Redacción, Pamplona.- La Clínica Universitaria de Navarra ha realizado por primera vez en España un nuevo procedimiento para el tratamiento de tumores hepáticos. Se trata de la irradiación hepática mediante microesferas radiactivas. "La técnica consiste en inyectar unas esferas de muy pocas micras de tamaño…
Redacción, Pamplona.- La Clínica Universitaria de Navarra ha realizado por primera vez en España un nuevo procedimiento para el tratamiento de tumores hepáticos. Se trata de la irradiación hepática mediante microesferas radiactivas. 'La técnica consiste en inyectar unas esferas de muy pocas micras de tamaño en la arteria hepática, desde donde se dirigen preferentemente a la zona tumoral. Allí se quedan alojadas y emiten radiación, lo que daña las células tumorales', ha explicado Bruno Sangro, especialista de la unidad de Hepatología de la Clínica Universitaria. El tratamiento es complejo y precisa de la colaboración estrecha de los departamentos de Medicina Nuclear, Radiología Convencional e Intervencionista, Hepatología y Oncología.
Este nuevo procedimiento terapéutico se caracteriza por radiar directamente los tumores, respetando el hígado sano. 'Las microesferas se inyectan a través de un catéter en la arteria hepática, único vaso que irriga las zonas tumorales del hígado, lo que garantiza que la radiación llegue de forma exclusiva a la zona tumoral. Hasta ahora disponíamos de técnicas de irradiación externa relativamente selectiva para tumores únicos. La irradiación hepática selectiva aporta la novedad de que se administra directamente desde dentro del órgano y que sirve para cuando los tumores son múltiples'. Las microesferas están marcadas con Ytrio y transmiten la radiación al implantarse en la zona tumoral. Sus efectos son valorables en el plazo de un mes.
Ventajas
El tratamiento de los tumores hepáticos mediante microesferas radiactivas tiene la ventaja de que no es un procedimiento exclusivo. Según explica el especialista de la Clínica Universitaria, 'se puede administrar en combinación con la quimioterapia, en aquellos tumores que sean sensibles a este tratamiento. Además, se tolera bien, no requiere grandes ingresos hospitalarios, (habitualmente los paciente permanecen ingresados un único día), y tiene un perfil de toxicidad muy bajo'.
La irradiación hepática ha demostrado su utilidad a lo largo de los últimos años en Estados Unidos, Canadá y Australia para el tratamiento de tumores hepáticos. En la actualidad se está introduciendo en Europa. 'Es una técnica nueva de la que se dispone de información suficiente como para poder comenzar a extender su uso. Sin embargo, falta por conocer en qué situaciones es más eficaz, en qué tipo de pacientes debería combinarse con otros tratamientos, etc. Es un arma nueva que ha demostrado cierta eficacia pero cuyo uso debe perfeccionarse conforme los profesionales médicos adquieran más experiencia', considera el doctor Sangro.
Indicaciones
La técnica incorporada en la Clínica Universitaria está especialmente indicada para tratar hepatocarcinomas, y tumores secundarios, sobre todo, metástasis de cáncer de colon y de tumores endocrinos. La mejor terapéutica es la extirpación quirúrgica. Sin embargo, en ocasiones el hepatocarcinoma no se puede operar y entonces las posibilidades de tratamiento son escasas. 'La irradiación hepática selectiva supone una alternativa eficaz para aquellos casos en lo que el hígado aloja varios tumores y no pueden ser extirpados. Esta técnica no sustituye a la cirugía sino que aporta la posibilidad de tratamiento a situaciones que hasta ahora no tenían ninguna opción terapéutica'.
El cáncer de colon es el segundo tumor más frecuente en nuestro medio. Además, el órgano donde más frecuentemente aparecen las metástasis de otros tumores es el hígado. 'Se ha demostrado que estas esferas frenan y reducen la enfermedad en tumores de colon con metástasis hepáticas que hayan recidivado tras otros tratamientos sistémicos. Incluso hay estudios comparativos con grupos en los que se combinan quimioterapia y esferas frente a otro grupo de pacientes que sólo reciben quimioterapia. El grupo que recibió el tratamiento combinado mostró a medio plazo una probabilidad de reducción de enfermedad metastásica y un tiempo de supervivencia significativamente superiores', explican los doctores Jesús García Foncillas y Javier Rodríguez, especialistas del departamento de Oncología de la Clínica Universitaria, que dirige el doctor Salvador Martín Algarra.
Los datos obtenidos permiten valorar la posibilidad de administrar de forma combinada las microesferas con quimioterapia dirigida específicamente al hígado, de forma que se reduzca el tumor y pueda ser resecado quirúrgicamente. 'Un paciente con metástasis hepática de un tumor de colon mejora hasta en un 60 por ciento, pero si sólo se consigue una mejoría que no permita una resección, la supervivencia no supera los 20 meses. Por su parte, si se consigue inducir una respuesta que haga factible la intervención quirúrgica, la media de supervivencia se duplica'.
Mientras los especialistas en Hepatología atienden los hepatocarcinomas, el departamento de Oncología participa en la selección de aquellos pacientes con metástasis hepáticas de tumores de colon que pueden beneficiarse de este tratamiento. 'Una vez realizado el procedimiento llevamos a cabo el seguimiento de la respuesta al tratamiento. Para ello realizamos pruebas de escáner torácico y abdominal, y resonancia magnética de abdomen. Con ello comprobamos cuánta carga tumoral había al principio y cuánta queda después del tratamiento. Además, si hay reducción, valoramos cuánto tiempo se mantiene a lo largo del tiempo. Para ello incluimos a los pacientes en un programa de revisiones periódicas para hacer un seguimiento de su situación. Hacemos una evaluación del tiempo en que la enfermedad está controlada y vemos si este protocolo mejora significativamente las perspectivas. Esto nos haría pensar en aumentar las indicaciones', explican los especialistas de Oncología.
En la actualidad la irradiación hepática selectiva se indica cuando falla el tratamiento quimioterápico. Si se confirma su eficacia, se podría plantear adelantar el tratamiento, de modo que se aplicaría a pacientes con mejor estado general, con menos carga tumoral y con más posibilidades de mejoría.
Procedimiento
Una vez establecida la indicación de las microesferas los especialistas de Medicina Nuclear se encargan de confirmar la idoneidad del tratamiento y de calcular la dosis adecuada para cada paciente. Según explica el doctor José Boán, especialista del servicio de Medicina Nuclear de la Clínica Universitaria, 'el objetivo principal de estos tratamientos es asegurar que las esferas radiactivas se dirigen exclusivamente al lugar indicado. Sin embargo, hay situaciones en las cuales debido a problemas circulatorios o de conexión de los vasos las esferas pueden ir al pulmón o a otros órganos, como el estómago o las asas intestinales, lo que podría causar un daño secundario importante'.
Por este motivo, una semana antes del tratamiento, y en colaboración con el Servicio de Radiodiagnóstico, se realiza una simulación del tratamiento, que comienza con la cateterización por vía arterial periférica hasta llegar a la arteria hepática. 'En primer lugar hacemos una arteriografía hepática con el objetivo de ver la anatomía arterial del hígado y, por tanto, los vasos que están nutriendo al tumor. La arteria hepática tiene muchas variantes anatómicas, por lo que hay ramas que nutren a otras zonas como el duodeno, la vesícula biliar. Por este motivo debemos delimitar la vascularización hepática, para que el tratamiento se dirija preferentemente al hígado. Gracias al sistema de angiografía digital podemos hacer reconstrucciones tridimensionales de los vasos, con lo que obtenemos un estudio anatómico mucho más preciso', explican los doctores José Ignacio Bilbao y Antonio Martínez de la Cuesta, director y especialista del servicio de Radiología.
Durante la planificación, en vez de infundir esferas de Ytrio, se utilizan macroagregados de albúmina marcados con Tecnecio. 'Se trata de un radiotrazador cuyo comportamiento hemodinámico es similar al utilizado para el tratamiento y con el que se puede realizar una gammagrafía para cuantificar la distribución del radiotrazador por el organismo con el fin de evaluar posibles escapes de las esferas durante el tratamiento. Hay que tener en cuenta que un escape de las microesferas cargadas con Ytrio superior al 20 por ciento resulta dañino para el organismo. Gracias a la gammagrafía previa garantizamos la seguridad del tratamiento y calculamos la dosis indicada a cada paciente', asegura el doctor José A. Richter, director del servicio de Medicina Nuclear.
Una vez confirmada la idoneidad del tratamiento se prepara, de forma individualizada para cada paciente, el kit de administración del Ytrio, que posteriormente será infundido por los especialistas del servicio de Radiodiagnóstico. Este proceso exige la supervisión de los radiofísicos, cuya labor se centra en la protección radiológica y en el cálculo de la dosis. 'Antes de administrar un tratamiento radiometabólico debe hacerse una estimación de la dosis que va a recibir el órgano ya que la cantidad de Ytrio tiene que ser individualizada para cada paciente. A través de pruebas de imagen, como escáner o resonancia magnética, se valoran las características del tumor, si es único o múltiple, y su proporción respecto al hígado sano. En nuestros cálculos tenemos en cuenta también la superficie corporal del paciente. Con todos esos valores indicamos la dosis óptima con el fin de irradiar al máximo el tumor y lo menos posible el hígado sano', explica el doctor Josep Martí, radiofísico del servicio de Medicina Nuclear.