Un estudio publicado en la

revista New England Journal

of Medicine concluye que

ver un partido de fútbol estresante

aumenta en más del doble

el riesgo de sufrir un evento

cardiovascular agudo. Así,

ante partidos de alta rivalidad

que pudieran llevar la emoción

del espectador a niveles

máximos, podría incrementarse

considerablemente el riesgo

de cardiopatía aguda, siendo

particularmente alto en hombres

con enfermedad coronaria

previa.

Ante esta situación los investigadores

recomiendan

adoptar una serie de medidas

preventivas que incluyen la

administración o el aumento

en la dosis de beta-bloqueantes,

antiinflamatorios, antiagregantes

plaquetarios como

el ácido acetilsalicílico a dosis

bajas, así como inhibidores

de los receptores mediadores

del estrés, siempre bajo prescripción

médica. También se

aconseja adoptar técnicas de

relajación.

La Copa del Mundo de

Fútbol que tuvo lugar en Alemania

en 2006 ofreció a los

autores del trabajo la oportunidad

para investigar la relación

entre el estrés emocional

y la incidencia de eventos cardiovasculares.

Para ello se

analizaron los pacientes que

en ese periodo contactaron

con servicios de urgencias,

fueron atendidos por un médico

y diagnosticados de alguno

de los siguientes problemas:

dolor torácico prolongado

debido a infarto de miocardio,

angina inestable, arritmia

cardiaca sintomática y

paro cardíaco que requirió reanimación

cardiopulmonar o el

uso de desfibrilador. La incidencia

de eventos cardíacos

de los residentes en la región

de Munich, excluyendo por

tanto a visitantes extranjeros o

de otras ciudades alemanas,

se comparó con los eventos

ocurridos en años anteriores

durante periodos control similares,

obteniendo finalmente

un total de 4.279 pacientes

asistidos.

Los días de los partidos en

los que jugaba la selección de

fútbol alemana, la incidencia

media de emergencias cardíacas

fue 2,66 veces mayor que

durante el período de control,

con un aumento mayor en los

hombres que en las mujeres.

Los picos de incidencia de

eventos cardiovasculares fueron

máximos durante las primeras

dos horas tras el inicio

de cada partido en que jugaba

la selección germana.

Así pues, parece demostrado

que ver un partido de

fútbol que provoque estrés

en el aficionado puede provocar

un infarto de miocardio

agudo o una arritmia cardiaca

sintomática. No es el resultado

final del partido el

mayor desencadenante de

eventos coronarios, sino la intensidad

del mismo y la agitación

experimentada por el

espectador.