E.P.- La comisaria europea de Medio Ambiente, Margot Wallstrom, apostó por que la UE vuelva a emitir licencias para la comercialización de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) "antes de fin de año", después de que la Eurocámara haya aprobado los reglamentos sobre autorización y etiquetado de transgénicos y abierto así la vía para el fin de la moratoria vigente desde 1998.

"La fecha primera podría ser el próximo otoño", dijo la comisaria en rueda de prensa. "Antes de fin de año", precisó después. Wallstrom reveló que la Comisión Europea mantiene en espera 20 demandas de autorización de transgénicos. Abogó por cursarlas lo más rápidamente posible: "Si no progresamos, pondremos en cuestión nuestra credibilidad a nivel internacional", recordó. Además, insistió en la conveniencia de "demostrar" que la demanda de Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra la moratoria europea, ha sido planteada en un momento "inadecuado" y ya no tiene razón de ser, dado que la UE se apresta a levantar dicho embargo.

Por su parte, el comisario de Sanidad y Protección al Consumidor, Davir Byrne, subrayó que el reglamento aprobado por el Parlamento Europeo dota a la UE del "sistema de autorización previa de transgénicos más riguroso del mundo".

La nueva norma prevé que la autorización para importar y comercializar OGM en la UE requiera un dictamen científico sobre el nuevo producto a cargo de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Posteriormente, la Comisión Europea elevará, sobre la base de este dictamen, una propuesta de decisión a los Estados miembros, que decidirán si admiten o no el nuevo producto por mayoría cualificada.

Las licencias tendrán una validez de 10 años. Byrne subrayó además que las normas sobre etiquetado y trazabilidad, aprobadas en paralelo a las de la autorización, garantizan a los consumidores la libertad de elegir "informados" si quieren o no consumir OGM.

Ante las críticas de los productores estadounidenses de OGM, que consideran estas reglas demasiado rigurosas, Byrne precisó que la obligación de detallar la presencia de transgénicos en la etiqueta no equivale a "una advertencia en contra del producto", sino que se trata sólo de información para que "el consumidor elija libremente".

Además, defendió el derecho de la UE a establecer las reglas que considere oportunas para regular la entrada de OGM en su mercado.