Todo el mundo se siente mal en alguna ocasión y todos lloramos, pero no todos sufren depresión. El nuevo hallazgo protagonizado por un equipo multinacional sugiere que las tendencias depresivas dependen, en una parte importante, de un gen que tiene la capacidad de determinar cómo una persona reacciona ante acontecimientos estresantes de su vida, como por ejemplo la pérdida de empleo, de un ser querido o de su vivienda, informa el diario ABC.
Un equipo de genetistas y psicólogos del Kings College de Londres (Gran Bretaña) y de las Universidades de Wisconsin (Estados Unidos) y Otago (Nueva Zelanda) detallan hoy en "Science" que determinadas variaciones en una región del ácido desoxirribonucléico (ADN) cerca del gen vector de la serotonina (mensajero químico del cerebro) ayudan a determinar si los acontecimientos estresantes pueden crear un estado depresivo en algunas personas.
Factores génicos y ambientales
Teniendo en cuenta un número igual de estas situaciones difíciles en la vida, aquellas personas que tienen una versión del gen menos resistente a la depresión son dos veces y media más vulnerables a padecer esta disfunción que aquellas que tienen la versión más protectora del gen, conocido por las siglas "5-HTT". Este hallazgo corrobora la nueva teoría según la cual las enfermedades mentales y otras patologías complejas no tienen, generalmente, explicación únicamente por factores puramente genéticos o ambientales, ya que son el resultado de ambas cosas.
"Las situaciones estresantes tienden a manifestarse juntas. Son muchos los que reconocen que han perdido su trabajo, se han divorciado y no pueden pagar la hipoteca de su vivienda", dice la investigadora Terrie Moffitt, del Kings College de Londres, coordinadora de este estudio junto con Avshalom Caspi. Estos científicos subrayan que una serie de acontecimientos desgraciados como estos pueden provocar una depresión clínica en aquellas personas que son portadoras de la versión menos protectora del gen vector de la serotonina.
La depresión definida por estos genetistas es la que se diagnostica al menos dos semanas durante un año. Durante este tiempo se está deprimido y triste. Esta situación se traduce en un bajo rendimiento laboral, al tiempo que no se manifiesta ninguna sensación placentera. Además se tienen que producir una serie de cambios físicos y psicológicos, como alteraciones en el sueño, para que la depresión pueda ser diagnosticada.
Este equipo multinacional analizó un determinado número de situaciones estresantes en 847 jóvenes de ambos sexos, pero se centraron únicamente en las fechas en que cumplían 21 y 25 años. Los investigadores contabilizaron los momentos estresantes que vivieron en esas ocasiones y su vinculación con el gen vector de la serotonina. Este gen se presenta en dos versiones: una corta y otra larga.
Este trabajo revela que la versión corta confiere una vulnerabilidad al estrés, mientras que la larga asegura una protección contra esta disfunción. El papel exacto que juega este gen en la lucha contra la depresión sigue siendo una incógnita sin resolver.
En las conclusiones del estudio de los 847 voluntarios de la localidad neozelandesa de Dunedin, que correspondían a una clase socioeconómica determinada y con los mismos parámetros de salud, los científicos destacan que el 17 por ciento (147) tenían la versión corta del gen, la versión genética menos protectora, y el 32 por ciento (265) eran portadoras de la versión más protectora.
Copias protectoras
Entre estos dos extremos, el 51 por ciento (435) tenían una copia del gen sensible al estrés y una copia protectora. Entre los participantes del estudio que habían vivido numerosos acontecimientos estresantes y que tenían al menos una copia de la versión corta de este gen vector de la serotonina, el 33 por ciento sufrieron depresión.
En el grupo que también habían experimentado similares situaciones de estrés pero que tenían dos copias de la versión corta, sufrieron depresión el 43 por ciento. Por el contrario, entre aquellos que tenían dos copias de la versión larga, la más protectora, apenas un 17 por ciento padecieron depresiones. Los investigadores eligieron esa franja de tiempo ya que es clave en la aparición de la enfermedad depresiva entre los jóvenes.
Comportamiento antisocial
"No aseguramos que un gen sea el responsable de la enfermedad, sino que contribuye a influir en la resistencia de aquellas personas con efectos psicológicos negativos del inevitable estrés de la vida", subraya Terry Moffitt, que ha sido galardonada con el prestigioso premio de investigación de la Real Sociedad Wolfson. "Esperamos que otros grupos de investigadores lleguen a las mismas conclusiones que hemos llegado nosotros", añade.
En un artículo de Katrina Kelner, editora-adjunta de ciencias de la vida del órgano de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, se subraya que "ahora podemos entender los factores biológicos que hacen que determinadas personas superen fácilmente acontecimientos desgraciados en su vida".
Katrina Kelner recuerda también que el trabajo dirigido por esta prestigiosa investigadora británica se complementa con los resultados de otro estudio, publicado también en "Science" el pasado año por este equipo de científicos, en el que demostraban que ciertos niños que habían sufrido malos tratos desarrollaron un comportamiento antisocial, mientras que otros no lo hicieron.