un
signo que obliga a consultar con mucha urgencia
porque puede corresponder a un tipo de infección
muy grave llamada sepsis o septicemia.
» Niños de cualquier edad con temperatura
por encima de 40ºC. En los demás casos
de fiebre, cuando el estado general del niño no
es malo y su vitalidad no está claramente disminuida,
puede demorarse la visita al médico
24 ó 36 horas. Mientras, es necesario vigilar la
aparición de síntomas de alarma y descender
la fiebre con medidas físicas y con fármacos.
FUENTE: Dr. Juan Casado Flores, Profesor de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid y Jefe de la UCI Pediátrica
del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid.