Las diferencias sanitarias en el mundo cada vez son más acusadas. La cada vez más eterna dicotomía entre países pobres y ricos tiene sus máximos exponentes en el último informe sobre la salud en el mundo que acaba de presentar la Organización Mundial de la Salud (OMS). El trabajo de la agencia de Naciones Unidas da cuenta de cómo y de qué muere la gente en los cinco continentes, o de cúal es la esperanza de vida, según recoge el diario ABC.
En el fondo subyace la simplicidad del contraste. Porque mientras una niña nacida en Japón podrá llegar a vivir 85 años, otra llegada al mundo el mismo día pero en Sierra Leona sólo podrá alcanzar 36 años. O esa misma japonesa tendrá más posibilidades de morir por una enfermedad no transmisible (cáncer, vías respiratorias, traumatismos...) que por una transmisible (VIH, tuberculosis...). Mientras, la distancia separa cada vez más a países subdesarrollados de los desarrollados se consolida y las diferencias llegan a aumentar tanto que un niño nacido en un país pobre de África tendrá diez veces más probabilidad de morir que uno pobre nacido en el continente americano. O que cada hora mueren 500 niños menores de cinco años por falta de recursos para una asistencia sanitaria de calidad.
Los números llegan alto cuando se evalúan los motivos de fallecimiento de los 45 millones de personas que perdieron la vida el pasado año. Tanto como que casi dos terceras partes de la población mundial murió en 2002 por causa de enfermedades no transmisibles, agudizadas en el caso de los países ricos por el consumo de tabaco, alcohol o las malas dietas alimenticias. O que casi un tercio lo hizo por patologías transmisibles, pero principalmente en los países pobres.
Las diferencias geográficas
Las diferencias entre áreas geográficas siguen vigentes. En África sólo un adulto de cada tres muere por una enfermedad no transmisible, mientras que 9 de cada 10 fallecimientos tienen esta causa en los países desarrollados. Las distancias entre unas zonas y otras son tantas que el director de la OMS, Lee Jong-wook, comienza la presentación del informe con la siguiente frase: «La actual situación sanitaria mundial plantea cuestiones apremiantes en relación con la justicia».
Las enfermedades no transmisibles fueron el origen del 58,6 por ciento (33,4 millones) de las muertes registradas en todo el mundo debidas, principalmente, a tumores cancerígenos (12,5 por ciento o 7,1 millones). Las de origen cardiovascular provocaron el fallecimiento del 29,2 por ciento (16,6 millones), mientras que las afecciones a las vías respiratorias fueron responsables del 6,5 por ciento.
Las enfermedades transmisibles, causa principal de muerte en los países en vías de desarrollo, constituyeron el origen de la muerte del 32,3 por ciento (18,4 millones) de los óbitos registrados durante 2002. Las enfermedades infecciosas y parasitarias supusieron el 19,5 por ciento de las muertes, mientras que el VIH fue responsable del 4,9 por ciento (2,8 millones de personas) o las infecciones respiratorias el 6,7 por ciento (3,8 millones).
El documento de la OMS lanza una alerta en los países ricos: el impacto de las enfermedades cardiovasculares provocadas, en parte, por el consumo de tabaco y alcohol, la escasa actividad física y una dieta con excesivas grasas y pocas frutas y verduras. En este sentido, la OMS resalta que «cinco de las diez principales amenazas mundiales guardan relación con enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial, el tabaquismo, el consumo de alcohol, la hipercolesterolemia, la obesidad o el sobrepeso», consideradas como los mayores factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares.
Otra de las denuncias de la OMS reside en que la escasez de personal sanitario lastra los sistemas públicos y daña la lucha, principalmente, contra enfermedades infecciosas como el Sida. La falta de personal ha trastocado programas contra el VIH en países del África subsahariana hasta el punto de que iniciativas para administrar retrovirales no se han podido ejecutar por falta de personal para hacerlo.