Durante mucho tiempo los
expertos han debatido los
posibles efectos de la cirugía
del cáncer de mama, pero hoy
en día es un hecho que la cirugía
más conservadora, es decir
aquella que contempla la conservación
del pecho, no empeora
el pronóstico de las pacientes
y que, incluso, mejora
su calidad de vida, un aspecto
que preocupa especialmente a
las mujeres afectadas una vez
superada la enfermedad.
Gracias a los avances en las
terapias farmacológicas y a la
técnica del ganglio centinela
(estudio que valora el estado
axilar del cáncer de mama) se
ha reducido el número de mastectomías
(extirpación de la
mama) y de linfadectomías (extirpación
de los ganglios de la
axila), lo que ha incrementado
la tasa de cirugía conservadora,
sin extirpación de la mama.
En cualquier caso, la detección
precoz sigue siendo el
arma más eficaz para curar el
cáncer, tal como ha manifestado
el doctor Miguel Martín,
presidente del Grupo Español
de Investigación en Cáncer de
Mama (GEICAM). La mamografía,
afirma Martín, sigue
siendo la única técnica que ha
facilitado el diagnóstico de un
mayor número de tumores pequeños
o de bajo grado, lo
que se ha traducido en un
descenso del número de fallecimientos
por esta causa.
En España, cada año se
diagnostican entre 16.000 y
17.000 nuevos casos de cáncer
de mama. Este tumor es la primera
causa de muerte en la
población femenina, pero a
pesar de su alta incidencia,
gracias a los avances experimentados
en los últimos veinte
años en nuestro país, se ha alcanzado
una supervivencia libre
de enfermedad del 80 por
ciento a los cinco años de que
la mujer haya sido operada.
Para los especialistas, el futuro
del tratamiento del cáncer
de mama pasa por un abordaje
multidisciplinar y una terapia
cada vez más individualizada y
adecuada a cada paciente.