El infarto de miocardio sin elevación del segmento ST (IMSEST) es una de las principales causas de hospitalización y mortalidad cardiovascular. A pesar de los avances en el tratamiento, existe la necesidad de mejorar las herramientas de pronóstico para identificar a los pacientes con mayor riesgo de sufrir eventos cardíacos adversos mayores (MACE), como muerte cardíaca, reinfarto o reingreso por insuficiencia cardíaca. En este contexto, un nuevo estudio publicado en el
Journal of the American College of Cardiology evalúa el
índice de resistencia microcirculatoria (angio-IMR) como una herramienta clave para mejorar el pronóstico en estos pacientes.
La microcirculación coronaria: un componente clave en el pronóstico cardiovascular
El
índice de resistencia microcirculatoria (IMR) mide la resistencia al flujo sanguíneo en la microvasculatura coronaria, proporcionando información valiosa sobre la funcionalidad de los pequeños vasos que irrigan el corazón. En los pacientes con
IMSEST, la microcirculación puede verse gravemente afectada, lo que contribuye al deterioro cardíaco a largo plazo. Este estudio se centró en el valor pronóstico de la
angio-IMR post-ICP, es decir, la medición de la resistencia microcirculatoria tras la intervención coronaria percutánea (ICP), un procedimiento utilizado comúnmente para restaurar el flujo sanguíneo en arterias obstruidas.
Métodos del estudio: análisis de la angio-IMR en un amplio grupo de pacientes
El estudio incluyó a
2.212 pacientes con
IMSEST en tres centros diferentes, quienes se sometieron a una ICP. Tras el procedimiento, se midió la
angio-IMR del vaso culpable, es decir, la arteria responsable del infarto. A lo largo de un seguimiento de dos años, los investigadores monitorizaron la aparición de
eventos cardíacos adversos mayores (MACE), definidos como muerte cardíaca, reingreso por insuficiencia cardíaca, reinfarto o revascularización del vaso tratado.
Resultados: una angio-IMR elevada predice peor pronóstico
Los resultados revelaron que los pacientes con una
angio-IMR superior a 25 tenían un
32,52% de probabilidad de sufrir MACE, en comparación con solo
9,37% en aquellos con un índice menor o igual a 25 (P < 0,001). Además, una
angio-IMR post-ICP superior a 25 fue un
predictor independiente de MACE, con un
hazard ratio (HR) de
4,230 (IC 95%: 3,151-5,679; P < 0,001). Estos hallazgos sugieren que la
angio-IMR post-ICP es una herramienta poderosa para identificar a los pacientes con un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves tras un IMSEST.
Valor pronóstico incremental de la angio-IMR
El estudio también mostró que la adición de la
angio-IMR post-ICP a los factores de riesgo convencionales, como la fracción de eyección ventricular o la presencia de factores de riesgo como diabetes e hipertensión, mejoró significativamente la
capacidad de discriminación del riesgo de MACE. El
área bajo la curva (AUC) aumentó de 0,716 a 0,774 (P < 0,001) cuando se incorporó la
angio-IMR al modelo pronóstico, lo que sugiere una mejora significativa en la capacidad para identificar a los pacientes de alto riesgo.
Implicaciones clínicas: hacia una mejor estratificación del riesgo
La medición de la
angio-IMR post-ICP proporciona un enfoque innovador para la estratificación del riesgo en pacientes con
IMSEST. Incorporar esta herramienta a la evaluación clínica puede ayudar a los cardiólogos a identificar mejor a los pacientes que requieren un seguimiento más intensivo y un manejo agresivo de sus factores de riesgo. A largo plazo, el uso de la
angio-IMR podría reducir la mortalidad y morbilidad en este grupo de pacientes de alto riesgo.
Conclusiones: la angio-IMR como un nuevo estándar en la evaluación post-ICP
En resumen, este estudio destaca el valor pronóstico del
índice de resistencia microcirculatoria derivado de la angiografía (angio-IMR) en pacientes con
infarto de miocardio sin elevación del ST. La medición de la angio-IMR post-ICP mejora la capacidad de predecir
eventos cardíacos adversos mayores (MACE), proporcionando a los clínicos una herramienta adicional para mejorar la toma de decisiones terapéuticas.