Atención a los regímenes
para adelgazar sin supervisión
por sanitarios cualificados.
Una dieta acelerada y
descontrolada para perder kilos
puede acarrear a la postre
consecuencias muy negativas
para la salud y, sin embargo,
no se le da la importancia que
realmente tiene.
Los expertos han constatado
que al final de un proceso
de adelgazamiento de este tipo,
la recuperación del peso
perdido experimenta un notable
aumento sobre el peso inicial
que puede alcanzar hasta
el 30 por ciento. Este fenómeno,
conocido popularmente
como “efecto rebote” o “efecto
yo-yo”, conlleva, entre otros
resultados, un cambio en la
composición corporal y un
consiguiente mayor acúmulo
de grasas. Pero lo peor de todo
es que este continuo “sube
y baja” de peso supone a la
postre la aparición de patologías
cardiovasculares.
Según la doctora Susana
Monereo, jefa de la sección de
Endocrinología y Nutrición del
Hospital Universitario de Getafe
(Madrid) y miembro de la
Sociedad Española para el Estudio
de la Obesidad (SEEDO),
“hoy sabemos que el fenómeno
de recuperación de peso se
acompaña de un mayor peso
final, mayor grasa a nivel abdominal
y mayor inestabilidad
emocional. Además, suelen
aparecer trastornos de conducta
alimentaria con tendencia
al picoteo y al atracón, y a
desarrollarse con frecuencia el
síndrome metabólico, que lleva
aparejado un incremento final
del riesgo cardiovascular
asociado a diabetes tipo 2 e
hipertensión”.
Irresponsabilidad
En palabras de esta especialista,
es “una irresponsabilidad”
someterse continuamente a
restricciones alimentarias intermitentes, como pueden ser las que se realizan para asistir a
un compromiso social y otras
similares, con el fin de querer
adelgazar de forma rápida y
con poco esfuerzo. “Para ello
se recurre a cualquier tipo de
dieta o producto milagro, sin
plantearse la pérdida de peso
como un cambio en el estilo
de vida que incluya cambios
serios y para toda la vida en la
forma de alimentarse y en la
actividad física diaria”. Las
consecuencias de este comportamiento
conducen al citado
fenómeno del yo-yo o del
peso cíclico.
El consejo de la doctora
Monereo es que “solamente se
debe perder el peso que uno
vaya a ser capaz de mantener
en función de los cambios que
sea capaz de realizar en su estilo
de vida”. Reconoce que
mantener de forma continuada
una restricción de ingesta
es muy difícil de conseguir,
pero existen otros factores que
pueden ayudar “como el ejercicio
físico, claramente eficaz,
ya que mantiene la masa muscular
activa y con ello el gasto
energético. Asimismo, los fármacos
antiobesidad pueden
ser necesarios en algunos casos,
siempre y cuando se utilicen
“bajo un escrupuloso control
médico”.