La práctica de la Medicina moderna tiene su origen, como ya es sabido, en la antigua Grecia, gracias al impulso que supusieron los conocimientos y la manera de entender esta disciplina algunos sabios de la época, pese a no olvidar que la ciencia médica es tan antigua como la humanidad. También común a todos los pueblos, y de aparición temprana en la humanidad, son las creencias religiosas. Ambos conceptos nacieron con la voluntad de dar respuesta a situaciones concretas que inquietan al hombre. La primera, la Medicina, nace con la voluntad de sanar el cuerpo. La segunda, la religión, se ocupa de los asuntos del alma.
'Desde que hay cuerpos hay enfermedades y desde que hay patologías existe el esfuerzo humano por librarse de ellas'. Así explica el doctor Rogelio Altisent, actual presidente de la Comisión Deontológica de la OMC, la antigüedad de la Medicina. 'De manera paralela 'continúa' el hecho religioso ha estado presente en todas las civilizaciones como un fenómeno universal'. Hace algunos miles de años religión y Medicina no hablaban idiomas distintos, sino que se complementaban para conseguir un objetivo final: curar a la persona. En opinión del doctor Altisent, tanto una como la otra 'proponen salvar al hombre, pero lo hacen desde perspectivas diferentes'.
La objeción de conciencia no supone la desatención médica, sino que el facultativo, tras comunicárselo al paciente, le informa de las opciones que éste tiene para resolver su problema
No en vano, en esas primeras sociedades el chamán, el brujo o hechicero era un personaje importante y muy influyente con respecto al grupo. Éste aunaba conocimientos básicos de curación con tintes mágicos y supersticiones. Si el cuerpo enfermaba, se le suponía al individuo un alma maltrecha. Medicina y religión caminaron, en este sentido, de la mano durante un determinado periodo de tiempo.
No obstante, este matrimonio tardó poco en romperse, el tiempo que tardó la Medicina en adquirir rango de Ciencia. Fueron también los sabios griegos quienes en mayor medida contribuyeron a que este hecho se convirtiera en realidad y en sus oraciones se encuentra ya una auténtica declaración de intenciones. Y es que, si bien tanto el Juramento Hipocrático como la Oración de Maimónides van dirigidos a Dios o a los dioses, no es menos cierto que esas líneas se convierten en un compromiso real por actuar en base a una ética y a una recta moral, que no manche las mejores intenciones del médico en beneficio de la salud del paciente.
En una sociedad como en la que vivimos actualmente, el razonamiento y la evidencia es la seña de identidad de toda ciencia, también de la Medicina. Quedan muy lejos los tiempos en los que alma y cuerpo debían sanarse al mismo tiempo. La idea predominante, hoy en día, es la defensa de los derechos humanos, la no discriminación en la asistencia médica y la regulación del acto médico, ya no tanto según criterios religiosos, sino más bien por criterios de ética y deontología. ¿Qué papel deben jugar, entonces, las creencias religiosas de un individuo en el acto médico?
Derechos, libertades
y objeción de conciencia
La Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la 183ª Asamblea General de Naciones Unidas en el año 1948 establece, en su artículo 18 que: 'Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión'. Por otra parte, el artículo 2 de este mismo documento subraya que: 'Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamadas en esta Declaración, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición'.
En España, existe un potente movimiento que lucha con el fin de que se consolide la enseñanza de la ética en las Facultades de Medicina de todo el país
El derecho a la libertad de religión se contempla, desde ese momento, como uno de los derechos fundamentales y universales de la persona, pero ¿qué ocurre cuando estas creencias pueden generar una situación de conflicto? Existe un concepto legislado a este tenor: la objeción de conciencia. A juicio del doctor Isacio Siguero, presidente de la Organización Médica Colegial, se entiende como tal 'el derecho individual de una persona a inhibirse de realizar cualquier acción que considere contraria a sus principios e ideas?. En el caso de los médicos, señala Siguero, 'esta inhibición no supone la no atención médica de las personas, sino que cuando existe objeción de conciencia el facultativo lo comunica al paciente y le indica las opciones que tiene para resolver su problema?.
El concepto de objeción de conciencia aparece en el ordenamiento jurídico constitucional español y se ha establecido como 'parte del derecho fundamental a la libertad religiosa e ideológica (reconocido en el artículo 16), así como se ha incluido entre los merecedores de un nivel superior de protección', apunta Rogelio Altisent, también coordinador del Grupo de Bioética de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
La objeción, según el Código de Deontología
Como no podía ser de otra manera, el Código de Ética y Deontología Médica de la OMC también reconoce el supuesto en qué un médico, por motivos ideológicos, se oponga a una determinada intervención. En este sentido, el código esgrime, en su artículo 9, que 'si el paciente exigiera del médico un procedimiento que éste, por razones científicas o éticas, juzga inadecuado o inaceptable, el facultativo, tras informarle debidamente, queda dispensado de actuar'. Asimismo, el artículo 26 del documento señala lo siguiente: 'El médico tiene el derecho a negarse por razones de conciencia a aconsejar alguno de los métodos de regulación y de asistencia a la reproducción, a practicar la esterilización o a interrumpir un embarazo. Informará sin demora de su abstención y ofrecerá, en su caso, el tratamiento oportuno al problema por el que se le consultó. Respetará siempre la libertad de las personas interesadas de buscar la opinión de otros médicos. Y debe considerar que el personal que con él colabora tiene sus propios derechos y deberes'.
Se apunta ya en este artículo alguno de los temas que han sido foco de un mayor desencuentro entre la asistencia médica y la religión predominante en nuestro
país, el cristianismo católico, cuya doctrina promueve el respeto a la vida por encima de todo y, por consiguiente, es contraria a aspectos como el uso de métodos anticonceptivos, la interrupción del embarazo, así como la interrupción voluntaria de la propia vida, por poner algunos ejemplos.
Ciencia, ley y religión ante
el derecho a la vida
La Iglesia Católica se ha pronunciado desde siempre en defensa de la vida humana, considerada ésta desde el momento de su concepción. 'Pero el debate, en sentido estricto, es científico: la clave está en definir cuándo empieza la vida de un ser humano', explica el doctor Altisent. Al respecto, este experto en bioética subraya la existencia de dos tesis: una que entiende, al igual que la Iglesia Católica, que el ser humano empieza en la concepción y otra que establece la aparición de la vida más adelante, cuando se observa el fenómeno de gemelación en el cigoto, aproximadamente dos semanas después de la concepción.
En un Estado democrático como el nuestro, donde las medidas anticonceptivas están en el orden del día de la mayor parte de ciudadanos, donde se ha legislado sobre en qué supuestos puede o no aplicarse un aborto o donde algunas Comunidades Autónomas han empezado a distribuir, en determinados casos, la polémica Píldora del Día Después (PDD), o donde se plantea la investigación con células madre embrionarias, no es extraño pensar que estas realidades pueden causar más de un conflicto moral a determinados miembros de la población. Y ahí es donde la objeción de conciencia juega su papel fundamental.
En opinión del doctor Màrius Morlans, presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), 'si la práctica del médico se ajusta a la legalidad y al Código de Deontología no tiene por qué existir conflicto moral, puesto que siempre está la posibilidad de ejercer el derecho a la objeción de conciencia'. Para el doctor Isacio Siguero, existe incluso otra posibilidad cuando el avance científico no es capaz de conjugar con la tradición religiosa: 'es una tarea difícil, pero en el acto médico corresponderá al paciente y al facultativo establecer la conjunción más adecuada entre ambos'. Por otro lado, y a juicio del doctor Altisent, quien también ejerce como profesor de Bioética en la Universidad de Zaragoza, 'cuando se dan situaciones conflictivas porque la Administración sanitaria se ha comprometido a dar una prestación que choca con las convicciones de un profesional, la opinión dominante ha sido que un Estado democrático se esfuerza por hacer compatibles los derechos confrontados'.
Si la práctica del médico se ajusta a la legalidad y al Código deontológico no tiene por qué haber conflicto moral, a juicio de expertos
El caso Provida, un ejemplo reciente
de choque entre ideologías
Precisamente, una defensa de la tesis católica del derecho a la vida fue el motivo por el que la Asociación Pro Respecto a la Vida Humana (Provida) recurrió, en el año 2005, el nuevo Código Deontológico aprobado ese año por los cuatro colegios de médicos catalanes.
En abril de 2005, y reunidos en el I Congreso de la Profesión Médica de Cataluña, los médicos catalanes aprobaron, por amplia mayoría, el nuevo Código Deontológico que debía regir el buen hacer de estos profesionales durante los próximos años. Un mes después, no obstante, en torno a un centenar de médicos decidieron interponer un recurso al texto ante el tribunal contencioso administrativo. El colectivo, liderado por la doctora Mª Dolors Voltas, presidenta de Provida, consideraba que los artículos 33 y 59 del nuevo código vulneraban la ley.
El artículo 33 señala que el médico 'en caso de tratar a un menor de edad y cuando considere que tiene suficiente madurez, deberá respetar la confidencialidad ante los padres y hacer prevalecer la voluntad del menor'. En cuanto al artículo 59, éste indica que el médico 'no practicará un aborto sin el consentimiento libre y explícito del paciente, en especial cuando sea menor, pero con capacidad para comprender aquello que se consiente'. Tal y como expuso en aquel entonces la doctora Voltas, ambos artículos 'vulneran la ley', puesto que, acogiéndose a esta parte del código ético, el facultativo 'puede llegar a asumir una responsabilidad penal y civil'. Según declaró la presidenta de Provida, 'en un caso de riesgo, como ante la posibilidad de que la menor decida abortar o que por problemas psiquiátricos intente suicidarse, el médico debe saltarse la confidencialidad del paciente y notificarlo a los padres'. Se da la circunstancia de que Voltas fue miembro de la Comisión de Deontología que elaboró el texto que más tarde recurrió.
Como consecuencia, y tal y como señala el doctor Màrius Morlans, actualmente 'existe una suspensión cautelar de ambos artículos, suspensión que se alargará hasta que no se resuelva el contencioso administrativo'. Y es que, aunque en un primer momento se pensó en recurrir la sentencia, finalmente los Colegios médicos catalanes decidieron asumir la suspensión cautelar de los artículos 33 y 59 del nuevo texto deontológico y presentarse a juicio como parte para presentar sus pruebas y motivos.
Los médicos católicos ante
la Medicina y la investigación científica actual
El pasado mes de mayo tuvo lugar en Barcelona la celebración del XXII Congreso de la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), un encuentro que reunió aproximadamente a 1.200 médicos procedentes de hasta 78 países.
El congreso debatió los principales puntos de desencuentro entre la Medicina y el dogma católico y puso de manifiesto las dificultades que existen actualmente para conjugar progreso y fe. Así, y durante la conferencia de clausura del encuentro, que estuvo a cargo del neurólogo Jordi Cervós, antiguo decano de la Universidad Libre de Berlín y ex rector de la Universidad Internacional de Cataluña, este experto destacó que 'no existen dos éticas, sino que es la misma ética la que tiene que regir la investigación y el comportamiento que corresponde a los valores inherentes a la persona humana'. El doctor Cervós llamó la atención en que 'los científicos no pueden exigir una ética distinta, por así llamarla, hecha a su medida y dependiente de las circunstancias'.
También se refirió este experto a la reproducción humana, denunciando que 'cuando se quiere justificar el aborto se niega que el embrión humano tenga una relación con la persona humana'. Se inventan, a su modo de ver, 'palabras como 'preembrión', que no tienen justificación científica pero permiten establecer cómodamente un espacio de tiempo en el que se pueden tomar medidas abortivas'.
Entre otros aspectos, el Congreso de la FIAMC concluyó con una condena 'a las presiones ejercidas por organizaciones internacionales que vinculan su ayuda a la aceptación de prácticas de salud reproductiva antiéticas, como el aborto, la contracepción y la esterilización'.
El reto de la inmigración
y nuevos conflictos morales
Pero no sólo la religión predominante en nuestro país genera actualmente dilemas morales en la asistencia médica, ya que el crecimiento sostenido de la inmigración que está teniendo lugar en los últimos años está desencadenando nuevos conflictos y maneras de llevar a cabo la asistencia.
Según datos de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, a 30 de junio de 2006 habían en España 2.804.303 extranjeros con tarjeta o autorización de residencia en vigor. Teniendo en cuenta la nacionalidad, y siguiendo con los mismos datos, los colectivos mayoritarios al finalizar junio de 2006 eran marroquís, ecuatorianos, colombianos, rumanos y británicos.
Aunque estos datos sólo corresponden a aquellos inmigrantes cuya documentación está en regla, permiten hacerse una idea de la llegada de personas procedentes de otros países donde la religión predominante no es el cristianismo católico. Es el caso de los marroquíes, donde la fe en el Islam es la más extendida en su país.
Esta nueva realidad también se ha hecho notar en las consultas médicas. 'Con el actual fenómeno migratorio necesitamos conocer otras tradiciones como, por ejemplo, las implicaciones del cumplimiento del Ramadán en el Islam, que lleva a algunas personas a pensar equivocadamente en dejar los tratamientos médicos para observar el ayuno, cuando, según el Islam, ni es totalmente obligatorio en el enfermo o, en todo caso, puede sustituirse por otra penitencia, lo cual resulta muy importante en el tratamiento de, pongamos por caso, un diabético', asegura el doctor Altisent.
Al hilo, este experto añade que 'existen otras materias también muy delicadas en la práctica médica'. Se refiere este experto a situaciones como 'la mutilación genital que se lleva a cabo en determinadas culturas y que plantea dilemas serios en la consulta sobre si se debe denunciar a los padres, o también el caso de los menores ante la negativa familiar a la transfusión de sangre'.
En opinión del presidente de la OMC, 'los problemas no vienen solamente por posiciones religiosas, sino por otros condicionantes como pueden ser la educación, la cultura, el nivel de asistencia del país de origen, etc'. Una opinión que comparte el doctor Morlans, quien afirma, además, que 'deben respetarse las creencias y costumbres de los inmigrantes siempre que no violen los derechos humanos y la legislación democrática del país de acogida'. Asimismo, este experto en deontología aboga por 'tener un especial cuidado en la protección de la infancia'.
La resolución de conflictos
Bien sea de la mano del progreso científico, de la legislación progresista de determinados gobiernos que choca frontalmente con tradiciones religiosas más conservadoras, de la aparición en escena de nuevas costumbres y creencias,... lo cierto es que el establecimiento de una ética profesional se erige cada vez más en una tarea ardua y complicada, más aún teniendo en cuenta que la ética, en este contexto, se ve empujada a una constante evolución y replanteamiento. La objeción de conciencia, mencionada anteriormente, parece convertirse en una de las herramientas más eficaces para salvaguardar la ética en un mundo cuya movilidad plantea, día tras día, nuevos dilemas morales.
Aun así, cuando en el ámbito de la asistencia médica se encuentran frente a frente dos posturas opuestas, ¿cómo se resuelve la situación? En primer lugar, existen los comités de ética asistencial presentes en gran parte de los centros sanitarios de nuestro país, a los que se puede acudir en busca de asesoramiento. En el Estado español, el facultativo puede dirigirse también a las Comisiones de Deontología de los Colegios de Médicos, comisiones permanentes que trabajan para dar soluciones a aquellas cuestiones éticas que se plantean con el ejercicio diario. En última instancia, y dependiendo de si una actuación en concreto ha vulnerado el ordenamiento jurídico, queda la vía judicial ordinaria, una vía que, como se ha visto anteriormente, ha seguido la asociación Provida en el caso del conflicto con el Código de Ética y Deontología de Cataluña.
De todos modos, y antes de llegar a esferas tan elevadas, los expertos consultados son en su mayoría partidarios de tomarse las cosas con respeto y precaución. 'El médico necesita manejar una cierta cultura religiosa para respetar la autonomía de los pacientes', explica el doctor Altisent, 'necesita aprender unas nociones de 'humanismo' que le ayuden en la práctica clínica a entender y respetar las convicciones de los pacientes, sean éstas de carácter religioso o de cualquier otro tipo'. También en este sentido, y en palabras del doctor Isacio Siguero, a medida que la investigación biomédica avance 'tendrán que establecerse consensos. Por eso, los científicos deberán ser muy cautos a la hora de publicar sus resultados y las religiones tendrán que analizar sus textos sagrados en busca de la mejor solución para sus fieles'.
Potenciar la educación en bioética
como opción de futuro
Con el fin de aprender esas 'nociones de humanismo' a las que hace referencia el doctor Altisent y de contar con un bagaje ético válido para afrontar posibles situaciones de conflicto moral, existe en España un movimiento importante que lucha para consolidar la enseñanza de ética en las Facultades de Medicina del país. Según el presidente de la Comisión de Deontología de la OMC, quien se muestra totalmente partidario de esta iniciativa, 'todas las cuestiones relacionadas con la ética deben estar presentes en la formación humanística del médico y de los profesionales de la salud'.
Los comités de ética asistencial, presentes en gran parte de los centros sanitarios, son un punto clave de asesoramiento ante dilemas éticos
A modo de ver de este experto, la bioética debe potenciarse como elemento fundamental de la formación del médico, coincidiendo los estudiantes con esta versión. Así, durante el pasado mes de febrero y en el marco del curso 'La enseñanza de la bioética en la Universidad y las Instituciones', organizado por este profesor de bioética de la Universidad de Zaragoza, los responsables del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) se alinearon con estos postulados, reclamando la enseñanza obligatoria (ahora es optativa) y longitudinal de la bioética. En el encuentro, los dirigentes de esta agrupación se comprometieron a debatir esta cuestión en sus jornadas estatales y a elaborar una proposición oficial con esta petición.