En general, las personas que han experimentado eventos cardiovasculares tienen un mayor riesgo de sufrir eventos similares en el futuro. Por lo tanto, la
prevención secundaria se centra en reducir este riesgo a través de intervenciones médicas y cambios en el
estilo de vida. El control del colesterol es una parte importante de la gestión de la
prevención secundaria.
La
prevalencia del colesterol elevado en dicho grupo de pacientes puede variar según la población y los factores de riesgo específicos de cada individuo. Mantener niveles bajos de LDL y niveles altos de HDL es un objetivo común en
prevención secundaria.
El tratamiento para controlar el
colesterol puede incluir cambios en la dieta, aumento de la actividad física y fármacos, como estatinas, que son eficaces para reducir los niveles de LDL.
Es importante tener en cuenta que las recomendaciones y estrategias de
prevención secundaria pueden variar según las pautas de salud locales y las características individuales de los pacientes. La toma de decisiones debe basarse en la evaluación del
riesgo cardiovascular global de cada individuo.
Recomendaciones
Por lo tanto, es fundamental que los pacientes trabajen en estrecha colaboración con sus profesionales de la salud para desarrollar un plan de tratamiento individualizado y efectivo. En general, se busca reducir los niveles de LDL para disminuir el riesgo de futuros eventos cardiovasculares.
La A
merican College of Cardiology y la
American Heart Association han establecido pautas que sugieren metas específicas para los niveles de LDL en pacientes con
enfermedad cardiovascular establecida. Estas metas pueden ser más agresivas dependiendo de la presencia de otros factores de riesgo.
Cambios en el estilo de vida
Para lograr los objetivos de reducción de LDL hay disponibles varias acciones, entre las que se encuentran los
cambios en el estilo de vida. Aquí se incluye seguir una dieta saludable, con reducción en la ingesta de grasas saturadas y trans, aumento de fibra y consumo de ácidos grasos omega 3.
También es imprescindible la actividad física de forma regular, ya que puede aumentar los niveles de HDL y ayudar a controlar el peso.
En prevención secundaria no se puede dejar a un lado el control de otros factores de riesgo: como la presión arterial, el azúcar en la sangre, dejar de fumar, la diabetes y la hipertensión.
Para evaluar los niveles de colesterol y ajustar el tratamiento según sea necesario, es clave la realización de pruebas de laboratorio periódicas. De esta forma, se puede establecer correctamente el ajuste de medicamentos.
Pauta farmacológica
Por su parte, en los tratamientos farmacológicos se encuentran las
estatinas, la primera opción para reducir el colesterol LDL, ya que inhiben la producción de colesterol en el hígado. La
ezetimiba reducir la absorción de colesterol en el intestino y los inhibidores de PCSK9 consiguen un descenso significativo de los niveles de LDL.
Las
estatinas de alta intensidad son medicamentos que se utilizan para reducir los niveles de colesterol en sangre, especialmente el colesterol LDL.
Hay que destacar que suelen ser más efectivas para reducir los niveles de LDL en comparación con las estatinas de baja o moderada intensidad. Al reducir los niveles de colesterol LDL, las
estatinas disminuyen el riesgo de eventos cardiovasculares, como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.
Pauta de inicio
Estos beneficios se han constatado en diversos estudios clínicos que respaldan su eficacia en la reducción del
riesgo cardiovascular. Por eso, es importante comenzar con
estatinas de alta intensidad desde el principio para abordar rápidamente los niveles elevados de colesterol y reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares a largo plazo.
Aunque las
estatinas son generalmente bien toleradas, algunas personas pueden experimentar efectos secundarios, como dolores musculares, problemas hepáticos o diabetes. Sin embargo, estos efectos son raros. El uso de estatinas generalmente requiere monitoreo regular de la función hepática y muscular para detectar posibles efectos secundarios.
La decisión de usar
estatinas de alta intensidad desde el inicio debe basarse en una evaluación individual del riesgo cardiovascular, los beneficios esperados y la tolerabilidad del paciente.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Francisco Javier Merelles Otero, Modesto Novoa Novoa y Walfrido Rivera Vázquez.