Hasta el año pasado en México había 20.000 personas con esclerosis múltiple, según datos del Instituto de Geografía y Estadística, esta enfermedad produce un daño en las células cuando el sistema inmune del propio cuerpo ataca la mielina, una cubierta protectora de las neuronas.
Dicho padecimiento puede aparecer en hombre y mujeres, sin embargo, es más común en mujeres, comentó en entrevista la doctora Irene Treviño Frenk, neuróloga especialista en esclerosis múltiple del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
El promedio de edad se encuentra entre los 20 y 40 años de edad, es decir, que ataca a una población en edad productiva cuyos síntomas van desde pérdida de equilibrio, dificultad para mover brazos y piernas, problemas de coordinación, incontinencia, pérdida de la visión y mareos, lo que impide que el paciente pueda tener una vida común.
La neuróloga Treviño, también integrante de la Academia Mexicana de Neurología (AMN), aseguró que aunque los daños causados por la esclerosis múltiple son irreversibles, sin embargo existe la posibilidad de detener el curso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.
El verdadero obstáculo para los especialistas es el tiempo que tarda en ser diagnosticada, pues el daño pudo ser bastante, según la un estudio realizado por la Revista Mexicana de Neurociencias, que revela que todo adulto entre los 20 y 25 años comienza a tener una pérdida de volumen cerebral, sin embargo, en los pacientes con esclerosis múltiple esta pérdida es tres veces más rápida.
Una paciente con esta enfermedad sufrirá una reducción de vida del 13 por ciento, es decir, tendrá un promedio de 10 años menos de vida, por lo que un pronto diagnóstico puede alargar la vida del paciente mediante atención multidisciplinaria.
El tratamiento consiste en utilizar fármacos modificadores de la enfermedad que actúan evitado las recaías, detienen el daño que provoca discapacidad y evita que haya lesiones nuevas, esto para evita la acumulación de síntomas y daños en los nervios.
Es importante que el neurólogo maneje un monitoreo cercano para determinar si el uso de los modificadores es adecuado, el objetivo es tener 'cero' recaídas, sin embargo puede ser un proceso de hasta seis meses para que el cambio en la calidad de vida del paciente sea notable.