Cepillarse los dientes no es
suficiente para mantener
la boca sana. Pero tampoco
los cuidados necesarios son
muchos ni complicados: disponer
de un buen cepillo de
dientes y una técnica de cepillado
adecuada, utilizar un
dentífrico y un colutorio adaptado
a las necesidades de cada
uno (para lo que ha de consultarse
siempre al dentista o al
farmacéutico), usar hilo dental
una vez al día y acudir a una
revisión una vez al año o cada
seis meses, según recomiende
el dentista.
De la misma forma que
nadie discute la necesidad de
lavarse las manos antes de cada
comida para evitar contraer
enfermedades, es necesario
acostumbrase a limpiarse los
dientes cuando se ha terminado
de comer. Hay que tener
presente que tanto la caries
como la enfermedad periodontal
(piorrea) tienen su origen
en la placa bacteriana que
se acumula en las superficies
dentales y gingivales como
consecuencia de los alimentos
que se ingieren.
Una buena higiene dental
consiste básicamente en un
buen cepillado durante un
mínimo de tres minutos tres
veces al día, complementado
con algún compuesto específico
que se presenta en forma
de pastas, geles, sprays o colutorios
dentales. Entre dichos
productos químicos podemos
encontrar antisépticos
bactericidas como la clorhexidina,
el flúor, que ejerce
una acción protectora, los específicos
contra la hipersensibilidad
o el mal aliento y
aquellos, como el ácido hialurónico,
que protegen y favorecen
la reparación de la
mucosa oral.
Dentífricos
Los dentífricos son una mezcla
homogénea de diferentes sustancias
que facilitan la limpieza
dental y que complementan la
acción mecánica del cepillo. A
un dentífrico se le exige, entre
otras cualidades, poder de limpieza,
bajo poder abrasivo, capacidad
para proteger las encías
y tener buen sabor,
además de dejar una sensación
de limpieza y frescor.
Sin embargo, los expertos
señalan que es frecuente el
error de los consumidores de
adquirir un único dentífrico
para toda la familia, cuando lo
conveniente es atender las
edades y las tendencias patológicas
bucales de sus integrantes.
Lo mismo es aplicable
en el caso de los colutorios.
En la actualidad los avances
tecnológicos permiten incluir
en ellos determinadas
sustancias -como clorhexidina
y flúor, entre otras- con distintos
efectos terapéuticos sobre
las piezas dentarias y las encías.
De ahí que con un cepillado
adecuado es posible desprender
la placa bacteriana de
la superficie dentaria, pero si
está calcificada se debe recurrir
al dentista para su eliminación.
Colutorios
Un colutorio es una solución
líquida acuosa o hidroalcohólica
con los mismos principios
activos que las pastas dentífricas,
pero en concentraciones
más bajas. Pueden contener
flúor si el colutorio está destinado
a la prevención de la caries,
o agentes antisépticos o
cicatrizantes si se destinan a la
prevención de la gingivitis.
Cabe aquí hacer el inciso de
que el factor que más ha contribuido
a reducir las caries ha
sido la incorporación de flúor
en el agua potable y en las
pastas dentales.
En cualquier caso, los colutorios
dentales han de entenderse
como un excelente
complemento del cepillado en
la higiene dental, pero no como
un sustituto. No obstante,
su uso es recomendable para
cualquier persona e imprescindible
en postoperatorios dentales,
en casos específicos como
el de portadores de
dentaduras postizas, o en casos
extremos en que es difícil
la utilización del cepillo.
En líneas generales, los colutorios
se presentan de distintas
formas y concentraciones
de ingredientes activos. Así,
para niños de hasta 12 años,
por ejemplo, los expertos recomiendan
un colutorio sin alcohol
y con una baja concentración
de flúor.
Para favorecer el proceso
de reparación de las lesiones de
la mucosa y de las encías, así
como otras lesiones de la zona
oro-faríngea, se recomiendan
los colutorios que contienen
ácido hialurónico de bajo peso
molecular. Este novedoso compuesto
está indicado tras intervenciones
odonto-estomatológicas
(curetajes, eliminación del
sarro, implantes, extracciones
dentales), en lesiones o úlceras
por roce (ortodoncias, prótesis
fijas y móviles), en trastornos
de origen infeccioso como úlceras
y aftas y en la reparación
del tejido mucoso en el tratamiento
de gingivitis y periodontitis.
También son muy recomendables
en caso de
quemaduras o traumatismos
en la zona oro-faríngea, en la
recuperación de perforaciones
estéticas (piercings) y como
preventivo para preservar la integridad
de la mucosa oral.
El farmacéutico puede recomendar
cuál es el colutorio
más adecuado a cada
persona según sus circunstancias.
Consulte en su oficina
de farmacia.
FUENTE: Colegio de Farmacéuticos
de la Provincia de Barcelona.