Para muchos, la cefalea no es más que un simple dolor de cabeza; para otros, los que la sufren, es un trastorno que afecta negativamente y de forma muy importante a su vida diaria. Y es que no es nada fácil levantarse cada mañana con el miedo de que el dolor le impida ser uno mismo y tener que aparcar todo: las tertulias con los amigos, la película que se lleva tiempo esperando e incluso el trabajo. Como es un trastorno intermitente que no siempre está presente, algunos pacientes no buscan ayuda o tardan demasiado en hacerlo.
Cada afectado experimenta la cefalea de una manera y tiene una historia diferente que contar. Los hay que ni siquiera son capaces de abrir los ojos por la mañana, el sonido del teléfono les golpea el cerebro y para cogerlo han de literalmente ‘arrastrarse’ a por él, mientras que a otros les ataca de improviso al final de la jornada, cuando se relajan, o durante la noche.
Diagnóstico
En la mayoría de los casos se trata de mujeres entre 15 y 45 años de edad, en pleno apogeo de su vida, lo que hace aún más delicado este problema. La causa de que afecte más a las mujeres reside en su particular funcionamiento hormonal.
Pero ya sea hombre o mujer no ha de conformarse con el dolor y saber que hay soluciones. Lo primero es acudir al médico de cabecera, que realizará las pruebas necesarias para confirmar el diagnóstico y averiguar la posible causa que provoca la cefalea. Cuando existan dudas, ante nuevos síntomas o si el paciente no responde bien al tratamiento, el propio médico le remitirá al neurólogo, el verdadero especialista en este problema.
Hay quien cree que el dolor de cabeza se debe a una lesión cerebral y lógicamente se paralizan ante tal posibilidad. No tenga miedo y acuda al médico con total tranquilidad. El porcentaje de casos que podemos llamar malignos, aquellos que enseguida describiremos como cefaleas secundarias, es mínimo: menos de un 10% y ni siquiera responden siempre a una lesión cerebral.
Tratamiento
Si hay una enfermedad ejemplo de las terribles consecuencias que puede traer consigo la automedicación esa es la cefalea. Algunas personas que sufren este problema no consultan al médico y van probando remedios caseros de amigos o familiares, se atiborran de medicamentos y al final lo único que consiguen es convertir una cefalea esporádica en crónica. La automedicación puede conducir a un dolor de cabeza que no cesa y que es muy difícil de tratar y que se conoce como ‘cefalea por exceso de medicamentos’. La relevancia de esta mala práctica es tal que se considera que es directamente responsable de ocho de cada diez casos de dolor de cabeza crónico.
Ante una cefalea continuada es el médico el que debe indicar qué fármaco tomar y en qué dosis, además de otras formas de tratamiento.
Con el objetivo de frenar el dolor de cabeza cuando aún es incipiente, existen analgésicos de acción rápida que actúan en tan sólo 20 minutos evitando que el dolor vaya a más.
Pero no siempre el remedio está en los fármacos. A menudo basta con evitar los factores desencadenantes y/o vivir, comer y dormir siempre a la misma hora, sin alterar el ritmo biológico. Hay quien logra controlar la cefalea haciendo, por ejemplo, ejercicios de relajación nada más levantarse o una hora diaria de ejercicio suave.
Tipos de cefaleas
Con la palabra cefalea nos referimos a todos los ‘dolores de cabeza’ pero está claro que no todos son iguales. Por ello se ha establecido una clasificación muy sencilla que agrupa a las cefaleas en primarias y secundarias. En las primarias se desconoce la causa del dolor pues no se puede demostrar, aunque exista, que haya una alteración estructural ni metabólica que lo justifique. En las secundarias, en cambio, tras un estudio médico exhaustivo se puede descubrir porqué se produce el dolor: tumores, hemorragias, infartos cerebrales o traumatismos, una infección, una inflamación no infecciosa, una alteración del metabolismo, entre otras causas.
No debemos asustarnos por la posibilidad de padecer una cefalea secundaria; su porcentaje es mínimo y lo más normal es que el dolor de cabeza que padece se ajuste a una cefalea primaria, entre las que destacan tres tipos: las cefaleas tensionales, las más comunes y las menos graves, las migrañas o jaquecas, las más incapacitantes, y las cefaleas en racimos, las menos habituales. En el cuadro de la página anterior se recogen las diferencias entre los dos tipos de cefalea más comunes: las migrañas y las cefaleas tensionales. De las cefaleas en racimo sólo decir que se caracterizan por un dolor intenso en la zona del ojo, lagrimeo y mucosidad o congestión nasal y que son más propias de los hombres.
La cefalea tensional
Es muy difícil entender que es una cefalea tensional si nunca se ha tenido, pero podría definirse como un dolor sordo y constante a ambos lados de la cabeza que normalmente se acompaña de tensión en los músculos del cuello. Lo normal es que no aparezca por sorpresa sino que un leve dolor anuncie su llegada para ir aumentando poco a poco en intensidad. Habitualmente, no se sabe por qué, suele comenzar en la mita del día.
La cefalea tensional es el dolor de cabeza más común y, aunque, por lo general es el menos grave, en algunos casos puede incluso llegar a doler más que una migraña. Aunque en lo primero que se piensa es en recurrir a un fármaco, la verdad es que no es lo ideal. Cuando la cefalea tensional es crónica, los analgésicos y los tranquilizantes pueden llegar a empeorar el dolor, por lo que cuando las crisis son tales que el consumo de medicamentos se torna excesivo lo mejor es recurrir lo más rápidamente posible a un tratamiento preventivo que evite este consumo abusivo.
Si sufre cefalea y quiere resolver alguna duda puede ponerse en contacto con: Asociación Española de Pacientes con Cefalea Tel.: 96 325 67 67 info@dolordecabeza.net
FUENTES: Asociación Española de Pacientes con Cefalea, Campaña de Sensibilización en Cefaleas, Campaña ‘CEFALIA: Abordaje del dolor de cabeza’ y Sociedad Española de Neurología.