El sueño es una parte fundamental para el correcto desarrollo del niño, pero el momento de irse a la cama es en muchas ocasiones una situación conflictiva. El niño no quiere separarse de sus padres, dilata el momento de acostarse y recurre a todo tipo de artimañas para no quedarse solo. Algo importante es quitar dramatismo a esta escena y convertir el momento de irse a dormir en algo agradable y cotidiano. Es fundamental respetar el tiempo marcado y no alargarlo. La rutina y una actitud firme son esenciales en la vida del pequeño y si se quebrantan los límites pensará que la hora de acostarse es algo que se puede postergar indefinidamente, una situación que lo único que conlleva es ansiedad, tensión y discusiones.

Rutina y saludCon la rutina los niños se sienten seguros, de modo que cuando esta seguridad se siente amenazada muestran su rechazo llorando, cambiando de conducta y negándose a dormir de noche. Se comportan de la misma manera cuando, tras un día excitante, se les dice que tienen que acostarse. Siestas demasiado largas y el miedo a la oscuridad o a los fantasmas imaginarios que se esconden en su habitación también pueden hacer que el proceso normal del sueño se rompa. En cualquier caso, será necesario acudir al pediatra si al niño le cuesta conciliar el sueño o mantenerlo a lo largo de la noche, o si se encuentra cansado y soñoliento durante el día. En la consulta podrá descartarse si existe algún problema de salud que pudiera estar detrás de esta falta de sueño. Sin causa médica aparente, se ha de intentar corregir los hábitos de sueño mal aprendidos y los problemas de conducta. En general, el sentido común y el apoyo del pediatra pueden resolver el problema. Si pasa el tiempo y el problema no revierte, se ha de pedir ayuda a un psicólogo o a un médico especializado. Dormir soloEs frecuente que los niños no puedan quedarse dormidos sin ayuda. Necesitan la presencia de sus padres para poder conciliar el sueño, que le tomen en brazos, lo acunen o se acuesten junto a él, y cuando se despiertan por la noche y no están a su lado son incapaces de volverse a dormir. Lloran y gritan desconsolados y los padres acuden veloces a consolarlos, los cogen nuevamente en brazos y los acunan. El niño se queda dormido, pero el problema no sólo no se ha solucionado sino que ahora es mayor. Si usted está pasando por esto, ha de tener mucha paciencia pues es posible que el llanto del niño no cese en muchos minutos, pero no deje que esta situación le enfade o le frustre. Es posible corregirlo, pero requiere que los padres sigan unas pautas concretas durante varias noches. En menos de una semana, si se siguen fielmente las instrucciones, las posibilidades de éxito son elevadas. Los dos o tres primeros días pueden ser muy duros y es posible que no duerman ni los padres ni el niño por lo que lo mejor es que el plan comience a desarrollarse el fin de semana. En este tiempo el niño ha de aprender a dormirse solo.Cómo actuarEn la cama o en la cuna coloque un muñeco o peluche que permanezca con él toda la noche y que pueda encontrar fácilmente cada vez que se despierte. Esté a su lado hasta que el pequeño se quede tumbado tranquilamente, aunque no esté dormido, y salga de la habitación. Si el niño comienza a llorar, no acuda inmediatamente; espere al menos dos minutos para ir a su lado y tranquilizarlo de nuevo. Háblele con suavidad y acaríciele la espalda para que sepa que está cerca y que le entiende pero no lo saque de la cuna. Cuando esté de nuevo tranquilo salga nuevamente de la habitación y, si vuelve a llorar, espere un poco más, entre dos y cinco minutos, antes de entrar y repetir el paso anterior. Esta es la actuación a seguir durante la primera noche; las sucesivas se irán alargando poco a poco los tiempos de espera, los cuales serán mayores cuanto más años tenga el niño. El plan sólo tendrá éxito si es persistente y no cede a la tentación de coger al niño. A partir de la tercera noche generalmente empieza a notarse la mejoría; los despertares nocturnos son más cortos y el llanto más débil y breve. Si el niño tiene más de tres años y no se puede dormir porque tiene miedo también puede ayudarlo fácilmente. Durante varias noches siéntese en una silla cerca de su cama hasta que se duerma. Cada noche y de forma gradual vaya alejando poco a poco la silla hasta que llegue un día en el que esté fuera de la habitación. El pequeño irá poco a poco, en un plazo de una a tres semanas, perdiendo el miedo. Si es mayor logrará dormirse sólo y sin temores antes si hay una recompensa, como un libro o un juguete que le guste mucho.RUTINA A SEGUIR1. El niño debe tomar una cena suave.
2. Nada de televisión ni de juegos antes de irse a la cama. La hora de acostarse ha de ser una experiencia positiva y relajante. Una buena opción es leerle un cuento.
3. Meta al niño en la cama.
4. Despídase de él y márchese de la habitación. Esta rutina ha de hacerse todas las noches a la misma hora.
5. Mantenga la habitación en silencio y con una temperatura agradable durante toda la noche.

FUENTES: Instituto de Investigaciones del Sueño, y Fundación Nacional del Sueño (EE.UU.).