C.N., Madrid.-Los participantes en las I Jornadas sobre "la Confidencialidad y el Secreto Médico", celebradas en la sede de la OMC, han hecho pública su preocupación sobre la pretensión de las comunidades autónomas de crear ficheros centralizados de historias clínicas, no sólo por los problemas de futuro que pueden generar sino y, sobre todo, porque se está violando la intimidad de los pacientes desde las gerencias e, incluso, desde otras instancias administrativas que nada tienen que ver con la asistencia. Fue el punto principal sobre el que, al término de la primera sesión, abundaron tanto el secretario general de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, como Carmen Sánchez Carazo, vicepresidenta de la Comisión de Libertades e Informática (CLI), y Javier González Medel, secretario de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (FADSP).
Estas "I Jornadas sobre la Confidencialidad y el Secreto Médico", llevadas a cabo por las tres organizaciones citadas, han sido inauguradas por Fernando Lamata, secretario general del Ministerio de Sanidad y Consumo. La afluencia de asistentes y la participación de representantes de diversas asociaciones de pacientes han hecho que la convocatoria traspasara el entorno de las preocupaciones profesionales para recoger también la de los ciudadanos. En tal sentido, centró el interés de los asistentes la ponencia presentada por Pilar López, que denunció las prácticas que se siguen para la realización de algunos ensayos clínicos en centros asistenciales.
Secreto "mal guardado"
Rodríguez Sendín, durante la ponencia de apertura sobre la conveniencia de volver periódicamente sobre el sentido del secreto profesional, mostró su preocupación por el proceso montado por las Administraciones sanitarias con el fin de crear una historia clínica única y centralizada. Un planteamiento ajeno totalmente a los derechos fundamentales del paciente, por cuanto se pretende violar el secreto profesional para, sobre los datos clínicos obtenidos, alimentar instrumentos de gestión.
Por su parte, González Medel, médico de Atención Primaria, se refirió a su sensación y evidencia de que se viola o puede ser violada la información clínica del paciente de manera continua y por intereses no clínicos. Según explicó, las claves de los médicos son accesibles para empresas externas y, además, advirtió que, cuando abre su ordenador en la consulta, suelen aparecer datos que no había solicitado. En este sentido, llamó la atención sobre el exquisito interés que muestran los administradores en que las nóminas vayan cerradas y los informes clínicos abiertos.
Los tres profesionales presentes en la rueda de prensa insistieron en que no se está en contra del desarrollo técnico, pero los derechos fundamentales de los pacientes deben ser protegidos adecuadamente. Es algo que se ha conseguido en otros ámbitos de la actividad diaria, como sucede con los relacionados con los económicos, y debe llegarse a lo mismo en relación con los datos de salud, por ser especialmente sensibles. En este sentido, y al igual que pasa con los primeros, nadie debería poder acceder a la historia clínica de un paciente sin contar previamente con la autorización de éste.
Sin sistemas centralizados
Además, y en este contexto, se comentó que en ningún país había sistemas centralizados de historias clínicas, lo que no ha impedido que, en España, se haya abierto expediente a algunos profesionales que han denunciado el que aquí se haga. Según el secretario general de la OMC, no es necesario someter a riesgos cosas que precisan especial protección. Actualmente, con especial referencia a la Comunidad de Madrid, el sistema informático no se ofrece ninguna garantía de que esté salvaguardado el derecho del paciente a la intimidad. Y, en consecuencia, tampoco está garantizado el secreto médico. Para Rodríguez Sendín se está produciendo una centralización abusiva de las historias clínicas.
A la vista de la situación que se vive en este momento, los participantes en la rueda de prensa recordaron el manifiesto que, en defensa de la confidencialidad y el secreto médico, hicieron público hace más de un año y, en el que, entre otros aspectos, reclamaban la participación de los usuarios para que exijan su derecho a estar informados sobre qué se hace con sus datos, a decidir quién los maneja y a defender el secreto médico.
Y es que, a juicio de los comunicantes, el almacenamiento masivo centralizado de la información clínica es el que mayores riesgos supone para el secreto y la confidencialidad. Por tanto, deben primarse las soluciones tecnológicas pequeñas y repartidas, que eviten tan elevado riesgo.