Acaba de llegar a casa y se
sienta en el sofá abrumado
por lo que su dentista le acaba
de decir. Hacía mucho tiempo
que no pedía cita con él, así que
estaba seguro de que necesitaría
un empaste o una limpieza
de boca, pero nunca pensó que
le dijera que sus encías están enfermas
y que si no se cuida puede
acabar perdiendo algún
diente. Le habló de las 'enfermedades
periodontales' y de
una forma de evitar que todo
vaya a más: cuidar sus dientes y
encías. Recuerda perfectamente
sus palabras: 'Aún podemos pararlo,
sólo tiene que poner de su
parte y aprender a limpiarse la
boca correctamente. Con voluntad
y un poco de atención,
no irá a más'.
La gran desconocida
Los españoles desconocen en
su gran mayoría qué es la enfermedad
periodontal y sus graves
consecuencias. Aun así, es una
de las dolencias más común en
nuestro país, cuya causa reside
en una mala higiene bucodental
y en hábitos inadecuados
adquiridos desde la infancia.
Los datos hablan por sí solos:
' Tan solo el 10% de
los españoles tiene las encias
sanas.
' La población española
pierde cada año dos millones
de dientes como consecuencia
de la enfermedad periodontal.
' Más del 44% de los españoles
presenta algún tipo de
afección periodontal. De ellos,
el 65% muestra síntomas de
gingivitis, un 28% sufre periodontitis
moderada y otro 8%
padece periodontitis más grave
que, en sus fases más avanzadas,
puede desembocar en
la pérdida de los dientes.
' A partir de los 30 años
la mitad de los dientes perdidos
es a consecuencia de la
enfermedad de las encías.
' El 13 por ciento de los españoles
entre 35 y 65 años pierde
totalmente los dientes debido
a esta enfermedad y el 30%
pierde una media de diez
dientes por esta causa.
El desconocimiento social
sobre esta importante enfermedad
hace que las cifras de pérdidas
dentales vayan en
aumento, una realidad preocupante
si tenemos en cuenta
que en la mayoría de los casos
el proceso comienza con la irritación
e inflamación de las encías,
es decir, con una gingivitis,
que si es detectada a tiempo
puede revertirse fácilmente mediante
tratamientos sencillos y
de bajo coste. La gingivitis que
no se previene ni se trata adecuadamente
se transforma en
periodontitis, una dolencia que
puede acarrear la pérdida de las
piezas dentales.
Las bacterias tienen en la
boca un lugar confortable en
el que acomodarse y constituir
lo que se conoce como 'placa
bacteriana', una sustancia pegajosa
e incolora que se deposita
constantemente sobre
nuestros dientes y encías. Las
bacterias aprovechan el lugar
privilegiado que la placa les
brinda para irritar la encía primero
y luego, si no se detiene,destruir los tejidos que sostienen
los dientes.
El cepillado, el hilo interdental
y el cepillo interproximal
ayudan a eliminar la placa,
pero si no se consigue, ya sea
por desidia o porque la limpieza
no se realiza correctamente,
la placa se endurece y se forma
el sarro. En este momento el
único procedimiento eficaz es
realizar una limpieza de boca
profesional. Cuanto más tiempo
permanezcan el sarro y la
placa sobre los dientes más daño
producen, razón por la que
los expertos recomiendan realizarse
una de estas limpiezas
cada tres o seis meses.
Dos enfermedades
La enfermedad periodontal es
un largo proceso de destrucción
de los tejidos que soportan
los dientes, que comienza
con la irritación y sangrado de
encias (gingivitis) y que si no
es convenientemente tratada
puede progresar a la destrucción
ósea y pérdida de piezas
bucales (periodontitis). Así,
puede considerarse la gingivitis
como la primera fase de la
enfermedad periodontal que
se debe a la formación de placa
y sarro sobre los dientes y
encías. Las bacterias acumuladas
son las que irritan y enrojecen
las encías, haciendo que
sangren fácilmente. El correcto
cepillado diario, el uso de hilo
dental o cepillo interproximal
y una limpieza profesional a
tiempo son las mejores armas
para combatir la gingivitis.
Por su parte, la periodontitis
es normalmente la evolución
de la gingivitis no tratada
convenientemente, en la que
aumentan en número y agresividad
las bacterias que se acumulan
en las encías. Con el
avance de la enfermedad, las
encías se separan de los dientes,
se forman bolsas infectadas
y la placa se extiende por
debajo de la línea de las encías.
El hueso y los tejidos que
mantienen a los dientes en su
lugar comienzan a deteriorarse,
hasta que finalmente, si la
enfermedad no se trata adecuadamente,
los dientes se
aflojan y se caen, o hay que
extraerlos. Por desgracia, la
periodontitis es un proceso
irreversible, ya que el tejido de
soporte que se ha perdido es
muy difícil de recuperar.
Factores de riesgo
Aunque la prevención, la higiene
y el cuidado bucodental
son importantes para evitar la
aparición de la enfermedad
periodontal, no podemos obviar
que existen otros factores
de riesgo.
El nefasto hábito del tabaco
no sólo es uno de los factores
de riesgo más significativos
relacionados con el desarrollo
de la periodontitis sino que,
además, puede disminuir el
efecto de algunos tratamientos.
Casi el 70% de los fumadores
tiene alguna enfermedad
de las encías y existe una asociación
estadística clara entre
ser fumador o ex fumador y el
número de dientes con caries,
empastados o extraídos.
Los cambios hormonales femeninos
también pueden provocar
que las encías estén más
sensibles y aparezcan más fácilmente
los primeros síntomas de
gingivitis. La diabetes y el estrés,
por otro lado, aumentan el
riesgo de desarrollar infecciones,
y ciertos medicamentos,
como los antidepresivos, disminuyen
la producción de saliva,
un agravio para la boca pues la
saliva ayuda a proteger a los
dientes y a las encías. Además,
algunas enfermedades, como el
cáncer o el sida, y sus tratamientos
perjudican también la
salud de las encías.
Como último factor de
riesgo está la genética, la cual
hace posible que las enfermedades
periodontales más agresivas
tiendan a aparecer en varios
miembros de una misma
familia.
Diagnóstico
y tratamiento
Si acude a la consulta del
dentista con algún síntoma
que delata la presencia de la
enfermedad, o si en una visita
rutinaria el dentista quiere
comprobar si sus encías están
enfermas lo primero que hará
es preguntarle sobre su historia
médica y sobre determinadas
conductas o situaciones
que, como hemos visto, son
consideradas factores de riesgo,
como el hecho de fumar o
ser una persona diabética. Tras
ello, le examinará las encías
para comprobar si están inflamadas
y con una sonda, una
especie de regla muy pequeña,
medirá el surco gingival, es
decir, el espacio existente entre
las encías y el diente. En
una boca sana, este espacio
no mide más de entre 1 y 3
milímetros. Dependiendo del
resultado, le realizará una radiografía
para saber si hay pérdida
o desgaste del hueso. No
se extrañe si tras analizar todo
y comunicarle que el diagnóstico
es el de una enfermedad
periodontal le remite a un periodoncista,
el dentista especialista
en las encías.
Con el diagnóstico en la
mano, y en función del estadío
en el que se encuentre la
enfermedad, se iniciará un tratamiento,
siempre acompañado
del mantenimiento de una
adecuada higiene buco-dental
y de revisiones periódicas con
el especialista para evitar que
la enfermedad vuelva a aparecer.
Y es que, aún incluso después
de que el tratamiento haya
finalizado, el paciente no
puede descuidar nunca el cuidado
diario de sus dientes.
Tres son los tratamientos
para combatir las enfermedades
periodontales: la limpieza
profunda, los medicamentos
para combatir la infección y la
inflamación y la cirugía de las
encías como última opción.
Con el primero de ellos, el especialista
limpia por debajo de
la encía para eliminar las bacterias
responsables de la enfermedad.
Es un método de limpieza
profundo que consiste
en el raspado y alisado de las
raíces de los dientes y el pegado
de la encía curada a la superficie
dental tratada.
Tercera dentición
Si por cualquier razón acaba
perdiendo algún diente,
existe una última baza en
su mano para volver a lucir
una bonita sonrisa: los implantes
dentales, un elemento
de titanio químicamente
puro que sustituye la raíz del
diente perdido.
Tras ser colocados en la
mandíbula o el maxilar y una
vez que estén 'osteointegrados'
(integrados en el hueso),
dan soporte a los nuevos
dientes artificiales que irán
unidos a ellos. Gracias a esto
no se verá obligado a sobrecargar
los dientes propios
que aún conserva. Con la osteointegración
se consigue
que el implante se una firmemente
al hueso y pueda soportar
una prótesis con la
que hacer frente a todas las
obligaciones funcionales y
estéticas que cualquier diente
natural sano tiene. Pero
para llevar un implante dental
se ha de cumplir una serie
de requisitos: la periodontitis
ha de estar controlada, la calidad
y la cantidad de hueso
ha de ser la adecuada y ha
de conocer las claves de una
correcta higiene dental y saber
llevarlas a la práctica.
España es el tercer país de
Europa, por detrás de Alemania
e Italia, en la realización de
implantes dentales, con casi
300.000 unidades colocadas
cada año, según se puso de
manifiesto en el Congreso
Europeo de Periodoncia.
El vicepresidente de la Sociedad
Española de Periodoncia
y Osteointegración, Julio
Galván, aprovechó la ocasión
para insistir en que la fiabilidad
de los tratamientos es prácticamente
total, incluso en circunstancias
difíciles, gracias a
técnicas de regeneración de
hueso y tejidos blandos. En
cuanto al coste de tratamiento,
en su opinión 'es barato' si
se compara con cualquier otro
tratamiento médico en el que
haya que instalar una prótesis,
y más si se tiene en cuenta
que si no surgen complicaciones
inesperadas 'pueden durar
toda la vida'.
FUENTES: Sociedad Española de Periodoncia
y Osteointegración, Colgate,
Academia Americana de Periodoncia.
Más información:
www.sepaos.es