Redacción, Málaga.- El polen, los alimentos, el incremento en la emisión de partículas de diesel al ambiente y el mal uso de ciertos medicamentos son algunas de las principales causas que provocan que la alergia haya cuadriplicado su porcentaje en los últimos años en los países industrializados, según han explicado los expertos en Alergología reunidos en torno al XXIV Congreso Nacional de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que se celebra en Málaga hasta el próximo 23 de octubre.

"Además de estos factores, existe una evidencia epidemiológica que avala que residir en un entorno urbano, la disminución de las infecciones, la alteración de la flora intestinal, el aumento de los ácidos grasos insaturados y la disminución de antioxidantes en la dieta influyen en el aumento de la prevalencia de las enfermedades alérgicas en los países desarrollados frente al resto", según ha indicado el doctor Juan Jesús García, alergólogo del Hospital Carlos Haya de Málaga y miembro del Comité de Organización del XXIV Congreso de Alergología e Inmunología Clínica.

Los porcentajes recogidos en países industrializados confirman estos datos. Mientras en Estados Unidos, Canadá o Gran Bretaña el porcentaje de niños asmáticos fluctúa entre el 35-26 por ciento, en los países del Tercer Mundo, no llega al 5 por ciento.

En el caso de la alergia respiratoria se identifica que el papel de los escapes de los motores diesel como factor directo implicado en el aumento de los procesos respiratorios alérgicos causados por pólenes. "Las partículas del diesel envuelven a los granos del polen alterando su alergenicidad y desencadenan inflamación, irritación y aumento de la permeabilidad de la mucosa respiratoria, favoreciendo la penetración del alergeno. De hecho, se cree que la mayor incidencia de la enfermedad en el entorno urbano en relación con el rural, se debe en parte a este mecanismo", en opinión de este experto.

Alergia a medicamentos

A diferencia de la alergia respiratoria, en el caso de las alergias a fármacos existen variaciones notables entre los países industrializados que se justifican por la práctica clínica, el tipo de infecciones, el sistema de evaluación y las políticas sanitarias de cada nación. "Por otra parte, la automedicación o la mala práctica en el uso de los medicamentos favorece la aparición de procesos de alergia a estos productos", indica el doctor García.

"En algunos países "prosigue este alergólogo- cuando existe una sospecha de alergia medicamentosa, se prescriben medicamentos alternativos, es decir, de un grupo químico diferente al fármaco sospechoso".

Así, los medicamentos mayormente implicados en los casos de alergia son los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los B-lactámicos (penicilina, amoxicilina, ampicilina y cefalosporinas), así como los anestésicos y relajantes musculares, este conjunto supone el 90 por ciento de las reacciones alérgicas. Mientras que en el 10 por ciento restante se encuentran los fármacos anestésicos generales y locales, sulfamidas o quinolonas.

En concreto, fármacos como los relajantes musculares han sido objeto de estudio para anestesistas franceses y neocelandeses, apuntándose a este grupo como los medicamentos más implicados en la mayoría de reacciones alérgicas que se presentan durante la anestesia general (60-70 por ciento), siendo, además, el sexo femenino el que tiene más riesgo (80 por ciento)", añade este experto.

Respecto a las penicilinas, la franja de edad en la que estas reacciones son más frecuentes se sitúa entre los 20 y los 50 años, siendo extraño encontrar casos en menores de 12 años. "Al igual que ocurre con el anterior tipo de fármacos", continúa el doctor García, "en ocasiones se dan reacciones no alérgicas que equivocan (CON al paciente. Así, mientras el 12-14 por ciento de la población sospecha tener alergia a los B-lactámicos, esto sólo se confirma en el 1-2 por ciento de estos pacientes. En nuestro servicio, los B-lactámicos suponen el 35 por ciento de los pacientes con historia sugerente de alergia medicamentosa que acuden para estudio".

"España "informa este especialista- es un ejemplo a seguir en la manera de manejar la alergia a medicamentos. Hay que destacar la existencia de varios grupos situados en la primera línea del estudio de B-lactámicos, que han conseguido que el protocolo aprobado por la Sociedad Europea de Alergología esté basado en el modelo español".

Polen y alimentos

Por otra parte, los estudios realizados sobre reacciones alérgicas a ciertos alimentos vegetales en Europa han demostrado cómo los mismos alimentos provocan manifestaciones diferentes dependiendo de la localización (norte o sur) del país.

La doctora Montserrat Fernández Rivas, alergóloga de la Fundación Alcorcón de Madrid ha explicado, al respecto como en todos los países europeos se han encontrado pacientes sensibilizados a hortalizas, frutas o frutos secos aunque con manifestaciones expresadas de forma diferente. En el caso de la familia de las Rosáceas (manzana, pera y melocotón), los síntomas estudiados en el norte son manifestaciones leves como picor de boca, mientras que en los países del sur son más severas.

"Esto se explica porque los mismos alimentos contienen alergenos diferentes. Mientras en el Norte de Europa dichos alergenos contenidos en frutas y frutos secos no resisten la cocción a altas temperaturas o el Ph del estómago, lo que hace que cuando el alergeno llega al estómago pierde su estructura y el sistema inmunológico no lo reconoce. Por el contra, los alergenos localizados en el Sur son más resistentes a las altas temperaturas y pueden llegar a provocar anafilaxias severas", explica esta especialista.

"La finalidad de este estudio cambia por completo la perspectiva del diagnóstico de la alergia a alimentos", según la doctora Fernández, "y demuestra que la estandarización de los extractos alergénicos no es efectiva para realizar un diagnóstico fiable y ejercer un tratamiento eficaz, ya que no todos los alimentos vegetales expresan los alergenos de la misma forma, ni en la misma cantidad", concluye esta experta.