Investigadores de la Universidad de Missouri-Columbia (Estados Unidos) han descubierto que la práctica continuada de ejercicios de fuerza afecta a la producción de una hormona y una proteína ligada con la formación ósea en hombres y, por tanto, podría servir para prevenir la osteoporosis.
El trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Bones', es el primero es el primero en evidenciar como el ejercicio a largo plazo reduce los niveles de la esclerostina, una proteína que se produce en el hueso, y aumenta el de la hormona IGF-1, asociada con el crecimiento óseo.
'La gente sabe que el ejercicio es beneficioso para la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes, pero ahora vemos que también hay ejercicios específicos para proteger la salud ósea', ha señalado Pamela Hinton, autora de la investigación.
El trabajo incluyó a hombres de 25 a 60 años de edad con una baja masa ósea que fueron divididos en dos grupos para realizar ejercicios de resistencia, como hacer zancadas o sentadillas con peso libre, o para realizar diferentes tipos de salto con una o las dos piernas.
Después de 12 meses, Hinton y su equipo midieron los niveles en sangre de diferentes proteínas y hormonas de los huesos, observando en ambos grupos una reducción de la esclerostina que, cuando se expresa en niveles altos, tiene un impacto negativo en la formación ósea.
El otro cambio significativo que Hinton observó fue un aumento en la hormona IGF-1 pero, a diferencia de la esclerostina, ésta desencadena el crecimiento óseo, por lo que ambos tipos de entrenamiento se caracterizarían por sus efectos beneficiosos sobre el crecimiento de los huesos.
Para aumentar la masa ósea y prevenir la osteoporosis, Hinton recomienda hacer estos ejercicios específicos a diferencia de otros como la natación o el ciclismo, que no parecen ser útiles para fortalecer los huesos.