Madrid (22-4-09).- La crisis financiera amenaza a la estabilidad de la salud mundial. La recesión mundial no tiene fecha de caducidad 'las últimas previsiones apuntan al segundo semestre de 2010' y ya empieza a afectar a todo el sistema sanitario en su conjunto, desde la saturación de los centros de salud, donde aumentan las consultas, hasta el peligro de que se produzca un descenso pronunciado de las inversiones ante la falta de liquidez. Ante estos síntomas de alerta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está moviendo los hilos desde principios de año para blindar a las políticas sanitarias y que éstas, por lo menos, aguanten el tipo ante una crisis económica que no tiene parangón con otras del pasado. 'Todos los Estados debemos aprovechar cualquier oportunidad para poder proteger a las poblaciones y adelantarnos a los efectos negativos de la crisis en la salud', trasladó la directora general de la OMS, Margaret Chan, en la reunión de alto nivel que se celebró el 19 de enero en Ginebra y que analizó la crisis financiera y sus efectos en la salud.
Pero, antes de abordar los problemas que acarrea para la prestación de servicio, todos los estados presentes en esta reunión se pararon en analizar el estado de la crisis. Así, pocos fueron los que se negaron a admitir que el mundo está expuesto a 'la más grave recesión económica desde los años treinta' y hasta calcularon el impacto en la población: más de cien millones de personas están sumidos en la pobreza. 'Afrontamos una grave crisis de dimensiones sin parangón en el mundo que nunca antes había estado tan estrechamente interconectado ni había sido tan interdependiente', puntualizó Chan en esta reunión.
Todos al centro de salud
Al ser una crisis financiera que se ha gestado en los países desarrollados, los primeros síntomas se detectan en las consultas de Atención Primaria de estos Estados, entre los que se incluye España. Los problemas asociados a la actual coyuntura económica traen, por tanto, un aumento de las consultas por ansiedad, estrés, trastorno alimenticios o el abuso del consumo de sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco. 'La situación de paro, las dificultades en el pago de hipotecas, la reducción de expectativas de trabajo son acontecimientos estresantes que influyen en el bienestar psicológico de las personas', mantiene la doctora María Jesús Cerecedo, coordinadora del grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
La alerta sobre el incremento de consultas también la aporta la catedrática de Economía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Beatriz González López-Valcárcel. Su impresión es que los casos de ansiedad y depresión son cada vez más constantes en la rutina diaria del médico de familia. Además, incluye en esta lista de patologías al alza los trastornos alimenticios, ya que hay un sector de la población que inicia uso cambios desfavorables en el patrón de consumo de alimentos, con lo que sustituye los alimentos más frescos por otros productos menos saludables.
El 40 por ciento de las mujeres padecen ansiedad, algo que se debe al doble rol de ama de casa y trabajadora, que hace que sienta más responsabilidad ante lo que puede provocar la recesión económica
Y es que, en estos tiempos de incertidumbre, todo afecta. Entre los que más influyen en la salud física y psíquica está, por ejemplo, el verse involucrado en un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de tu empresa. El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud de CCOO aclara que las enfermedades laborales se incrementan entre aquellos que han conservado su puesto de trabajo después de un ERE. Así, aportan un estudio publicado por el British Medical Journal por el cual desvela que cuatro años después de un despido colectivo, las muertes por enfermedades cardiovasculares habían aumentado.
Un caso particular de las consecuencias de la crisis se encuentra en otro estudio reciente realizado por el Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, que se centra en cómo afecta la crisis a la población femenina. Así, más del 40 por ciento de las mujeres padece problemas de ansiedad, algo que, según los responsables del estudio, se debe a que el doble rol que asume la mujer 'el de ama de casa y el de trabajadora' hace que sienta más responsabilidad ante lo que puede provocar la recesión económica. Además, los casos se multiplican cuanta más edad, ya que casi la mitad de las pacientes mayores de 40 años que se han prestado a la encuesta están afectadas por un cuadro de ansiedad. Pero no sólo se trata de ansiedad, sino que también se han detectado casos de insomnio, fatiga, un menor deseo sexual, depresión y un aumento de visitas al médico de cabecera.
Aunque es la salud emocional de la mujer la que más se resiente en tiempos de crisis, la recesión también repercute sobre otros ámbitos de la vida. El mismo sondeo detalla que un 35,2 por ciento de las encuestadas afirma que está influyendo directamente en la alimentación. 'A la hora de hacer la cesta de la compra la mujer se priva de productos, consumiendo más hidratos de carbono, que son más baratos, y menos proteínas', apunta el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer.
Los efectos de la crisis en la salud, sobre todo mental, de los españoles no pasa de largo para el Ministerio de Sanidad. En octubre pasado se constituyó del Observatorio Español de Salud Mental, una herramienta que según señalaba el entonces ministro Bernat Soria surgía 'en un momento de crisis e incertidumbre económica en el que es especialmente importante extremar la vigilancia sobre estas enfermedades'. El observatorio, que se prevé que esté a pleno rendimiento a lo largo del presente año, hace hincapié en la salud mental en la actividad laboral y en los movimientos migratorios como respuesta a la actual coyuntura.
Cambio de la privada a la pública
La OMS también hace hincapié en el aumento de las consultas, pero no sólo porque se estén dando más casos de ansiedad y depresión. Y es que la actual crisis financiera trae una consecuencia clara: el trasvase de la Sanidad privada a la pública. Así, el gasto en el sector privado tiende a disminuir durante las crisis económicas, pues los pacientes optan por renunciar a la atención por completo o pasan del sector privado al público con idea de ahorrar costes. 'La reducción del gasto sanitario, el encarecimiento del tratamiento y la disminución de las rentas de las familias tienen como efecto más común la reducción de la demanda de servicios de atención privada y la consiguiente transferencia al sector público', explica el documento consultivo aprobado por la OMS en enero.
Este trasvase tiene una consecuencia a medio plazo, según la propia OMS, que es que la calidad asistencial se pueda ver perjudicada. En este punto, poner especial atención a los países en los que los servicios de financiación pública están sometidos a cierta presión, como puede ser el caso de España, en el que son muchas las voces, incluso del propio Ministerio de Sanidad, que alertan de la presión asistencial de las consultas y la necesidad de incorporar más profesionales sanitarios al Sistema Nacional de Salud.
Preparados ante las inclemencias
Las sociedades científicas, ante esta situación de inestabilidad tienen a dar consejos para que la crisis no suponga un cataclismo para los centros de salud y, sobre todo, para los pacientes. Tanto es así que la semFYC, con el psicólogo y profesor de neuropsicología de la Universidad Autónoma de Madrid Paco Rodríguez y el catedrático de Inmunología del hospital universitario Trias i Pujol de Barcelona August Coromines a la cabeza, establece para la población unas recomendaciones prácticas para hacer frente a una de las consecuencias principales de la mala coyuntura económica: el estrés.
En este sentido, los responsables de semFYC abogan por mantener una promoción de los hábitos saludables que permita un mejor estado de salud físico y psicológico. Así, sugiere una alimentación basada en la dieta mediterránea y que esté exenta de sustancias estimulantes como el alcohol, el tabaco o bebidas excitantes como el té o el café, además de ejercicio físico como andar, montar en bicicleta o hacer yoga. De igual manera, estos estudiosos recomiendan un horario de sueño regular, pensando que lo conveniente son ocho horas. y un esfuerzo para evitar la automedicación. En este punto, desde semFYC ya se ha puesto la voz de alarma por el consumo elevado de benzodiacepinas en España, donde se produce un incremento interanual de en torno al 7 por ciento. De hecho, según los datos últimos, un millón de españoles presenta un problema de uso crónico de tranquilizantes o ansiolíticos y cerca del 20 por ciento de la población los consume de forma esporádica.
Por último, Rodríguez y Coromines hacen hincapié en que el paciente debe mantener una relación abierta y de confianza con el médico de familia para enfocar correctamente los problemas de salud. Y es que el personal sanitario de los centros de salud está en una situación de privilegio para identificar los impactos de la crisis en la persona afectada y su entorno familiar, por lo quien más posibilidades tiene para atajar el problema a partir de una serie de pautas y de su experiencia adquirida. 'El médico de familia es el gran proveedor de atención de salud y su papel consiste en prestar, entre otros servicios, una atención preventiva y enseñar estilos de vida saludables', manifiestan.
La prevención, la gran amenaza
Las recomendaciones de semFYC no se han abordado al azar, sino que supone todo un aviso a navegantes que ya fue tratado en la ya mencionada reunión de la OMS. El gasto sanitario sigue en aumento, pero en tiempos de crisis 'y más de esa magnitud', se tiende a la larga a pensar en posibles recortes económicos en políticas de salud. Y en lo primero que se ataja es en la prevención. Por eso, los países asistentes a la reunión incidieron en que para promover una mayor eficacia del gasto sanitario se convierte en un factor clave e hecho de mantener el apoyo a las acciones preventiva. 'La atención curativa atrae más atención política y es tentador sacrificar las actividades de prevención cuando se sufren presiones presupuestarias, por lo que conseguir el adecuado equilibrio entre mantener los servicios curativos esenciales y el apoyo a los programas preventivos es indispensable en la gestión del sector sanitario', concluyen, no sin antes hacer hincapié en que éstos no debe quedar en una mera declaración de intenciones, sino que se debe convencer a los economistas de los ministerios de finanzas acerca del valor de las acciones preventivas.
Según datos informales de la OMS, son muy pocos los ministerios que han recibido indicaciones expresas para reducir el gasto, la tendencia apunta, incluso, a aumentar las inversiones públicas a favor de la salud
En todo caso, la prevención siempre dependerá del gasto sanitario, que está expuesto a sufrir también las consecuencias de la crisis. Además del ya alertado incremento de las consultas de Atención Primaria, hay un dato que es vital para la supervivencia de los sistemas sanitarios: los recursos económicos que nutren a los sistemas de salud cada vez están más al límite. La propia directora general de la OMS, Margaret Chan, advirtió de la posibilidad que los estados se vean obligados a disminuir las inversiones en salud. 'Hay un cierto temor de que la situación sanitaria en los países, cualquiera que sea su nivel de desarrollo, se agrave a medida que el desempleo aumente, las rede de protección social empiecen a fallar, los ahorros y los fondos de pensiones se vean erosionados y, por tanto, el gasto en salud disminuya', explica Chan.
La catedrática González López-Valcárcel traslada esta voz de alarma a la estabilidad del Sistema Nacional de Salud. Así, el estado español arrastra un déficit público que crece en torno a los 800 millones de euros diarios, debido a una bajada de las cotizaciones por el paro. El problema, según la profesora, es que este déficit tiene un límite, por lo que instó a una protección de las políticas sociales para hacer frente a la crisis.
La OMS también defiende este blindaje del estado del bienestar y la protección del gasto sanitario. Así lo expusieron en las conclusiones de la reunión celebrada en Ginebra, en la que establecieron un compromiso para abogar por la salud en tiempos de crisis. Para ese objetivo, los ministros de salud de cada país se están reuniendo en los últimos meses con los ministros de economía y finanzas para ahondar en la idea de que hay que preservar las inversiones en esta materia. Por ahora, según sondeos informales que tiene la OMS, son muy pocos los ministerios de salud que han recibido indicaciones expresas para el desarrollo con miras a reducir el gasto sanitario. En cambio, sí hay una tendencia incluso a aumentar las inversiones públicas a favor de la salud.
Sin embargo, esto es sólo una medida a corto plazo y difícil de mantener. La OMS pone en conocimiento que cuando la recesión se acompaña de inflación y devaluación de la moneda, el precio de los medicamentos, materias primas y equipos médicos importados aumenta. Si no hay posibilidad de contrarrestar este encarecimiento 'una opción es el empleo de genéricos', la consecuencia lógica es un aumento en el costo de la atención a los pacientes y, por ende, más dificultades para mantener un sistema sanitario de calidad.
En todo caso, la OMS avanza que la mejor manera de proteger los ingresos en salud es mediante una coordinación de políticas que propicie una protección social sanitaria. Es decir, emprender acciones que estabilicen los precios, reduzcan el coste de los alimentos y ayuden a las personas a seguir pagando los seguros de salud.
El ahogo de los países en desarrollo
Pero si hay una zona en la que la crisis pueda ocasión más daño será en los países que están en vías de desarrollo y que dependen de la ayuda de los donantes. 'La crisis sin duda tendrá un impacto sobre la salud en los países en desarrollo, con unos efectos inmediatos como el menor gasto privado en salud y presupuestos más restrictivos que limitarán los gastos de salud pública', explica Richard Newfarmer, representante especial de Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio. Pero si existe un condicionante para el bienestar de los países en desarrollo está en las donaciones. Como ejemplo, en estados como Etiopía y Ruanda la aportación de los donantes contribuye al 50 por ciento del gasto público y de la totalidad de la inversión destinada a la salud. Newfarmer aporta más datos, en los que se pone de manifiesto que 23 países tenían más del 30 por ciento del total del gasto sanitario financiado pro fuentes externas en el año 2006.
La OMS no oculta que la asistencia oficial para el desarrollo destinada a la salud tiene a disminuir en tiempos de crisis. No obstante, este caso cambia después de que dirigentes de países desarrollados y en desarrollo y las instituciones financieras hayan asumido el compromiso público y político en el ámbito de la salud y el desarrollo. Los países de la OCDE y la Unión Europea han hecho promesas de no recortar la ayuda.
En esa línea, el Banco Mundial destaca la necesidad de velar para que el gasto sanitario esté orientado a los pobres, pues 'la experiencia demuestra que los beneficios del gasto en salud, de otro modo, pueden ser absorbidos por los hogares más favorecidos'.
CCOO ha llegado a la conclusión de que las enfermedades laborales se incrementan en aquéllos que han conservado su puesto de trabajo tras un ERE
Pero, de todos modos, los estados no se quedan de brazos cruzados pensando que esta inversión de los donantes es suficiente para mantener las inversiones en salud en los países en vías de desarrollo. Al contrario, son conscientes de la importancia de fijar una financiación previsible y flexible. En ese sentido, se constituyó hace ya varios meses un ente llamado Grupo Especial de Alto Nivel sobre Formas Innovadoras de Financiación de los Sistemas de Salud, cuyo cometido prioritario es el de explorar nuevas fuentes de financiación de la salud en los países en desarrollo. Por último, abogan por una Alianza Sanitaria Internacional para promover la eficacia de la ayuda y los programas de acción en el sector sanitario.
La crisis, causa de mortalidad
La promesa de los donantes de mantener las inversiones no oculta que la crisis pone en riesgo a estos países y, en especial, a madres y bebés, que son poblaciones vulnerables. 'Las mujeres y los niños pequeños están entre los primeros en verse afectados por el deterioro de las circunstancias financieras y la disponibilidad de alimentos', remarca Chan. Pero estos serán los primeros en sufrir las consecuencias de una crisis que, por lo general y según los casos estudiados, puede contribuir a un aumento de la mortalidad. La experta González López-Valcárcel señala como el ejemplo más claro Rusia, donde 'la mortalidad estandarizada por edad aumentó un 30 por ciento de 1990 a 1994, especialmente la de varones en edad laboral', que sufrían casos de alcoholismo o malnutrición, entre otras patologías. Tales fueron las consecuencias de la caída del comunismo que la esperanza de vida de los hombres en Rusia cayó de 64 a 58 años en este corto espacio de tiempo.
En cualquier caso, López-Valcarcel coincide con la OMS en que todavía es pronto para diagnosticar un posible incremento de la mortabilidad como consecuencia de la crisis firnanciera. De hecho, aclaró que los datos sobre los cambios de mortalidad en tiempos de crisis son escasos y, a veces, contradictorios. Mientras que hay casos como Perú o Tailandia, que han sufrido más muertes en tiempos de mala coyuntura económica, e los Estados Unidos o en Europa se observan hechos sorprendentes, como que se reduzca la tasa de mortalidad. La razón en la que se escudan los organismos internacionales es que esto venga derivado de otras causas, como el menor consumo de tabaco y alcohol ante la falta de dinero para su adquisición, el menor uso del coche al no tener que trasladarse al lugar de trabajo o el mayor tiempo disponible para el cuidado de los niños.
El Observatorio de Salud Mental es una herramienta que surgía en un momento económico en el que es importante extremar
la vigilancia sobre estas enfermedades
Una oportunidad para la cobertura universal
La crisis económica nunca acarrea noticias positivas para nadie, pero sí que hace que se plantee una reforma de las políticas de salud mundiales. La OMS indica que la necesidad de una mayor eficiencia del gasto sanitario puede facilitar la introducción de formas de trabajar nuevas. Un gran ejemplo de esta tendencia es EEUU, que ve en esta coyuntura económica 'una oportunidad' para cambiar su sistema de salud. El actual presidente de EEUU, Barack Obama, planteó desde su llegada a la Casa Blanca una reforma con la que quiere implantar la cobertura sanitaria universal.
'La Atención Primaria de salud y su objetivo de avanzar hacia la cobertura universal siguen siendo elementos apremiantes en las políticas sanitarias en tiempos de crisis', señalan los dirigentes de la Organización Mundial de la Salud, que consideran que estas etapas, más que ser un escollo para avanzar, supone un estímulo para iniciar la reforma, que debe partir de una serie de premisas como la equidad, la solidaridad o el género, así como la posibilidad de disponer de los recursos suficientes para su puesta en marcha.
Ante la situación mundial, la propia directora de la OMS, la Dra. Chan, ha advertido de la posibilidad de que los Estados se vean obligados a disminuir las inversiones en salud
En esta visión se encuentra España. El hasta hace pocos días ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, insistió en que la crisis era una oportunidad y destacó el papel relevante que está jugando el Sistema Nacional de Salud (SNS) en estos meses con acciones como, por ejemplo, la creación de 40.000 puestos de trabajo generados en el sector de la salud, al contrario que otros sectores productivos, en el que se ha destruido empleo. Por ello, insistió en que el SNS genera riqueza en ámbitos como la industria farmacéutica, el biotecnológico y el de las tecnologías médicas, entre otras materias.
Tanto los efectos y consecuencias de la crisis están dibujados sobre el papel, así como las salidas que tienen los sistemas de salud para salir airosos de una situación inédita para el mundo. Pero la verdad es que la incertidumbre de la crisis hace que toda política llevada a cabo esté cogida con alfileres. Por eso, además de los retos que se ha marcado tanto la OMS como otros organismo internacionales, al final todo pasa por que los países realicen evaluaciones rápidas e tengan un intercambio de experiencias y mecanismos de trabajo eficaces para que la Sanidad mundial salga indemne.