E.P.-La Sociedad Catalana de Trasplantes (SCT) ha lanzado una campaña para aumentar las donaciones de riñón de personas vivas en España. La iniciativa, recién presentada, incluye la distribución de 3.000 guías que informan de los requisitos necesarios para realizar este tipo de donación, que en España sólo representa el 2,8 por ciento de los trasplantes renales.
Esta cifra es baja si se compara con otros países como Gran Bretaña, donde la donación de riñón de persona viva representa el 18 por ciento de los trasplantes, en Estados Unidos, donde el porcentaje alcanza el 39 por ciento de estas operaciones o en Japón, que prohíbe las donaciones de órganos procedentes de cadáver.
Asi, Salvador Gil-Vernet, nefrólogo del Hospital de Bellvitge de Barcelona y uno de los autores de la guía, ha asegurado que el trasplante renal de cadáver en España "ha tocado techo, por lo que la donación de riñón procedente de vivo está plenamente justificada".
En España las donaciones de riñón procedentes de cadáver alcanzan las 37 por millón de habitantes, una tasa que triplica la de Estados Unidos. "Probablemente, vamos a reducir muy poco las negativas familiares, que todavía representan más del 15 por ciento de casos", tal como asegura este experto.
Cerca de 4.000 pacientes en lista de espera
Actualmente, en España hay unas 4.000 personas que están a la espera de recibir un trasplante de riñón. "De expandirse las donaciones de riñón de personas vivas, esto tendría un buen impacto en las listas de espera, aunque éste es sólo un objetivo secundario", según este experto.
Para Gil-Vernet, el objetivo de las unidades hospitalarias que realizan este tipo de trasplantes renales, entre las que destacan los hospitales Bellvitge, Clínic y Germans Trias i Pujol de Barcelona, es que la donación procedente de personas vivas "pase del 2,8 actual al 20 por ciento".
Mientras, para otro de los autores de la guía, Federico Oppenheimer, miembro, a su vez, de la Unidad de Trasplante Renal del Clínic las ventajas del trasplante renal procedente de donantes vivos pasan por que "la supervivencia del órgano es más elevada y, además, es más barata que la diálisis", precisó.
Los especialistas calculan que un riñón procedente de cadáver puede llegar a tener una vida media de funcionamiento de 20 años, frente a los 40 años si se trata del mismo órgano procedente de una persona viva.
Sin embargo, el trasplante de riñón procedente de vivo no es nada fácil. Aunque la posibilidad de que el donante fallezca es muy baja , menos de dos muertos por cada 10.000 donaciones, pero "siempre está en la mente de todos que le ocurra algo al donante", puntualizó Oppenheimer.
En ocasiones, las reticencias proceden de la persona que debe someterse a un trasplante. "Tienen miedo de lo que le pueda pasar al propio donante", aunque "hay estudios que aseguran que a largo plazo la supervivencia de estas personas es mayor que el resto de población", según Gil-Vernet.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Catalana de Trasplantes, Carles Margarit, apuntó que el trasplante de donante vivo supone "una responsablidad enorme para el equipo médico que lo realiza, que debe pertenecer a un centro de excelencia".
No todos pueden ser donantes
No todas las personas pueden hacerse donantes. Se requiere tener un grupo sanguíneo compatible con el receptor, no sufrir infecciones víricas que impidan el trasplante, tener entre 21 y 70 años de edad, estar en buena forma física, con buena salud general y un buen funcionamiento del riñón.
El donante debe aceptar de forma voluntaria y sin presiones ofrecer un órgano. "En los últimos años han crecido las donaciones entre cónyuges con un buen éxito", aunque habitualmente se hace entre personas emparentadas genéticamente, explicó Oppenheimer.
La donación de órganos procedente de personas vivas es uno de los temas que se analizaron en el congreso de la Sociedad Catalana de Trasplante, que se inicia hoy en Barcelona con la participación de 700 expertos, la mayoría de España.
Otros temas previstos a debatir en el encuentro pasan por los resultados que se han conseguido en España con el trasplante de donantes que fallecen de un infarto de corazón. "Se les practica un masaje cardíaco para extraer el órgano en cuestión, lo que debe hacerse rápidamente" según Margarit.