El asma ha experimentado un incremento en su prevalencia en los países industrializados, alcanzando a entre un 8% y un 10% de la población. Este aumento se debe tanto a la mejora en las técnicas y criterios diagnósticos como a la influencia de la contaminación ambiental que puede agravar y causar la enfermedad. De hecho, es un factor de riesgo para su desarrollo desde la infancia.
La crisis climática y el aumento de las temperaturas incrementan los contaminantes atmosféricos, y varios estudios muestran una mayor prevalencia de asma en zonas urbanas. La exposición a contaminantes ambientales y al humo de tabaco, además, agrava el asma.
En lo que se refiere a la contaminación ambiental, esta actúa como un factor clave asociado a la aparición y agudización del asma, incrementando la morbimortalidad de estos pacientes y de los que padecen otras enfermedades respiratorias crónicas, destaca la doctora Mayra Hércules, médica de Atención Primaria en el Consultorio de Ventas de Retamosa (Toledo).
El cambio climático, definido como la variación global acelerada del clima de la Tierra debido al aumento de la temperatura, se ha visto intensificado en los últimos 150 años, con un incremento de aproximadamente 0,8ºC. Este fenómeno es causado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) derivados de la actividad humana. La huella de carbono, una medida de estos gases expresada en toneladas de CO2, es un indicador directo de esta crisis.
El sector de la salud contribuye significativamente a la crisis climática, siendo responsable del 4,4 % de las emisiones globales netas de GEI. Si este sector fuese un país, sería el quinto mayor emisor del planeta; y presenta consecuencias directas sobre la salud. De hecho, “las altas temperaturas aumentan las exacerbaciones, de las enfermedades respiratorias”, destaca la doctora Hércules.
Altas temperatura y exacerbaciones
Uno de los efectos más significativos del cambio climático en el asma está relacionado con el aumento de la temperatura y las olas de calor. “Se ha demostrado que las altas temperaturas incrementan las exacerbaciones, la morbilidad y la mortalidad del asma y otras afecciones respiratorias”, coincide la doctora Ruth Martín del Centro de Salud Villacañas, en la Villa de Don Fadrique (Toledo). El cambio climático también eleva los niveles de contaminantes atmosféricos, y numerosos estudios indican una mayor prevalencia de asma en áreas urbanas. Exposiciones breves a estos contaminantes se han asociado con reducciones en la función pulmonar de individuos asmáticos. El cambio climático también altera los patrones de crecimiento de especies alergénicas. El aumento de temperaturas y CO2 en la atmósfera prolonga las estaciones de polen, incrementa su producción y su alergenicidad. La combinación de alérgenos y ozono puede formar especies reactivas de oxígeno, elevando el potencial alergénico. La European Respiratory Society (ERS) publicó en el European Respiratory Journal que el cambio climático amenaza a los pacientes respiratorios a través de mecanismos directos e indirectos. Estos incluyen el aumento de la temperatura y su relación con la exposición al ozono y la prolongación de las estaciones de alérgenos. Su introducción en nuevas áreas y la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos como olas de calor, sequías, tormentas de arena, incendios forestales, lluvias e inundaciones, son otros mecanismos, resume la doctora Martín.Efectos directos en el paciente
Por tanto, la contaminación ambiental se ve agravada por el cambio climático. La exposición a material particulado (PM10) se asocia con más síntomas respiratorios, disminución de la función pulmonar, de la maduración y el desarrollo pulmonar, desarrollo de bronquitis crónica y empeoramiento del asma, explica el doctor Tomás Palma, del Centro de Salud de Villarrubia de Los Ojos (Ciudad Real). Los efectos de los contaminantes sobre el asma bronquial pueden cifrarse en dos vertientes, asegura este especialista. “Por un lado, se asocian con un aumento de las exacerbaciones, lo cual implica un incremento de urgencias y de hospitalizaciones, junto con un peor control de la enfermedad, por aumento de síntomas y del uso de la medicación de rescate”, dice. “Por otro lado, se ha sugerido que la exposición a la contaminación atmosférica origina nuevos casos de asma”, explica. Pone de ejemplo el caso del incremento de la incidencia en China, donde un desarrollo industrial exponencial origina una exposición a contaminantes elevada en un amplio porcentaje de la población.Factor de riesgo en el asma
En el caso del aumento del asma, un estudio realizado en diez ciudades europeas (entre las que se incluyen Barcelona, Bilbao, Granada, Sevilla y Valencia) concluyó que la contaminación del tráfico rodado puede estar implicada en el 14 % de los casos de asma infantil y en el 15 % de las exacerbaciones. Vivir en una ciudad se considera como un factor de riesgo para el asma, siendo la contaminación una de las principales causas implicadas. “El crecimiento desordenado de grandes núcleos urbanos en China, India y el Sureste asiático, junto con el aumento de las emisiones a la atmósfera de contaminantes originados por un gran crecimiento industrial y de la motorización, hacen presagiar un serio agravamiento del problema del asma en el futuro”, incide el doctor. Revisando numerosos artículos que se han escrito en relación a la contaminación y el cambio climático en el asma, “se puede decir que hay una relación directa en el aumento de la incidencia del asma”, concluye el experto.Prevalencia en España
La prevalencia del asma en España es del 5 % en la población general, aumentando alarmantemente al 12 % en la población infantil. En nuestro país, el 33,1 % de la población respira aire con niveles de contaminantes que exceden los límites de la Unión Europea (UE), y un 95,5 % supera los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto provoca, aproximadamente, 2.600 muertes anuales relacionadas con las partículas PM, 6.100 con el NO2 y 500 con el O3, sostiene la doctora Patricia Fernández, del Centro Médico Joaquina Santander en Talavera de la Reina (Toledo). Otros estudios realizados en España demuestran que las bajas temperaturas y la elevada concentración de NO2 se asocian con un incremento de las consultas en Urgencias y de hospitalizaciones por exacerbaciones de asma bronquial. En escolares de 6 y 7 años se ha observado que mayores concentraciones de SO2 aumentan el riesgo de rinitis, rinoconjuntivitis y asma grave reciente, añade. Asimismo, las áreas con mayores concentraciones de CO presentan una mayor prevalencia de rinitis alérgica y asma. El NO2, indicador de contaminación derivada del tráfico y procesos industriales, se asocia con incrementos de asma y sibilancias. “En España, entre 80.000 y 100.000 personas mueren prematuramente cada año por enfermedades respiratorias causadas por el cambio climático y las partículas contaminantes”, asevera la facultativa. “El 15 % de estas muertes podrían haberse evitado con medidas para reducir la exposición a contaminantes del aire, como las emisiones de motores diésel”, añade.Medidas preventivas
De lo que no cabe duda es de que los contaminantes del aire, a los que estamos expuestos diariamente, pueden penetrar en el cuerpo y causar graves daños a la salud. Por ello, “es crucial proporcionar educación sanitaria accesible que incluya recomendaciones para mitigar la contaminación y prevenir patologías respiratorias”, incide la doctora Amelia Jiménez, del Centro de Salud Aldea Moret en Cáceres. Mejorar la calidad del aire a largo plazo está asociado con una mejor función pulmonar. La implementación de estrategias para reducir la contaminación atmosférica es fundamental para preservar la salud pulmonar, prevenir la EPOC y evitar el agravamiento de los pacientes ya afectados. Siguiendo las recomendaciones de la OMS sobre la calidad del aire, se podrían prevenir más de 66.000 casos de asma anualmente, reduciendo las partículas PM a menos de 10 µg/m³. El doctor Peña subraya que las dos mejores formas de reducir la contaminación del aire en ambientes interiores, son el control de la fuente que emite los contaminantes y la ventilación. Como medidas más directas, “los pacientes asmáticos deben utilizar mascarillas en períodos de alta contaminación o en zonas con altos niveles de polución”, recomienda la doctora Jiménez. Y sugiere que es preferible caminar en lugar de usar vehículos, y evitar áreas urbanizadas con alta densidad de tráfico para mejorar la condición respiratoria y reducir las exacerbaciones. Por su parte, los profesionales de la salud deberían fomentar entre los pacientes la verificación de la calidad del aire local y mantenerlos informados sobre las alertas de contaminación. Es importante que los pacientes aprendan a adoptar conductas protectoras en días de alta contaminación. Participar activamente en la prevención de enfermedades respiratorias es clave para mejorar la salud pública. Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Cristina Rojas de Teresa, Alfredo García Gomariz, Carlos Gómez González, Tomás Palma Peña, Amelia Jiménez Rodríguez, Jamil Antonio Hurtado Rendón, Patricia Fernández Cano, Ruth Martín de Diego y Mayra Hércules Carbajal . Una publicación independiente desarrollada gracias al patrocinio financiero de BIAL. Los puntos de vista y las opiniones que se expresan en esta obra son de sus autores y no reflejan necesariamente la política oficial ni la posición de BIAL. BIAL no debe ser considerada responsable de la veracidad de la información ni de los posibles errores u omisiones.Referencias:
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