Los bulos en salud no solo provocan la desinformación del paciente, sino que generan una mayor desconfianza en el personal sanitario. Esta es la conclusión del II Estudio sobre Bulos en Salud, que expone que esta es la percepción del 65 por ciento de los 350 profesionales sanitarios encuestados. Un problema que lejos de solucionarse, va en aumento, ya que el 63 por ciento de los profesionales también percibe un aumento de estos bulos, frente al 57 por ciento que lo creía en 2018.

Otros datos destacables son que el 90 por ciento de los profesionales sanitarios piensa que los pacientes suelen buscar en internet sobre su patología o sus síntomas antes de acudir a la consulta y que la información que se puede encontrar en la Red no es fiable (76 por ciento).

Sergio Vañó, presidente de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), impulsora de #SaludsinBulos, resume que “el paciente está, a menudo, perdido entre tanta infoxicación que puede encontrar en internet y las redes y no sabe qué es fiable. Esa situación provoca que muchos pacientes se dejen llevar por la desinformación y desconfíen de lo que les cuenta el profesional sanitario, lo que puede ocasionar el abandono del tratamiento y tener graves consecuencias en su salud”.

Realidad basada en hechos

Más allá de la propia encuesta, también es reseñable que las consultas por tratamientos no contrastados han crecido, según 6 de cada 10 encuestados. Las pseudoterapias siguen siendo el principal motivo de bulos de salud, seguido de la alimentación (que ha experimentado un aumento), el cáncer, los efectos secundarios de los medicamentos y la supuesta toxicidad de compuestos (que también ha crecido). “Este año hemos tenido muchas alertas alimentarias que han ocasionado un aumento de los bulos, lo que se refleja también en consulta”, explica Carlos Mateos, coordinador de #SaludsinBulos y director de la agencia COM Salud.

En cuanto al origen de los bulos, Internet y las redes sociales son los principales canales de difusión de fake news, según los profesionales sanitarios, seguido del WhatsApp, que ha experimentado un incremento notable como medio de propagación de bulos.

Por último, otra perspectiva del problema es que 4 de cada 10 profesionales sanitarios reconoce no estar formado en habilidades de comunicación, materia que resulta clave para mejorar la formación del paciente y fomentar una mayor confianza en la relación médico paciente.