En personas mayores de 70 años, las dosis de rosuvastatina pueden llegar a una reducción del 55 %. Pero, doblando dosis de estatina se puede conseguir una reducción adicional del 6% de LDL. Si se añade ezetimiba se logra una reducción de LDL del 18 %. Así la pauta combinada de rosuvastatina y ezetimiba reduce hasta un 73 % el LDL.
Gracias a la combinación se consiguen mejores resultados de reducción de LDL sin aumentar los efectos secundarios.
En la actualidad, las guías europeas recomiendan una reducción del LDL <55 y en ocasiones determinadas <40mg/dl. Por eso, la combinación de rosuvastatina y ezetimiba aporta una reducción media del LDL que puede alcanzar el 75 % . Ese es el plus que pueden necesitar los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular, independiente de su edad.
Así, con una sola pastilla cubres los efectos de dos, con lo cual en este tipo de pacientes que suelen estar polimedicados es una ventaja para mejorar el cumplimiento.
Prevención
Los objetivos de prevención secundaria en los pacientes son independientes de la edad. Por tanto, no solo es útil la combinación en dicho grupo poblacional, sino que muchas veces necesaria para conseguir estos objetivos.
En prevención primaria no está desaconsejado iniciar el tratamiento hipolipemiante en pacientes de alto riesgo, en muchas ocasiones puede ser necesaria una combinación para alcanzar el objetivo de acuerdo al grupo de riesgo.
En cuanto las interacciones de la rosuvastatina y ezetimiba con otros medicamentos, hay que destacar que las más graves son con ciclosporina y daptomicina. También con antivirales para el tratamiento de VHC. Es importante prestar especial atención a los fármacos que contienen aluminio y magnesio, a los macrólidos, a los anticoagulantes y gemfibrozilo, ya que puede aumentar o disminuir los efectos de estos medicamentos, como por ejemplo, la hepatoxicidad, rabdomiólisis o daño renal.
Suspender el tratamiento
En pacientes mayores de 74 años con factores de riesgo cardiovascular se puede plantear suspender el tratamiento en prevención primaria.
En esas edades, se reduce el riesgo cardiovascular, pero no la mortalidad. Si estos dos criterios no se cumplen y el enfoque terapéutico es paliativo se puede plantear una retirada del tratamiento, pero debe ser una decisión consensuada con el paciente tras exponer beneficios y riesgos.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Cardiología Marta López Serna, Miguel José Corbi Pascual, Francisco Manuel Salmerón Martínez, Juan Carlos García López y Driss Melehi Assali, y el médico de Familia Carlos García Culebras, de Albacete, y Javier ĺbero Valenca, Francisco Jesús Crespo Martínez, Sabino Ornia Rodríguez, Diana Mariño Cifuentes, Lilia Vizitiu Vizitiu, Erico Abreut Olsen y Lorena Aguilar Lozano.