El profesor Ricardo León Borquez es presidente de la Federación Mundial para la Educación Médica (
WFME). Comenzó a participar en esta institución en 2014 como representante regional del Continente Americano desde que fue presidente de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades de Medicina (PAFAMS). Es profesor de medicina y exdecano de Medicina y vicerrector de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Guadalajara (México). Asimismo, fue presidente de la Asociación Mexicana de Escuelas y Facultades de Medicina (AMFEM). Ha impartido conferencias sobre educación médica en países de América del Norte, Caribe, América Latina, Europa y Asia. El pasado mes de julio fue nombrado Maestro de la Cátedra de Educación Médica de la Fundación Lilly-UCM.
¿Cómo ha cambiado la educación médica desde que comenzó a ejercer?
Desde que estudié en la facultad, el avance ha sido increíble: basta ver solo el conocimiento y la cantidad de información que salen cada día en los
papers y documentos que se publican. Antes, se tardaba de cinco a siete años en traducir una edición inglesa al español. Ahora, lo hacen con una facilidad mucho mayor.
¿Qué papel cree que va a tener la inteligencia artificial?
Tenemos que empezar a desenmarañarlo y ver cómo vamos a trabajar con toda esta información en educación médica. Pero nos va a poder ayudar con los diferentes tratamientos, en el sentido de evitar problemas de duplicación de medicamentos y evitar efectos adversos.
¿Hay algo que no deba cambiar en educación médica?
El contacto del médico con el paciente. Eso no puede cambiar, es primordial. Y, en el momento que lo perdamos, cualquier robot podrá pasar consulta con los pacientes. Yo creo que cuando alguien se acerca a un médico, es porque quiere tener la certeza de sentir el calor que el médico debe proporcionar en esa interacción, con consejos y apoyo. En estas épocas tan modernas, debemos dar mucho más énfasis a todos los aspectos de la bioética, con independencia de los avances, que van a seguir de forma impresionante gracias a la tecnología.
¿Algún elemento educativo que destaque?
Ahora hay muchas maneras de que el alumno asimile las materias, antes era más complicado y precisaba mucho tiempo. Por ejemplo, ahora los videos facilitan los conocimientos y permiten comprender rápidamente cómo se comporta un músculo y antes tardábamos una hora de clase en explicarlo. Los avances seguirán, pero no olvidarse la calidad del médico -con todos los aspectos bioéticos que deben existir- y la calidez con la que debe tratar a sus pacientes.
¿En qué se parecen y en qué se distinguen los estudiantes de Medicina?
Cada cultura es distinta, con escuelas de medicina en contextos diferentes. En América Latina y Centroamérica tenemos ciertas similitudes, pero he visto que en otras partes del mundo, la forma de enseñanza y los recursos son muy diferentes, como en África o el sudeste asiático. El mundo es complejo, pero lo tenemos que aceptar tal y como es y no podemos tratar de forzar un criterio.
¿Cómo trabajan en la WFME?
Con estándares. Los que hemos hecho los hemos ido modificando basados en principios, para que sean estos los que sean adaptados o adoptados en cada país a las singularidades de cada concepto. Los que tratamos de regular la educación tenemos que entender lo mejor posible la realidad de cada región del mundo y analizar sus sistemas de salud, la diversidad de enfermedades, los recursos disponibles en los centros de salud…
¿Qué objetivos tiene como presidente?
El principal es asegurarme de que las facultades de medicina del mundo estén al máximo nivel posible para que eduquen adecuadamente a los médicos. El propósito primario es que la educación de los médicos del mundo sea la mejor posible para dar el mejor servicio y atención a las poblaciones de sus países, no para la fuga de cerebros.
Vamos hacia mejores tratamientos, con una medicina personalizada. ¿Cómo superar el reto de que lleguen a todos los pacientes?
A través de la mejora de la calidad de la educación médica en todo el mundo y de la enseñanza a los estudiantes de los últimos avances. Así es, por ejemplo, como la WFME puede contribuir a que la atención personalizada sea un concepto más extendido. Y más si podemos involucrar a la genómica. Lo ideal es que, a futuro, sea una situación estándar y todos los pacientes tengan acceso, especialmente los de edad avanzada.
¿Algún otro reto?
Creo que la figura del médico debe ser como la de un director de orquesta, que armoniza a los diferentes especialistas en torno al paciente para que trabajen de manera coordinada. Tenemos que insistir sobre esto en las facultades de Medicina y en las diferentes especialidades.
Acaban de reconocerle como Maestro de la Cátedra de Educación Médica de la Fundación Lilly-UCM. ¿Qué supone este reconocimiento?
Un gran honor, nunca pensé que iba a tenerlo. Es algo que queda muy dentro de mi corazón.
¿Cuáles son las actividades más destacadas que va a celebrar la WFME próximamente?
El año que viene, del 25 al 28 de mayo, vamos a celebrar una conferencia mundial de Educación Médica en Bangkok. Va a ser una oportunidad fantástica de revisar todos los aspectos relativos a este campo en el pregrado y en el posgrado y el desarrollo profesional continuo. Porque estamos trabajando en el reconocimiento, en 2026, de la educación médica de posgrado y del desarrollo profesional continuo. El objetivo es tener la mejor calidad posible de la educación desde que el estudiante entra en la facultad hasta que cuelga el estetoscopio y se retira. Y estamos invitando a pacientes a que acudan, tenemos que escucharlos también.