Redacción, Madrid.-Durante el pasado año, se realizaron en España 2.125 trasplantes de riñón, más de la mitad del total de los implantes llevados a cabo. Estas cifras evidencian la importancia del trasplante renal en España, una cirugía que acaba de cumplir medio siglo desde que en EE.UU. se realizara con éxito el primer trasplante de un órgano (precisamente un riñón) a un ser humano.

Actualmente "la mayoría de los hospitales de referencia españoles ofrecen el trasplante renal a sus pacientes con insuficiencia renal crónica, y eso es un avance indiscutible", explica el doctor Manuel Arias, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander. Por lo que podemos decir que "el trasplante renal ha pasado a la rutina clínica, con una única diferencia fundamental con respecto a otras cirugías, en este caso se trata de una intervención no programable en cuanto que depende del número de donantes", aclara, por su parte, el doctor Josep María Campistol, coordinador del Instituto Clínico de Nefrología y Urología (ICNU) del Hospital Clínico de Barcelona, quien especifica que "en este momento unos 4.000 pacientes esperan un trasplante renal en España.

Junto con el aumento del número de trasplantes realizados, también ha crecido notablemente el porcentaje de éxitos de esta técnica y ha mejorando la supervivencia de injertos y pacientes. "Si cuando comenzó la inmunosupresión farmacológica, a principios de los años 60, el 80-90 por ciento de los pacientes presentaban rechazo agudo del trasplante antes de salir del hospital y un 25-30 por ciento perdían el injerto en el primer año, en este momento el rechazo agudo de trasplante ha disminuido por debajo de un 20 por ciento, y en donantes y receptores jóvenes por debajo del 10 por ciento. Por su parte, la pérdida del injerto por rechazo en el primer año está entre un 2 y 5 por ciento", puntualiza el doctor Arias.

Aspecto que es corroborado por el doctor Campistol, que asegura que "se han conseguido resultados muy buenos, difíciles de mejorar en el control del rechazo agudo durante el primer año post trasplante, con cifras de supervivencia del paciente del 97-98 por ciento y del 92-93 por ciento para la supervivencia del injerto". Es en el medio-largo plazo (5-6 años) "en su opinión- donde tenemos que conseguir mejores resultados".

En este período se pierden injertos (riñones trasplantados) por rechazo crónico y los pacientes fallecen por causas cardiovasculares, o por cáncer. Y lo hacen, en parte, porque el tratamiento inmunosupresor que se les administra tiene un efecto yatrogénico en este sentido y puede potenciar el desarrollo de tumores y ayuda a la aparición de HTA, diabetes, etc.

Los fármacos que se han ido introduciendo en los últimos años han mejorado el perfil cardiovascular y el perfil oncológico y neoplásico, lo que va a permitir que en un futuro próximo obtengamos una importante mejoría de los resultados, tal como apuntan estos expertos.

El rechazo crónico es un proceso que conduce a la pérdida gradual de funciones en el riñón trasplantado y puede ocurrir desde el tercer mes después del trasplante aunque se suele dar en fases posteriores. finalmente, lleva a la pérdida de función del órgano trasplantado.

"El rechazo crónico -puntualiza el doctor José María Morales, profesor asociado de Medicina y médico adjunto del Servicio de Nefrología del Hospital 12 de Octubre de Madrid- es el gran responsable de la limitación del éxito, no sólo del trasplante de riñón, sino de trasplantes de órganos sólidos en general.

La principal causa de fracaso tardío del trasplante es la nefropatía crónica del injerto (NCT), que implica en su patogenia factores inmunológicos y no inmunológicos". Los primeros dependen de sistema inmune (rechazo agudo, pacientes hiperinmunizados, etc). Entre los segundos se encuentran la edad del receptor, la calidad del donante (donante joven/añoso), la presencia de HTA post-trasplante, diabetes post-trasplante, colesterol alto, proteinuria, elevación de creatinina, hepatitis C y el tratamiento inmunosupresor que se aplique en cada caso.

Tratamiento inmunosupresor

La utilización de fármacos inmunosupresores tiene como finalidad prevenir o controlar la respuesta inmunológica del huésped contra el órgano trasplantado, para conseguir la máxima supervivencia del injerto y del paciente, con la mejor calidad de vida. "El objetivo final del tratamiento inmunosupresor de mantenimiento, en la mayoría de pacientes, debería ser la monoterapia o la biterapia con dosis bajas de ambos fármacos inmunosupresores buscando su sinergia inmunosupresora y un mejor perfil de seguridad. El fármaco inmunosupresor ideal en terapia de mantenimiento debería ser potente y específico, no ser nefrotóxico y no inducir factores de riesgo cardiovascular ni cáncer", indica el doctor Campistol.

Manual de trasplante renal

Así, y con objeto de facilitar la labor de todos estos profesionales y dotarles de una información actualizada y concisa sobre el estado y manejo actual del trasplante renal, el doctor Arias junto con los doctores Campistol y Morales, han coordinado la edición del Manual de Trasplante Renal.

La obra, que cuenta con el aval institucional de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) y la colaboración de Wyeth Farma, está compuesta por 18 capítulos que han sido elaborados por reconocidos expertos en el abordaje del trasplante renal.

Este Manual, el primero en lengua castellana con este formato y extensión, "proporciona normas prácticas de actuación ante las situaciones más frecuentes que se pueden presentar en el seguimiento de los pacientes trasplantados de riñón, sin olvidar los problemas inherentes a la cirugía y también cubre todo lo que hay antes del trasplante", aclara el doctor Morales. para quien estos problemas de manejo frecuentes se resumirían en: "que se produzca rechazo agudo, que se presenten complicaciones postoperatorias, que aparezca la nefropatía crónica del injerto, además de otros factores como infecciones, riesgo cardiovascular asociado al trasplante, etc. Todos ellos, tratados convenientemente en el Manual".